Infraestructuras

Ascensores para enlazar Bailén con Madrid Río

El Ayuntamiento podría retomar este proyecto, ya contemplado en el año 1942. De llevarse a cabo, serían exteriores y de cristal y comunicarían la calle Bailén con la de Segovia

La larga historia de suicidios de la emblemática construcción de 1872 cesó cuando el Ayuntamiento decidió instalar las pantallas de protección / Foto: C Pastrano
La larga historia de suicidios de la emblemática construcción de 1872 cesó cuando el Ayuntamiento decidió instalar las pantallas de protección / Foto: C Pastranolarazon

El Ayuntamiento podría retomar este proyecto, ya contemplado en el año 1942. De llevarse a cabo, serían exteriores y de cristal y comunicarían la calle Bailén con la de Segovia

El primer Viaducto se construyó en 1872, para salvar los 23 metros de desnivel sobre la calle de Segovia. Fue demolido y construido uno nuevo en 1942, con una importante novedad: tendría dos ascensores. Ahora, 76 años después, el Ayuntamiento parece dispuesto a retomar la primitiva idea e instalar elevadores para subir y bajar desde la calle de Bailén a la de Segovia.

Tras concluir las obras del nuevo Viaducto, en 1942, los madrileños aprecian que en los pilares se han reservado dos huecos. Se preguntan para qué, y el propio Ayuntamiento da la respuesta: se colocarán dos elevadores para comunicar la calle de Segovia con la rasante del Viaducto.

Los huecos se construyeron, pero la maquinaria de los ascensores nunca llegó a instalarse, parece que por falta de presupuesto (2.800.000 pesetas), y sobre todo, por el alto coste del mantenimiento de este servicio que, en principio, sería gratuito, a disposición de todos los madrileños y visitantes.

Cuando en el año 2011 concluye la Operación Madrid Río, que el alcalde Alberto Ruíz Gallardón, hizo pasar como la obra emblemática de su mandato, se había configurado un parque de 6 kilómetros de longitud, como gran oferta de ocio para madrileños y turistas llegados de fuera. Pero surge un inconveniente, y es el acceso directo a este parque desde el casco antiguo de la capital.

Después de darle varias vueltas y barajar alternativas para una comunicación viable desde el centro a la calle de Segovia, y en consecuencia al nuevo parque, la entonces delegada de Urbanismo, Pilar Martínez, «descubre» la vieja idea de instalar un ascensor de subida y bajada, adosado al Viaducto, incluso se avanzan algunos detalles: el elevador estaría colocado en uno de los laterales del puente, e incluso se permitiría utilizarlo a los ciclistas.

La concejala lo anunciaba así. «Hay un proyecto en estudio en el Consistorio que plantea colocar un ascensor en el Viaducto de la calle de Bailén, para poder bajar directamente a la calle de Segovia, y poder así entrar a Madrid Río por el puente de Segovia».

Y ahí quedó la cosa. Una idea, de nuevo abandonada, pero no olvidada, porque ahora, alguien, en el gobierno de Manuela Carmena, ha caído en la cuenta de que, rescatar el proyecto y llevarlo a cabo, sería muy útil para los madrileños, pero sobre todo, para la campaña electoral del próximo año, habida cuenta de la escasez de proyectos ejecutados por éste ejecutivo municipal.

Si finalmente, el Ayuntamiento decide realizar esta obra pendiente, se instalarían dos ascensores exteriores de cristal en las balconadas del Viaducto, lo que permitiría, aparte de mejorar la accesibilidad entre las calles de Bailén y Segovia, especialmente a las personas con movilidad reducida, disfrutar de unas vistas espectaculares de esta parte de la ciudad, con el parque de Madrid Río y la Casa de Campo al fondo.

Que esta idea empieza a tener visos de realidad, lo demuestra el número de comentarios en la página Madrid Decide. Se habla de la posibilidad de que los ascensores sean cuatro, para satisfacer la demanda que despertaría este proyecto. Se asegura que con ello se comunicaría mejor las plazas de Oriente y San Francisco el Grande con Madrid Río, dando realce a la llamada Cornisa de Madrid.

El arquitecto del Palacio Real, Bautista Sachetti, sugirió que se construyera un gran viaducto para salvar la vaguada de la calle de Segovia, lo cual mejoraría la accesibilidad en una zona estratégica del Madrid y beneficiaría al propio palacio. Pero ni la Corona ni el Ayuntamiento tenían entonces recursos económicos para abordar una obra que, por aquel entonces, se entendía como faraónica.

Transcurrieron cien años desde que Sachetti lanzara la idea hasta que se consideró de forma seria, y definitiva, que el Palacio Real quedara conectado con el barrio y la iglesia de San Francisco el Grande, a través de una gran avenida y, en consecuencia, la construcción de un viaducto para salvar la vaguada de la calle de Segovia.

Las obras comenzaron en 1872. Ser trataba de una estructura de hierro y madera, de 120 metros de longitud, 13 de ancho y 23 de altura. Este primer Viaducto era inaugurado el 13 de octubre de 1874, con el paso de un cortejo fúnebre, el que trasladaba los restos de Calderón de la Barca, desde la basílica de San Francisco, hasta la sacramental de San Nicolás. Sólo una semana después empezaría a ser el «suicidródomo» de Madrid, con el primero de una larga historia de suicidios, que cesaron cuando el Ayuntamiento decidió instalar pantallas de protección de metacrilato.

Cuando se hizo el proyecto de la obra, se estimó que podía soportar una carga de 400 kilos de peso por metro cuadrado, pero fallaron los cálculos. En 1890, un carro cargado con sacos de harina, se hundió hasta su eje, provocando un socavón de dos metros de longitud, que obligó al cierre temporal del Viaducto.

Pocos años después, se demuestra que la obra se ha quedado obsoleta, porque los tranvías, dado su peso, no pueden circular por este punto. En 1928, y ante los problemas de resistencia, el Ayuntamiento publica el siguiente anuncio: «Que no pasen por el Viaducto Tropas de Artillería y Caballería, automóviles y carros de transporte, cuyo peso exceda de dos toneladas. Así mismo, se establece una estrecha vigilancia para que no se formen grupos de personas. Todo ello hasta que no se proceda al refuerzo y reparación del Viaducto».

Aunque hay resistencia a jubilar y derribar el viejo Viaducto por la escasa resistencia al «paso» de una ciudad que se motoriza progresivamente, en 1931 se produce una inspección técnica, después de que varios transeúntes denuncien que la plataforma tiembla cuando pasan sobre ella, y un año después, se convoca un concurso público para construir un nuevo Viaducto, concurso que gana el proyecto presentado por Francisco Javier Ferrero, José Aracil y Luis Aldaz, con cimientos de sillería, estructura de hormigón armado con aplicaciones de aluminio; tres grandes ojos, el central simétrico de 36,50 metros de luz, y dos laterales asimétricos, de 43 metros cada uno, reforzados con dos arcos de 9 metros; apoyado sobre ellos, el tablero de la calzada.

En 1935 se dieron por finalizadas las obras de demolición del viejo Viaducto, pero el inicio de la guerra civil, paralizó la construcción del nuevo. Tras la contienda nacional, comenzaron los trabajos. La obra sería inaugurada oficialmente el 28 de marzo de 1942. Todo salió como estaba previsto, hasta los huecos para los ascensores, pero huérfanos de maquinaria.

En 1971 tuvieron que realizarse obras de consolidación, y tres años después, el Ayuntamiento prohibió el paso por el Viaducto a vehículos de más de 3,5 toneladas de peso. Y ¡sorpresa!: una inspección técnica realizada en 1976, determina que debe ser demolido, al apreciarse las impurezas con las que fue hecho su relleno, y se decreta el cierre total al tráfico.

Finalmente, se cambia la demolición por obras de consolidación. Se hormigonean los ocho pilares y se refuerza la estructura principal. En abril de 1978, vuelve a abrirse al tráfico.

¿Serán las próximas obras las de instalación de los ascensores, ya previstos hace 76 años? Es muy posible.

3.000 nuevos ascensores instalados en Madrid en 2017

En Madrid durante el año 2017 se instalaron en total 2.973 ascensores, lo que supone un incremento del 1,74% respecto al año anterior. España es el país europeo con mayor número de ascensores con 1.087.495 unidades, según los datos obtenidos por la Federación Empresarial de Empresas de Ascensores (FEEDA). Durante el año 2017, se instalaron 20.492 ascensores nuevos. Esta cifra supone un crecimiento en el número de instalaciones cercano al 2% respecto al año anterior. Por otro lado, el sector de la elevación facturó durante 2017, cerca de 3.000 millones de euros (2.898 millones) que representan un leve y progresivo crecimiento del volumen de actividad del 1,8% en obra nueva; del 2,3% en postventa, y del 3,9% en exportación, según los datos obtenidos por FEEDA entre las empresas asociadas, que representan el 80% del sector.

Es de suponer que desde finales del año pasado se registre un incremento en el número de ascensores debido a la entrada en vigor en la Ley de Propiedad Horizontal del artículo que (según el Real Decreto 1/2013) obliga a su instalación «a instancia de los propietarios en cuya vivienda o local vivan, trabajen o presten servicios voluntarios, personas con discapacidad, o mayores de setenta años».