Más de 40 voces cantan los clásicos de la zarzuela en el Teatro Tívoli

La zarzuela es un género que muchos miran con recelo, como si fuera algo menor, con olor a rancio, que sólo estimula a un determinado tipo de gente. Todos los que piesan así cambian rápidamente de opinión cuando ven por primera vez una zarzuela y ven su espíritu lúdico, su fuerza melódica, su capacidad de fabular y sus personajes engrandados. Todo es hiperbólico y poético y genial y es de aquí, lo que está muy bien. Siempre que una de sus obras de repertorio vuelve, siempre tiene un público fiel, y todos los que lo ven por primera vez, querrán repetir. Y más si está bien hecho con una compañía de relumbrón y unas voces de gran categoría.

El Teatro Tívoli abre su temporada otra vez con el género chico, en esta ocasión con dos grandes clásicos, «La del manojo de rosas», de Pablo Sorozábal, y «El dúo de la africana», de Manuel Fernández Caballero. La compañía lírica Amadeo Vives, creada por José Tamayo, regresa con más de 40 voces para representar dos obras claves del repertorio zarzuelístico, la las soprano Rosa Miranda y Rebeca Cardiel, el tenor Facundo Muñoz, el barítono Arturo Pastor, y el actor cómico Rafael Álvarez de Luna copando los papeles principal.

Del 17 al 20 de septiembre representarán «La del manojo de rosas», dirigida por Antonio Ramallo, que fue 25 años ayudante de dirección de Tamayo. Ambientada en los años 30, la obra permite aproximaciones al chotis, la habanera, el pasodoble, pero también el jazz y el fox trot. Una florista tiene su corazón dividido entre dos hombres contrarios, uno pobre y otro acomodado, sin embargo puede que esas personas no sean lo que parece, subvirtiendo los tópicos del triángulo amoroso y acercándole más a los enredos del vodevil.

Del 23 al 27 de septiembre le tocará el turno a «El dúo de la africana», una de las joyas absolutas del repertorio con un éxito continuado en cada reposición desde hace 120 años. Un nuevo ejemplo de teatro dentro del teatro, pero con más socarronería que nunca, la obra nos presenta los enredos amorosos que se dan dentro de la compañía que representa «La africana», de Meyerbeer. El empresario, la soprano y el tenor realizan un «tour de force» que va de la risa histérica a la ternura en un segundo.

Tamayo creó la Compañía Lírica Amadeo Vives en los años 50 para contagiar por todo el mundo su amor por la zarzuela. Lo cierto es que lo hizo, popularizó el género más allá de nuestras fronteras, con títulos que gustarían a nuestros actuales adolescentes como «Doña Francisquita» o «La verbena de la paloma». Tamayo mejoró los aspectos escénicos de las representaciones de la zarzuela y los convirtió en más universales y accesibles para el gran público contemporáneo. Ramallo ha seguido su ejemplo y ha logrado que la compañía mantenga su relevancia. Sus visitas a Barcelona siempre han sido aplaudidas salvo por una cosa, no son tan frecuentes como deberían.

Antonia San Juan en el Barts

Por otra parte, la cartelera da la bienvenida a Antonia San Juan con su nueva obra. Las relaciones familiares, laborales, de pareja o vecindad son algunos de los temas que aborda con sentido del humor y espíritu crítico en «Lo malo de ser perfecto», una comedia que llega a la sala Barts tras recorrer varias ciudades de España. El montaje que protagoniza y dirige San Juan, a partir de un texto suyo, consta de cuatro historias sobre escenas cotidianas, como el encuentro de dos hermanas en la antesala del médico o el episodio que protagonizan unos toxicómanos en un parque.

El espectáculo pretende hacer reír al público, pero también invitarlo a reflexionar sobre temas graves, como la violencia de género o las relaciones de sometimiento. La historia que cierra la obra está ambientada en la década de los cincuenta del siglo XX, con personajes que hablan del futuro y demuestran que, en materia de relaciones de pareja, las cosas no han cambiado demasiado.

Junto a Antonia San Juan figuran en «Lo malo de ser perfecto» Luis Miguel Seguí y Félix Navarro y entre todos representan a diez personajes diferentes.