Ciudad Lineal
Intentan sin éxito raptar a otra niña en Madrid
Un hombre intentó raptar a una niña de 7 años en Coslada, persuadiéndola para que se introdujera en el coche que conducía.
El pánico a raíz del pederasta de Ciudad Lineal se ha instalado en la mente de casi todos los padres con niños pequeños y la «psicosis» generalizada por si el individuo vuelve a actuar de nuevo está siendo preocupante. Un incidente aislado, extraño, pero sin más recorrido en términos de investigación policial que el de ayer, se tornó en una comparecencia en comisaría del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) y las alarmas volvieron a saltar.
Ocurrió a eso de las 17:00 horas a la altura del número 5 de la avenida de la Cañada de Coslada, una calle cuyos números impares pertenece a este municipio y los pares a San Fernando. Se trata de una zona de comercios y hostelería sin ningún área recreativa infantil. Al parecer, una niña de siete años se encontraba por la zona con su madre y, en un momento dado en que la progenitora estaba charlando, fue abordada por un individuo, que le espetó: «Oye, niña, ¿me ayudas a cargar unas cajas?».
La pequeña no le hizo caso y se fue del lugar. Al volver al lado de su madre le contó lo sucedido, aunque en ningún momento se encontraba nerviosa ni llorando, según fuentes policiales. Sí se alarmó, lógicamente, su progenitora, que llamó enseguida al teléfono de emergencias.
Testigos presenciales de los hechos aseguran que se trataba de un vehículo oscuro aparcado en doble fila que se fue tras el episodio. Estos testigos explicaron que se trataba de un varón rubio, de piel blanca, corpulento y que vestía una camiseta negra.
Sin embargo, la pequeña aseguró que no la invitó a montar en el coche, según fuentes policiales. El hecho de que le hiciera esa pregunta tan extraña y que los testigos hablaran de un varón rubio y en un coche con el caso tan reciente de la última víctima hicieron pensar que podría tratarse del mismo individuo, pero fuentes policiales aseguran que se trabaja con la hipótesis casi segura de que se trata de un caso extraño pero sin mayor trascendencia.
Los agentes de la Policía Local de Coslada acudieron a la zona y tomaron las declaraciones pertinentes sobre lo ocurrido a la madre, a la menor y a los testigos presenciales así como a locales comerciales que pudieran haber visto algo de la escena o del vehículo.
Por precaución, dada la alarma generalizada que existe en torno al pederasta de Ciudad Lineal y quizás alentados por la cercanía del municipio del Corredor del Henares con los distritos de la «operación Candy» (San Blas, Hortaleza y Ciudad Lineal), los agentes decidieron dar parte a la comisaría de Policía Nacional del municipio. Como medida de prevención, se aplicó un protocolo de actuación junto con el CNP para tratar de identificar al individuo de ayer. Se realizó un control de tráfico y pararon a varios coches del modelo y color descrito por los testigos. La Policía no descarta que se trate del pederasta más buscado pero no creen que estemos ante la misma persona.
Y si ayer les tocó a los agentes de Coslada, quienes llevan ya nueve meses detrás del individuo son los agentes de la Brigada Provincial de Policía Judicial, para quienes se ha convertido en prioridad absoluta. Tanto que hay agentes que se han quedado voluntariamente sin vacaciones porque ya se lo han tomado como un tema personal, y hasta tal punto de que policías de otros grupos de la Brigada que nada tienen que ver con la investigación de este tipo de delitos están colaborando de forma voluntaria con el Servicio de Atención de la Familia (SAF), los responsables de la «operación Candy». También los agentes de Policía Judicial de las tres comisarías afectadas (Ciudad Lineal, Hortaleza y San Blas) están participando en la operación contra el pederasta más buscado de los últimos años, que mantiene en jaque a la Policía y que tiene atemorizado a medio Madrid.
Pero ¿quién es esta persona? Si bien físicamente no se puede elaborar un boceto muy matizado (tendría entre 35-40 años, cerca de 1,80 de altura, complexión fuerte, pelo canoso o claro y rasgos faciales no muy agresivos–, hacia su perfil psicológico sí podría realizarse una aproximación más concreta. Expertos en criminología han trazado perfiles básicos. «Lo más destacado de su personalidad es que estamos claramente ante un individuo tremendamente narcisista y ególatra», destaca el criminalista de la UNED y ex miembro de la Policía Nacional Ricardo Magaz. «Para él esto ya se ha convertido en un reto, un desafío. Muestra de ello es que con su última víctima ha arriesgado más. Lo ha hecho en la calle y se la ha llevado de un lugar muy cercano a la Policía», señala. Que volverá a actuar es una de las hipótesis en las que tristemente coinciden los expertos, si bien señalan que lo peligroso de ello es que este tipo de personas cada vez necesitan llegar un poco más allá y temen que puede llagar a matar a alguna niña tras cometer la agresión. «Seguramente sea lo que se conoce como un trampero merodeador, que se vigila antes de actuar, posiblemente caracterizado o vestido de alguna profesión que invite a la confianza».
Que utilice un utilitario pequeño, de tres puertas y color claro no tendría por qué indicar que se trata de alguien sin carga familiar sino ni de escasez de medios. «Puede ser desde un segundo utilitario y que él utilice otro en su vida normal o hasta el coche de empresa», explica. «Que siempre utilice el mismo podría volver a indicarnos que le gustan los retos». y es que hay muchos pederastas, asegura el experto que, en cierto modo se divierten con el juego policial pero que parece que en el fondo «están deseando que les detengan».
Magaz le describe como una persona «socializada» e insiste en que «nos llevaremos una gran sorpresa cuando se le detenga» porque «no es ningún marginal ni un delincuente común». Comparte opinión el experto en crímenes Paco Pérez Abellán, quien recuerda que la pederastia, a pesar de darse en todos los estratos sociales, es habitual de gente «de la élite social; una persona culta y económicamente solvente». «Como ya dijo Save The Children, en España hay 25.000 personas que van de turismo sexual infantil y aquí están todo el año». «Volverá a actuar porque necesita esa descarga de adrenalina y además avanza en su técnica. Es un reto a la Policía y a toda la sociedad. Disfruta teniendo a todo el mundo pendiente de él». Ambos coinciden en que el hecho de bañar a las niñas no respondería a una cuestión de eliminar restos de ADN, sino a una especie de ritual de purificación o porque forme parte de sus fantasías. También apuntan a que suele ser habitual que este tipo de criminales se lleven algo de la víctima: un recuerdo a modo de «trofeo» como puede ser cualquier prenda o objeto que llevara la niña ese día.
Pérez Abellán insiste en la necesidad de la colaboración urgente en el caso de expertos en criminología. «Así se han resuelto multitud de casos en la Historia».
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