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Huesca

El románico según Tàpies

El Mnac ahonda en la influencia que el arte medieval tuvo en el pintor

«Pintura románica y barretina», una obra original de Tàpies y presente en el Mnac larazon

BARCELONA- «La pintura románica posee esta magia, este don que a mi me entusiasma de prácticamente aterrorizar al espectador. Comunica muy bien el sentido misterioso y sagrado de las cosas». Con estas palabras, Antoni Tàpies mostraba su fascinación por el arte religioso medieval, uno de los pilares temáticos en las colecciones del Museo Nacional de Arte de Cataluña (Mnac). Precisamente es este museo quien trata de reconstruir ese diálogo en sus salas con una interesante intervención.

La muestra se estructura en una serie de ámbitos en los que se demuestra como la tradición, la catalanidad, la reflexión entre lo mágico y lo sagrado o el sentido del arte. Son aspectos a los que Tàpies trató de dar respuesta en su obra, en muchos casos con el románico como excepcional telón de fondo. Así se visualiza en esta muestra que pese a no ser muy rica en originales del artista, su presencia es constante.

El recorrido se inicia con las pinturas de Sant Joan de Boí como protagonistas en un escenario en el que se puede ver un fragmento de «Art a Catalunya», una película de Pere Portabella. Es aquí donde Tàpies habla del románico mientras la cámara de Portabella lleva sus palabras hasta Sant Climent y Santa Maria de Taüll.

Grupo artístico

Precisamente fue junto a estas pinturas del valle de Boí donde un grupo de artistas se fotografió en 1955 gracias a la mano maestra de Francesc Català-Roca. Aquellas imágenes también forman parte de la exposición donde aparecen Marc Aleu, Modest Cuixart, Josep Guinovart, Jordi Mercadé, Jaume Muxart, Joan Josep Tharrats y, naturalmente, Tàpies. Para este último aquel grupo «no fue nada más que una fotografía; es cierto. Pero decir eso es no decirlo todo si no se le añade, a la par, que fue una manifestación de voluntad creativa, innovadora y libre».

La admiración de Tàpies por el románico también la hizo patente en su vertiente de coleccionista, recuperando una obra que fue de su propiedad. Es una Virgen de la segunda mitad del siglo XII, una talla en madera policromada al temple, procedente del monasterio de Santa María de Ovarra (Huesca). En este sentido, el artista barcelonés comentaba que «este aprecio profundo por ciertas obras de arte muestra, cuando menos, que el gozo artístico tiene en sus orígenes algo de experiencia muy íntima, de una corriente vivida entre un artista y un espectador en el silencio meditativo en un espacio privado».

El recorrido finaliza con un cuadro de Tàpies en el que fluyen todos los elementos de su pasión por esta manera de enteder el arte medieval. Es «Pintura románica y barretina», original de 1971, donde el artista empleó como soporte una obra románica original, a la que añadió el tradicional gorro catalán sujeto con una cuerda. Con esta fórmula, Antoni Tàpies optó por una intervención mínima, sin tocar ni un centímetro de la antigua pintura original, pero dejando patente su mensaje: la reivindicación de su catalanidad y de uno de los momentos más apasionantes de la historia del arte en Cataluña.

-Cuándo: hasta el mes de abril.

- Dónde: Museo Nacional de Arte de Cataluña (Mnac). Sala de Arte Románico.