Federico García Lorca
Lorca: el fémur que reabre (de nuevo) el caso
los operarios encontraron en Alfacar restos humanos, concretamente un fémur.
El pasado mes de mayo tuve la oportunidad de mantener una larga conversación con José Antonio Valdivia Gómez. En 1986 era un alto cargo de la Diputación de Granada y el responsable de las obras que se estaban llevando a cabo en Alfacar en el terreno en el que se cree que fue asesinado Federico García Lorca y otras víctimas de la Guerra Civil. En esa conversación, grabada bajo el consentimiento del entrevistado, Valdivia confirmaba que en aquellas obras los operarios encontraron restos humanos, concretamente un fémur.
¿Él vio esos restos? «Claro, lo tuve en las manos», me dijo. También concretó que se ocultaron esos huesos «porque teníamos el temor de que si aparecía algo más nos paraban la obra». Eso hizo que no se siguiera excavando en la fosa descubierta de manera accidental. Los huesos, siempre según este testimonio, fueron lanzados y no se avisó a ninguna autoridad. Este material, la conversación mantenida con José Antonio Valdivia Gómez, ha servido para formalizar una denuncia presentada ante un juzgado de instrucción en funciones de guardia para que se investiguen los huesos, por si fueran de algunas de las víctimas de los asesinatos indiscriminados que se realizaban en las primeras semanas de la guerra en esa zona, en el camino que va de Víznar a Alfacar.
El escrito fue presentado el pasado 31 de agosto por Nieves García Catalán, nieta de Dióscoro Galindo González, ejecutado junto con Lorca en agosto de 1936, y por el abogado Eduardo Ranz quien ha llevado casos como el de las exhumaciones de las víctimas de la dictadura enterradas en el Valle de los Caídos. En ese texto se recuerda que el testimonio de Valdivia Gómez coincide con unos hechos sucedidos muchos años después, en febrero de 2014. Justo delante del parque que lleva el nombre del autor de «Bodas de sangre» en Alfacar hay una urbanización, lugar señalado por Valdivia como el destino final de los huesos. Fue precisamente allí donde un jardinero, haciendo obras de mantenimiento, localizó unos huesos. En esta ocasión sí se avisó a las autoridades competentes, aunque no se pudo identificar a la víctima.
Pero Valdivia no es el único que ha hablado de todo esto. En los últimos años también han dado la cara el vicepresidente segundo de la Diputación de Granada Antonio Ernesto Molina Linares y quien era guardia del parque en 1986, José Antonio Rodríguez Salas, hoy, por cierto, un alto cargo con despacho en el Palacio de la Moncloa. A ello se le suma el trabajo con georradar del técnico Luis Avial que ha localizado una interesante señal en el lugar en el que estas dos personas aseguraron que se enterraron los restos humanos de 1986. Hace dos años promovimos el aclarar lo sucedido en ese momento. Éramos, además de Ranz, Avial y yo mismo, el historiador Ian Gibson, el arqueólogo Óscar López y el forense Francisco Etxeberria. Se envió una petición formal a la Junta de Andalucía que, pese a las promesas, no hizo nada, salvo pasarle la patata caliente al Ministerio de Justicia. Este encargó una suerte de informe al Instituto Andaluz de Geofísica de la Universidad de Granada asegurando que no había restos. El documento, aún no hecho público, reconoce que no se miró en ninguno de los puntos señalados por nosotros.
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