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Madrid

La periferia echa humo

Asociaciones de vecinos de Usera y Villaverde se quejan al Ayuntamiento de que su protocolo anticontaminación les discrimina. Las medidas de Carmena sólo actúan en el centro y olvidan los distritos de fuera de la M-30, aunque la polución se traslade a su zona, como en el último episodio

Estas navidades, las medidas de restricción de Carmena trasladaron la contaminación a la periferia de la M-30 larazon

Asociaciones de vecinos de Usera y Villaverde se quejan al Ayuntamiento de que su protocolo anticontaminación les discrimina. Las medidas de Carmena sólo actúan en el centro y olvidan los distritos de fuera de la M-30, aunque la polución se traslade a su zona, como en el último episodio

El cambio del protocolo anticontaminación, rebajando las condiciones para activar los distintos escenarios de restricciones, es una de las medidas más polémicas aprobadas por Ahora Madrid desde que llegó al Ayuntamiento en la primavera de 2015. Año y medio después de la aprobación del protocolo, durante las fechas navideñas, Manuela Carmena activó por primera vez, tres de los cuatro escenarios previstos en su plan.

El pistoletazo de salida de las prohibiciones se produjo el día 27 de diciembre, cuando se activó el escenario 1, que limita la velocidad a 70 km/h en la M-30 y en sus accesos. El día anterior siete estaciones habían superado ampliamente los 200 microgramos por metro cúbico de dióxido de nitrógeno, niveles que según la Organización Mundial de la Salud provocan «el aumento de la mortalidad y morbilidad (personas que enferman) diaria y a largo plazo».

A pesar de las medidas adoptadas, la noche del día 27 fueron once las estaciones que superaron de nuevo los 200 mg/m3. En un «in crescendo» de contaminación y de cortapisas, durante las siguientes fechas las restricciones se fueron endureciendo. Así, el día 28 se activó el escenario 2, prohibiendo a los no residentes aparcar en el perímetro interior de la M-30 y se anunció la imposibilidad de circular a las matrículas pares para el día siguiente. Ese día, sólo dos estaciones, la de Villaverde y Fernández Ladreda (Usera) registraron niveles superiores a los recomendados. Y es que, como explica el meteorólogo Daniel Santos, «si prohíbes la circulación dentro de la M-30 lo normal es que aumente la movilidad de vehículos privados por otras carreteras».

El 29 de diciembre fue el punto álgido de las restricciones. Se activó el escenario 3 que prohíbe transitar a los vehículos pares en la almendra central de Madrid, aparcar a los no residentes y limita la velocidad máxima a 70 kilómetros por hora en la M-30. Carmena blindó el centro a la mitad de los coches por primera vez. Estas restricciones, aparte de provocar enormes perjuicios a la mitad de la población y generar más de un millar de multas, hicieron que la contaminación se redujera en el centro pero se trasladara a la periferia. Así lo contó LA RAZÓN: la contaminación bajó en el interior de la M-30, pero en Villaverde, Vallecas, Usera y Sanchinarro se volvieron a superar los 200 mg/m3.

Lo que sucedió en diciembre no es un hecho aislado. La estación de Villaverde registró los valores más altos dióxido de nitrógeno de la ciudad de Madrid durante los primeros nueve días de enero (promedio de 87 mg/m3) seguida de cerca por Fernández Ladreda (76 mg/m3) doblando los niveles recomendados por la OMS. Según un informe de Ecologistas en Acción, el pasado año nueve estaciones de medición de la ciudad de Madrid superaron el límite anual de NO2 marcado por la legislación europea, que establece 40 microgramos por metro cúbico de media anual. Entre ellas estaban las de Usera y Villaverde, zonas que quedan fuera (como toda la periferia de la M-30) de las medidas antocontaminación del protocolo de Carmena.

Desprotegidos

Ante esta desprotección, los habitantes de la periferia se sienten «discriminados». Por eso han pedido, a través de la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid (FRAVM), que el consistorio extienda las medidas previstas contra la contaminación a los distritos fuera de la almendra central, que «sufren a diario niveles elevados de contaminación atmosférica», afirman en un comunicado.

Javier Cuenca, miembro de la Coordinadora de Asociaciones Vecinales de Villaverde, explica que «los vecinos de la periferia nos vemos tan perjudicados por la contaminación como los que viven en el centro» y denuncia que en su barrio «no se toman las mismas medidas», algo que considera bastante preocupante, porque son «uno de los distritos con mayor porcentaje de población mayor de 65 años», el sector de población más vulnerable a los efectos de la contaminación. Javier denuncia que «últimamente muchos mayores acuden al ambulatorio del barrio con problemas respiratorios». Además, explica que la estación medidora está situada al lado de un parque y en una zona en la que no hay mucho tráfico, por lo que «cuando se sobrepasan los índices es que la situación es realmente alarmante». El meteorólogo Daniel Santos tiene la misma opinión que Cuenca: «Si los niveles de contaminación son altos también en la periferia, habrá que tomar las mismas medidas que dentro de la M-30».

Detrás de las reivindicaciones vecinales subyace otro problema, Javier Cuenca subraya que el objetivo es que el Ayuntamiento «se preocupe por nosotros y nos tenga en consideración. Queremos estar al mismo nivel que los vecinos del centro. Igual que ellos, pagamos nuestros impuestos». Considera que «falta voluntad política» y que «la salud debe estar por encima de la política». Cuenca también recalca que les importa «tener calidad de vida para nuestras familias».

Los vecinos de Usera y Villaverde entienden que además de restringir la circulación hay que tomar otras medidas como «reducir el precio del transporte o ampliar BiciMAD a la periferia». Santos también cree que es necesario tomar otras medidas: «El Ayuntamiento espera a que cambie la situación meteorológica, pero esto es un parche. La clave es reducir las emisiones», para conseguirlo recomienda «sustituir las calefacciones clásicas por calderas sin gasoil, fomentar el uso de energías más limpias y potenciar el uso del coche eléctrico».

Santos explica que «cuando disminuye la circulación es lógico que la contaminación también se reduzca. Esto, es lo que hace el Ayuntamiento: esperar a los sábados y domingos y cruzar los dedos para no tener que activar el protocolo anti-contaminación», el problema viene «cuando la situación atmosférica es estable, sin vientos ni precipitaciones.

Un problema a tratar con otros municipios

Pese a que desde el consistorio madrileño han defendido que las actuaciones sobre la almendra central son fundamentales y también contribuyen a que haya menos contaminación en el resto de la ciudad, no hay ninguna medida específica para restringir el tráfico en los distritos del exterior de la periferia, donde se trasladaron los niveles más altos de dióxido de nitrógeno por metro cúbico en el último episodio de alta polución, la última semana de diciembre. Cuestionada al respecto, la delegada de Medio Ambiente y Movilidad, Inés Sabanés, achacó en principio el aumento de los niveles de gases nocivos en otros municipios como Getafe, al hecho de que también hubiese contaminación en los distritos de la periferia madrileña, pese a que al día siguiente saltasen estaciones en todas direcciones fuera del cinturón de la M-30.

Al respecto, Sabanés indicó que las medidas a tomar para poder actuar fuera de la almendra central tendrán que ir en consonancia con el protocolo marco de Calidad del Aire que está elaborando la Comunidad de Madrid para que se adhieran todos los municipios de más de 100.000 habitantes –que deben tener un protocolo propio–, y al que se suman medidas conjuntas de gestión de tráfico, como la reducción de la velocidad en las carreteras de acceso a la capital, que deberán tratar con el Gobierno regional.