Andalucía
Un expediente de la Faffe: «Aunque no cumplamos la ley de contratos, vamos a proceder a la contratación»
El atestado que la Guardia Civil ha entregado al juzgado de Instrucción 6 de Sevilla sobre la investigación en torno a la Fundación Andaluza de Fondo de Formación y Empleo (Faffe) incluye algunos episodios muy llamativos. Más allá de las tarjetas «black» o el club de alterne, hay algunas frases extraídas de declaraciones de trabajadores de esta empresa pública que no merecen pasar desapercibidas.
Por ejemplo, a una actual empleada del Servicio Andaluz de Empleo (SAE) y que provenía de la Faffe, se le encomendó archivar los expedientes de todos los contratos (menores y mayores) tramitados por la Faffe en los años 2004 y 2005. Junto a otros dos compañeras del SAE, encontraron algunas cuestiones que a simple vista les resultaron llamativas, de hecho, una de ellas y según se recoge en la declaración entregada por los agentes de la UCO, afirmó: «Estoy viendo cosas que no me gustan. Yo no voy a mirar nada más. Yo voy a archivar tal y como está». Dice el atestado que «estos comentarios guardarían relación con el expediente de contratación de la obra realizada en el edificio de la Faffe sito en la C/ Diego Martínez Barrios de Sevilla, debido a que toda la documentación archivada en el mismo eran fotocopias y no había nada firmado».
Hay otro suceso detallado por esta trabajadora en el que se detienen los investigadores: «Poco tiempo después de este suceso, y con motivo de la auditoria contratada por el SAE a una empresa externa en relación con la actividad contractual de la Faffe durante tres años, 2009, 2010 y 2011, las archiveras le pidieron ayuda para encontrar las órdenes de pago tramitadas por la Faffe, por lo que le solicitaron que las acompañara al archivo para buscarlas. Finalmente, lograron encontrar dos carpetas correspondientes a las órdenes de compra de los años 2004 y 2005, y junto a éstas, otra carpeta de contratos que la manifestante tuvo que examinar. Durante el examen de esta carpeta halló un correo electrónico en cuyo contenido se asemejaría al siguiente mensaje: 'Aunque no cumplamos la ley de contratos, vamos a proceder a la contratación'». El atestado detalla los nombres tanto del remitente como del destinatario de estos mensajes, ambos cargos de la extinta Fundación vinculada a la Consejería de Empleo.
Ante la posible gravedad de estas comunicaciones, las archiveras trasladaron el expediente a su superior jerárquico, que a su vez lo puso en conocimiento de la entonces secretaria general del Servicio Andaluz de Empleo, que ordenó que la carpeta fuera «custodiada». Todos estos hechos se produjeron con la Faffe extinguida y con Díaz en la presidencia de la Junta.
La Faffe es uno más de los casos de corrupción que afectan a la Junta de Andalucía, como lo son los ERE, Invercaria o la Fundación Guadalquivir. El pasado jueves, la presidenta de la Junta, a propósito de la sentencia de Gürtel, dijo que «es brutal, bestial y lamentable para este país». No es cuestión de comparar cada caso, pero la corrupción no tiene fronteras y la misma contundencia expresada ante la sentencia de la Audiencia Nacional que ha zarandeado la vida política española se echa en falta en otros casos.
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