Cataluña
Grito mudo en Lavapiés: «Nunca más en mi nombre»
La comunidad musulmana afincada en la capital se manifiesta hoy como muestra de rechazo a los atentados de París
No quieren que se los estigmatice, o que se confunda el islam con los extremismos de los últimos años. Son musulmanes, en la Comunidad de Madrid viven 255.088 (es la tercera región, por detrás de Cataluña y Andalucía), y en 2014 representaban el 3 por ciento de la población española, según el INE. Los hermanos Kouachi los han devuelto a la actualidad y a volver a ser el punto de mira de la sociedad. Said y Cherif Kouachi, Amedy Coulibali y el Estado Islámico «nos han estigmatizado», asegura Hajmad Abdel, musulmán, que vive en la capital desde hace 17 años. Saldrán a las calles hoy domingo, en una marcha que partirá desde Atocha convocada por la comunidad musulmana en España. Pretenden condenar el atentado de París y para decir «nunca más en mi nombre, nunca mas en nombre de la comunidad musulmana». No quieren que en España, un país que los ha acogido, se extienda el fenómeno islamófobico que ocurre en Alemania o Francia. LA RAZÓN ha hablado con la comunidad musulmana más grande de Madrid, en el barrio de Lavapiés, donde en los últimos días los vecinos han visto, cómo el número de policías ha aumentado. Mientras hablamos dos patrullas pasan a nuestro lado; «más policías de lo normal», dice Abdel. «No considero a los terroristas de París, ni a los del Estado Islámico, parte del islam», nos cuenta Jadual Edij, mientras baja al parque con su hija de cuatro años. Lleva 12 años viviendo en España, trabaja en un negocio de ropa que regenta junto a su esposa y dice no haberse sentido nunca discriminado por el hecho de ser musulmán. En el barrio no importa de dónde o quién seas, en los parques, los niños juegan y según cuenta Edij «mi hija nunca me ha preguntado por qué es de un color distinto al del resto de sus amigos». «¿Por qué? Supongo que nunca se ha sentido diferente». No hay que caminar mucho, para encontrarse a pocas calles con la mezquita pakistani. Mohammed Larbi, que es su imán, condena tajantemente el atentado en París y considera que los hermanos Kouachi «son musulmanes, pero no son parte del islam». Para él, son personas que tienen conexiones con el mundo musulmán, pero los desvincula del islam. «Hay una escuela, en el mundo islámico, que está adoctrinando a un grupo reducido», que empezó a tomar protagonismo sobre todo en los 90 a raíz de las guerras que se vivían en Oriente. Es aquí cuando «una mala interpretación del Corán se une a unos intereses políticos y personales» y que lo único que hace es «utilizar a estas personas». La cultura musulmana se rige por el Corán; en él existe la yihad, o «guerra santa»: las personas que luchan junto al Estado Islámico o que cometen atentados por la llamada que se les hace desde Siria o Irak se escudan y dicen luchar en una «guerra santa», pero «ninguna guerra esta justificada. Ni aunque le agregues un «santa».
A la salida de la mezquita preguntamos a Busadik Ahmed, hasta qué punto la comunidad musulmana se siente ofendida por caricaturas como las que publicaba el semanal francés «Charlie Hebdo». «Cuando veo la caricatura de Mahoma, me siento ofendido», pero «de ninguna manera está justificada la manera en la que han actuado los terroristas de París». A su lado está Rahcid Ahjn. «Las caricaturas de Mahoma, me duelen, pero me duele más ver por la televisión la cantidad de personas que han muerto en el atentado de París, porque éste ha sido un atentado a Occidente que ahora es mi hogar». «Me duele que la gente piense que todos somos iguales, porque no lo somos. Las relaciones con los países árabes por parte de Occidente, con Marruecos son buenas. El rey de España puede y llama al rey de Marruecos. A mí me gustaría pedirle a esta gente que arreglen y que solucionan con esto».
Mohammed, que acude a rezar a la mezquita seis veces al día, se lleva la mano al pecho cuando se le pregunta por Mahoma. «Cómo no ofenderte cuando se burlan de lo más sagrado para ti». «Me ofende y me siento insultado, pero no puedes matar a alguien por insultarte. Es impensable». «Llevo 12 años en España y sólo me han pedido la documentación una vez», y fue cuando volvía de su trabajo de cocinero en un bar de Tetuán el 11 de marzo de 2004».
La presencia policial sí es más habitual estos días no sólo en Lavapiés, otros barrios o poblaciones con amplia presencia de comunidad musulmana, sino en puntos estratégicamente neurálgicos, como las principales infraestructuras, ya que el nivel 3 de alerta antiterrorista decretado por el Ministerio del Interior el día de los atentados de París sigue activo.
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