Barcelona
Sim, el artista que dibujó la Guerra Civil
Un libro permite conocer de primera mano la vida y la obra de José Luis Rey Vila, uno de los mejores cronistas gráficos de la contienda bélica vivida en España
Un libro permite conocer de primera mano la vida y la obra de José Luis Rey Vila, uno de los mejores cronistas gráficos de la contienda bélica vivida en España.
Entre tanta tragedia, la Guerra Civil fue un terreno fértil para trabajos artísticos de carácter publicitario, ya sea desde un punto de vista literario, fotográfico o artístico. Entre esos autores destaca en Barcelona José Luis Rey Vila, más conocido por su seudónimo Sim. Su labor como cartelista e ilustrador traspaso nuestras fronteras, con un reconocimiento que lo ha convertido en uno de los principales creadores plásticos de la contienda desde Barcelona. Su nombre apareció en algunas de las revistas más importantes de todos los tiempos, como «Life». Joan Prados y Jaume Rodon son los autores de «Sim. Dibuixant de la Revolució», un volumen publicado por Viena Edicions. El libro es el resultado de una década de investigación por diferentes archivos, lo que permite establecer un retrato completo de un autor fascinante, un auténtico cronista del tiempo nada fácil que le tocó vivir.
No es exagerado ver en Sim al mejor exponente plástico de la Guerra Civil, con permiso del inmenso lienzo «Guernica» de Pablo Picasso. Pero Sim tiene un peso importante, una riqueza en su mirada que sabe fijar, en ocasiones con escasos trazos, cuantro ha contemplado, cuanto ha vivido cuando se ha acercado hasta el frente, al lugar en el que la lucha tiene los tonos más dramáticos.
Sim fue el autor de varios cuadernos que tuvieron gran eco dentro y fuera de España. Son los populares «Estampas de la revolución española. 19 de julio de 1936», «12 escenas de guerra» y «España. Jornadas heroicas». A ellos hay que sumarles el inédito «Cuaderno del horror». Los dos primeros estaban subtitulados en castellano, francés e inglés, además de tener vida en forma de cuadernos, postales y calendarios, además de servir para ilustrar muchas revistas y no pocos libros. Por otra parte, en el tercero Sim incorporaba el catalán y el esperanto.
Sim era también un pintor que cuidaba su imagen, en ocasiones hasta el exceso, pareciendo un dandy inglés. Por ese motivo, por ejemplo, Rafel Tona, presidente del Sindicato de Dibujantes en los primeros momentos de la contienda bélica, lo consideró equivocadamente un fascista que espiaba las barricadas republicanas con la excusa de trazar sus dibujos.
José Luis Rey también se preocupó por contar con la ayuda de los cómplices necesarios con los que poder divulgar su trabajo en el frente. Es aquí donde se debe citar a quien fue la primera mujer en ocupar un escaño en la británica Cámara de los Comunes. Se llamaba Nancy Astor y ella se preocupó que los trabajos de Sim pudieran llegar a Estados Unidos, Canadá y Reino Unido.
Los autores de este trabajo nos recuperan las memorias de Julita Rey Valderas, quien fuera ahojada de Sim. Es allí donde relata el inicio del conflicto y cómo lo vive su tío. «Aquel día vino mi tío José Luis lleno de terror, pues habían disparado unos cañones en la Plaza de España, que estaba muy cerquita de casa y nos dijo que habían hecho una masacre. Imaginaos trozos de personas pegados en el suelo y las paredes: de personas inocentes que habían ido a comprar el periódico o lo que fuera, tuvieran una muerte tan espantosa...» Es mientras vive este terror que José Luis Rey decide convertirse en Sim.
La obra que acaba de ver la luz nos permite pasear por las páginas de los cuadernos de este creador. En ellas hay un rendido homenaje a los milicianos, hombres y mujeres, que con pañuelo rojo al cuello y un fusil en la mano, tratan de defender el gobierno de la Segunda República. Pero Sim no solamente los retrata como si quisiera hacer una rápida fotografía: es también un cronista que plasma los desastres de la guerra, como nos demuestra cuando un caballo se muestra nervioso ante el sonido de una ametralladora o cuando los soldados heridos son llevados en brazos de manera improvisada por sus compañeros de armas.
Con un estilo personal, alejado al que es habitual encontrar en el cartelismo de esa época, Sim logra en pocos trazos captura el semblante serio de quien se va al frente ante el terror de poder encontrarse con la muerte.
Hay también piezas curiosas, como las de la marcha triunfal de los milicianos del pueblo como metáfora de la seguridad de la victoria. También se preocupa por visualizar como los diferentes cuerpos que luchan pasan a ser hermanos. Puños en alto, jóvenes en camiones que parten a la batalla, la juventud de los combatientes o el delirio del herido cuando ya se encuentra en el hospital son algunos otros temas que tenemos en estos cuadernos.
Joan Prados y Jaume Rodon se han preocupado por recoger las opiniones de algunos críticos de arte ante la labor de Sim. De esta manera podemos saber que, por ejemplo, «el estilo de Sim es completamente distinto al dominante, los gruesos trazos componen la figura humana con prisa pero también con certeza, la certeza de estar contemplando apuntes de la propia realidad, en el mismo lugar donde ocurren». Igualmente otro compañero de armas artísticas, Carles Fontserè, aseguraba que «no hay duda que los ojos azules de Sim interrogantes y sonrientes consiguieron captar el ambiente trágicamente festivo de aquella memorable jornada del 19 de julio en Barcelona y así ha quedado como un monumento histórico a pesar de los años transcurridos».
Hemos hablado hasta ahora de un Sim ilustrador que fija en el papel todo lo que sucede a su alrededor. Igualmente, además de esos cuadernos, tampoco pudo escapar a la tentación del cartelismo, aunque no se prodigó mucho en este formato. Todo lo que hizo en este terreno tuvo como objetivo el anuncio de las diversas actividades organizadas desde la Conselleria de Sanidad y Asistencia Social de la Generalitat. Como en otras ocasiones, el pintor decidió alejarse de cuanto hacían sus compañeros y fue siguiendo su propio camino, con un lenguaje que parece optar más hacia cierto esquematismo, además de subrayar el impacto ante el observador.
Pero en la obra de José Luis Rey Vila no todo es tragedia porque también se forjó como un gran cartelismo, siendo especialmente interesante la serie que firmó para la tienda Santa Eulalia del paseo de Gràcia de Barcelona. Cuando los cañones de la Guerra Civil den el triunfo a las tropas de Franco, Sim optará por el exilio, marchando a vivir a París donde trabajará hasta el final de su vida, pasando a ser un gran creador y un símbolo.
Buena prueba del talento de Sim es su facilidad para traducir en pocas líneas una escena. Eso lo podemos encontrar en un cuaderno de 1957 titulado «L'armée britannique» con unos dibujos sencillos, pero contundentes con un estilo que él bautizó como «ligne essentielle». Todo ello se basa en reducir la figura a un trazo esencial instantáneo y otro de carácter accesorio. De todo ello surge un cuaderno que, con motivo de la visita que Isabel II realizó a París en 1957, fue expuesto por primera vez en la librería Saint-Germain. Los escaparates del establecimiento se llenaron con estos maravillosos dibujos.
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