La posibilidad de que se convoquen nuevas elecciones generales envenena el sueño de muchos políticos, y no sólo por su trascendencia nacional, sino por los efectos colaterales que producirían en Comunidades Autónomas y ayuntamientos donde hay gobiernos de coalición. Pongamos que hablo de la Comunidad de Madrid y del Ayuntamiento de la capital. En ambos hay gobiernos PP-Cs, apoyados por Vox, en una cohabitación necesaria para impedir el paso de la izquierda. Pero si ahora hubiera que entrar en campaña, los partidos que forman un bloque tendrían que volver a marcar su territorio y a «vender» sus estrategias, con el ánimo de aparentar lo que son, y no lo que están siendo por exigencias del guión de un centro-derecha de cartón piedra. Luego llegarán los resultados electorales, y si se producen cambios significativos, se pergeñarán nuevas alianzas.Pongámonos en la hipótesis de que Pedro Sánchez vuelve a ganar, y Rivera decide permitir su investidura; ¿cuál sería la actitud de Vox respecto al apoyo que ahora presta al centro-derecha? Podrían producirse estados de ingobernabilidad, quien sabe si mociones de censura y hasta convocatoria de nuevas elecciones. Como diría un castizo: tengo un mal barrunto si al final nos vamos abocado a ir a las urnas.