Casa Real
Posado real, de Marivent a la Almudaina
Los reyes y sus hijas se fotografían por primera vez en el palacio. «Don Juan Carlos está fastidiado, le hubiera gustado volver a navegar en palma», aseguró Don Felipe
Después de cuatro años en los que don Felipe y doña Letizia habían protagonizado el posado ante la fachada o en los jardines de Marivent, esta vez han optado por el Palacio de la Almudaina
A las 19:53 la Familia Real hacía su entrada por la puerta del Palacio de la Almudaina. A pesar de haber veraneado siempre en Palma, era la primera vez que las infantas Leonor y Sofía visitaban el Palacio Real. Quizá por eso, Felipe VI ejerció de guía para sus hijas, explicando cada uno de los detalles arquitectónicos del complejo. Se trata de la primera vez en décadas que el posado real de verano en Palma de Mallorca sale del entorno familiar de Marivent, que no es la residencia oficial ni institucional. Este título le corresponde al palacio de la Almudaina y ahí se ha querido inmortalizar este verano de 2018 el núcleo central de la Familia Real, los reyes y sus dos hijas. Tras un pequeño paseo por el patio, se situaban frente a la prensa. Unos segundos ante los flashes y comenzaron las preguntas de los periodistas, en el ambiente más distendido de los últimos años. Tanto es así que la cita se alargó durante 18 minutos, cuando en otras ocasiones apenas se llegaba a los cinco.
Dentro de los difíciles momentos de estas semanas por el caso Corina, los Reyes acogieron cada una de las dudas, ruegos y preguntas. Sin eludir ni un solo tema. Rebajando la tensión. Sonrientes y relajados ante la tormenta. Así sucedió cuando se le preguntó a Don Felipe por la ausencia de Don Juan Carlos por motivos de salud. «Está fastidiado porque le hacía muchísima ilusión volver a navegar aquí en Palma», señaló el Rey, que puntualizó a renglón seguido en relación a su invierno de entrenamiento en Sanxenxo: «Y más ahora que estaba cogiendo gusto de volver».
Tan fluido fue el encuentro con la prensa en Palma, que el Rey no dudó en bromear ante la concatenación de intervenciones de LA RAZÓN, interesada en conocer detalles sobre sus planes de verano: «Tienes todas las papeletas de las preguntas...». El interrogatorio comenzó por Leonor y su verano en Estados Unidos, quizá por el protagonismo que corresponde a la primogénita de los Reyes. No es una elucubración de la Prensa si no una indicación que apuntan desde la propia Casa Real. La primera en la línea de sucesión al trono llega a Palma con un pie en la adolescencia, con el primer curso de la Educación Secundaria superado y tras pasar con su hermana un mes en un campamento en Estados Unidos. «Me lo he pasado muy bien», señaló Leonor, que hizo hincapié en la intensa actividad deportiva que realizaron: gimnasia, velibol y ga-ga. ¿Gaga? «Sí, como Lady Gaga», puntualizó la Reina. «Es una especie de balón prisionero que se practica allí», completó Don Felipe VI. Preguntada por el perfeccionamiento del inglés, Leonor respondió «sí» con un hilo de voz. De nuevo, su padre le apoyó: «En realidad ya saben bastante inglés».
Tras esta primera ronda, la conversación con los medios se centró en el mar. ¿La infantas saldrán a navegar? «Queremos ir probando», respondieron las niñas. «Sí, irán probando poco a poco», puntualizó el Rey. ¿Y Doña Letizia? «Si en quince años no lo he hecho...», dejó caer la Reina a LA RAZÓN, para que, Don Felipe retomara el tema y se dirigiera a este diario: «¿A ti te gusta navegar? ¿Como para competir?». «Sí, pero no con el nivel que tienen usted o Pierre Cashiraghi...»
Concluidas las preguntas, los Reyes y sus hijas subieron hasta la terraza de la Almudaina, donde se contemplaba toda la Bahía de Palma. Permanecieron veinte minutos más en el palacio, ya en la intimidad, y a su salida fueron aclamados por cuantos les esperaban. Quién sabe si esta cita veraniega abandona para siempre Marivent o es sólo para dar más realce a la infanta Leonor y que vaya adquiriendo más protagonismo en un año que comenzaba recibiendo, el día que su padre cumplía 50 años, el Toisón de Oro.
Dentro de un mes, el 8 de septiembre, hará su primer viaje oficial. Pero, ¿presidirá sus primeros premios Princesa de Asturias? «De momento este año no», sentenció el Rey. Así concluyó este posado informal, como denotaban los vaqueros del Rey, o los vestidos veraniegos de Letizia, Leonor y Sofía combinados con espardeñas. La reina escogió un vestido sin mangas de Hugo Boss en algodón con bordado inglés. Su precio en temporada es de 399 euros, pero actualmente está rebajado a 239 euros. Leonor, por su parte, llevaba un vestido de Zara Kids, con acabado de volante, con motivos bordados en canesú. Su precio: 22, 95 euros.
Doña Elena toma el relevo de su padre en las regatas
La noticia la daba la infanta Elena al aparecer en el Real Club Náutico con su hija sobre la una y media. Victoria Federica llegaba con su estilizado tipo y larguísima melena ondeando al relente, mientras que su madre se recogía el pelo en su clásica trenza. Entraron por la puerta de atrás y accedieron a los atraques para comunicar a la tripulación del Bribón, que, en ausencia de su padre, ella tomará los vientos en esa clase de barcos clásicos de seis metros, pero en otro de la competencia. Aunque el sábado por la noche estuvo cenando en el club náutico con Pedro Campos –patrón del Bribón en ausencia del rey Emérito–, Doña Elena no le insistió en formar parte del equipo porque la tripulación del Bribón es muy compacta.
Así, en esta 37 Copa del Rey Mapfre, se unirá a la tripulación del Titia –propiedad de la arquitecta gallega Alicia Freire–, al que subió, junto a Victoria Federica y un guardaespaldas en una neumática hasta el campo de regatas, donde estuvo varias horas entrenando. La infanta está a las órdenes de Mauricio Sánchez-Bella, ex piloto de Iberia y esposo de Freire. Ejerce de tripulante y de «trimmer» –responsable de las velas–. Se embarcará mañana a la una del mediodía y de los cinco campos de regatas el suyo es el más pegado a la catedral. Doña Elena no participaba en la Copa del Rey desde hacía trece años. Se embarcó en 1996 con el Hispaniola del hijo de Camilo José Cela y la última vez compitió en 2005 en el barco Siemens. Aunque el Rey también entrenó, no se cruzaron porque compite en la clase Swan, que navega en mitad de la bahía hacia la izquierda. Felipe VI no pisó el club náutico, porque embarcó en Puerto Pi que limita con Marivent. Allí duerme por seguridad el Aifos, que él patronea, hasta el inicio de la competición. Por cierto, el lugar que tenía reservado en el náutico junto al Bribón, ayer lo volvieron a cambiar, ubicando al Aifos a su atraque habitual, frente a la terraza.
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