Comunidad de Madrid
“Habrá que proporcionarle la ayuda que necesita para morir”
Ángel Hernández escribió una carta el pasado 10 de marzo explicando por qué ayudó a su mujer a morir en la que reclama que la eutanasia sea un derecho
Ángel Hernández escribió una carta el pasado 10 de marzo explicando por qué ayudó a su mujer a morir en la que reclama que la eutanasia sea un derecho
Ángel Hernández, el presunto responsable de la muerte de su esposa, María José Carrasco, enferma de esclerosis múltiple, tras suministrarle una sustancia letal que terminó con su vida ayer, remitió, hace sólo unas semanas, una carta a la asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD) en el que exponía su situación.
“Los cuidados paliativos y de buena calidad que ha recibido María José deben ser un derecho de todos aquellos que los necesiten y demanden, pero también tiene que existir el derecho al suicidio asistido cuando una persona como María José así lo pida”, dice él en su misiva. Como explican desde la asociación, la fallecida de 61 años, padecía esclerosis múltiple desde 1989. En 1994 le reconocieron una discapacidad del 82 por ciento. Ejerció de secretaria judicial hasta 1996 cuando se jubiló por la gran invalidez que padecía, “con brotes repetidos, con una frecuencia de una o dos veces al año”. En 2009 se le reconoció el grado máximo de dependencia y permanecía en lista de espera para optar a una plaza en residencia.
Ángel, como explican desde la asociación, se jubiló anticipadamente a los 61 años para cuidarla. “Los cuidados paliativos no son una alternativa a la eutanasia, los dos deben coexistir y, por libre elección decidir por uno de ellos”, sostiene el detenido en su carta. Considera que el trato que han recibido por parte de la Comunidad de Madrid en lo que se refiere a paliativos no fue el correcto, ya que cuando María José ingresó en diciembre de 2018 en la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital Santa Cristina, sólo pudo permanecer 15 días. “Somos defensores de que la eutanasia sea considerada como un derecho de libre elección de toda persona que arrastre una enfermedad irreversible que le produzca una existencia de dependencia y sufrimiento que no desea”, escribe Ángel que permanece en los calabozos de la Policía, a la espera de pasar a disposición judicial.
El pasado 10 de marzo escribía, “esta historia quedará concluida cuando María José, en su derecho a poner fin a su malvivir y en uso de su libertad, decida seguir adelante con su suicidio”, como ocurrió ayer, tras facilitarle Ángel la sustancia letal a través de una pajita, ya que la cabeza era la única parte del cuerpo que María José podía mover. “Es evidente que el deseo de María José a fin de que se cumpla necesita que se le ayude, por su incapacidad a realizarlo por ella misma, y como es una constante en ella demandar este auxilio, no habrá más remedio que proporcionarle esa ayuda para que su deseo se cumpla”, sostiene su esposo.
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