Francia
El gen infiel de Marisa Bruni
La madre de Carla Bruni y suegra de Nicolás Sarkozy detalla en su autobiografía, publicada ahora en Italia, sus relaciones adúlteras, de una de las cuales es fruto la ex primera dama francesa. La inclinación por los «affaires» parece venir en el ADN familiar, pues Carla también tuvo pasión por amantes a dos bandas y con relación paternofilial. En el recuerdo, el escándalo que supuso enamorarse del hijo de su pareja
La madre de Carla Bruni y suegra de Nicolás Sarkozy detalla en su autobiografía, publicada ahora en Italia, sus relaciones adúlteras, de una de las cuales es fruto la ex primera dama francesa
Pensar hoy en la familia Bruni es hablar, fundamentalmente, de la modelo Carla y Nicolás Sarkozy, ex presidente de la República francesa. Sin embargo, hubo otra «Bruni» mucho antes de Carla, que durante décadas ha dado que hablar incluso mucho más que ella. Se trata de su madre, la ya octogenaria Marisa Bruni Tedeschi, quien ha presentado en Italia su autobiografía «Queridas hijas os escribo», para desvelar, en su país natal, toda su ajetreada vida sentimental. En el libro detalla historias acerca de su relación con su fallecido marido, el compositor Alberto Bruni-Tedeschi, proveniente de una acaudalada familia de Turín, con el que tuvo que exiliarse en Francia para evitar la época de los secuestros y con el que compartió sus pasiones: la ópera y el arte.Un matrimonio tan abierto que ambos se consentían sus infidelidades por lo muy enamorados que estaban. De hecho, cuando uno atravesaba el amargo trance de una ruptura extramatrimonial el otro lo consolaba. Relaciones paralelas consentidas que derivaron en el nacimiento adúltero de Carla Bruni hace casi 50 años. Muchos se preguntan si, en efecto, resulta un libro cómodo de leer para sus hijas, la propia Carla y Valeria, a quienes le ha dedicado la obra, teniendo en cuenta las escandalosas anécdotas sentimentales presentes en él. Aunque lo cierto es que, en temas amorosos, Carla ha salido claramente a su madre. Historias adúlteras que duraron incluso varios años, como la que tuvo con Maurizio Remmert, el padre biológico de Carla, que Marisa conoció cuando ella tenía 35 y él 19 años. Y es que, para más complicación, Maurizio no fue simplemente un «affaire» pasajero, sino el hijo de Giorgio Remmert, ya amante de la propia Marisa. De tal palo tal astilla: aquello de tener pasión por amantes a dos bandas, y con relación paternofilial, no es algo sólo de Bruni madre, sino también de Carla.
Cuando la ex Primera Dama dejó las pasarelas, empezó a tener diferentes relaciones con destacados personajes del mundo de la cultura y el entretenimiento, como los británicos Eric Clapton y Mick Jagger, entre otros, hasta un total de una treintena de romances, según las indiscreciones. Una vez arrancó su carrera de cantautora, conoció al periodista franco-argelino Jean-Paul Enthoven, con el que se fue a vivir a finales de los noventa. En 2000 la pareja fue invitada a pasar el verano en el palacio que los suegros del hijo de Jean-Paul tienen en Marrakech. Allí, Carla se enamorará de nuevo y comenzará una nueva relación con el hijo de Jean-Paul, el filósofo Raphaël Enthoven, casado con Justine Henri Lévy. La relación entre ambos, al margen de romper un matrimonio, causará una profunda rivalidad entre padre e hijo. Sin embargo, la predilección de Carla por el más joven de los Enthoven se demostrará con el nacimiento de Aurélien, nacido en 2001.
Un amante pianista
Según lo que se ha publicado estos días en la prensa de este país, tanto Carla como Valeria no han sido nunca espectadoras de la vida sentimental de su madre. Entre las historias más destacadas de amor de Marisa Bruni Tedeschi se encuentra la que tuvo con Arturo Beneditti Michelangeli, un conocido pianista. «Hemos vivido una infancia muy tranquila», explicaba Carla en la edición italiana de «Vanity Fair», quien reconoce no haberse nunca dado cuenta de nada: «A mis padres apenas los veíamos porque viajaban mucho y tenían una vida mundana muy intensa. En esa época no se estaba mucho con los hijos, teníamos cuidadoras inglesas, alemanas, suizas. Y, a mi abuela materna, la cual adoraba».
Bruni Tedeschi asegura que «cuando paso por delante de la entrada del Elíseo siento nostalgia». De hecho, su vida está repleta de anécdotas personales que atraviesan diferentes fases de la historia de Europa: desde el fascismo en Italia, hasta el ser la madre de la Primera Dama de Francia: «Me he documentado y he podido comprobar que en la historia de Francia ningún rey o presidente había alojado alguna vez a su suegra en el Elíseo. Sin embargo, mi yerno sí lo ha hecho, algo que le agradezco».
Bruni Tedeschi, que en abril cumplirá 87 años, se mantiene muy dinámica en su vida diaria: «Toco el piano una hora y media todos los días», admite con cierto orgullo. Como se leía recientemente en el diario italiano «La Repubblica», «el concepto de jubilada no pertenece desde luego a su diccionario». La razón de este amable comentario se debe a su gran actividad cotidiana: interpreta música, actúa, se ocupa de sus cuatro nietos, viaja y, de paso, también escribe.
Cuando empezó a escribir lo que le ocurrió en su juventud, pensó que sería una buena idea entregar algunas páginas a sus hijas para recibir una primera impresión: «Ambas me dijeron enseguida que debía continuar con mi relato y contar toda mi vida. Acepté, pero con una sola condición, la de decir toda la verdad acerca de todo y de todos», explica en «La Repubblica». Y añade: «Contaré todo tal como soy, no mentiré. Claro que hay ciertos pasajes que pueden chocar, pero es lo que hay. A mi edad, ¡creo que puedo decir lo que yo quiera!».
«No ha sido un trauma»
«Mi madre es una mujer magnífica, y siempre lo ha sido. ¿Quién tendría el valor, a su edad, de publicar un libro como éste?», afirma Carla Bruni. Su hija modelo, admite que no ha sido traumático para ella conocer tantos detalles acerca de la vida sentimental de su madre: «Mis padres eran personas muy libres, que han vivido unas vidas intensas, cubiertos por la discreción que caracterizaba a su clase social. Viajaban y pertenecían a la élite intelectual de su época, sin ser esclavos de los medios de comunicación de la actualidad». Según cuenta la propia Carla Bruni, esa capacidad que consiste en «no juzgar a nadie» la ha heredado de ellos.
Carla no tiene traumas con su madre, al menos según lo que ella misma declara. Puestos a hablar, podría echarle en cara a su madre el hecho de no haber sido «la persona más púdica del mundo», pero por otro lado admite que ha sido algo que «nunca me ha herido». Lo tiene claro: «Es una mujer buena, nunca la he visto hacerle daño a nadie. Es más, tiene muchísima clase, esa clase que ya no existe y que pertenece a otra generación».
El capítulo probablemente más interesante, teniendo en cuenta la fama actual de Carla, es el que trata la relación con Maurizio Remmert, su padre biológico. El nacimiento de Carla, en cierto modo, surgió a partir de una pasión de Marisa y Maurizio por la música. Tenían 16 años de diferencia y aquel amor parecía imposible. Sin embargo, un día supo que se había quedado embarazada: «No tuve remordimiento acerca de ello», explica Bruni Tedeschi, «la alegría de tener un tercer hijo era muy grande». Carla no supo la verdad hasta1996, con 28 años, ante el lecho de muerte de Alberto, quien la amó como a su propia hija a sabiendas de que no la había concebido. «Siempre me reprochó, sobre todo, el no habérselo contado, pero eso ya es pasado». Desde entonces, Maurizio ha formado parte de la vida de Carla e incluso acudió a su boda con Sarkozy. Parece que ha terminado por reconocer que su madre tenía razón cuando le dijo: «No te quejes, tienes dos padres, ambos han sido buenos y, además, millonarios».