La columna de Carla de La Lá
IG no censura tus pezones por puritanismo
Que no, que no…Que Instagram no censura pezones por mojigatería… que no vivimos en la puritana Nueva Inglaterra de principios del siglo XVII, noo
Que no, que no…Que Instagram no censura pezones por mojigatería… que no vivimos en La letra Escarlata, en la puritana Nueva Inglaterra de principios del siglo XVII, noo, vivimos en el régimen de Biden (que la ha vuelto a liar gozosamente esta semana con los despistes), mejor dicho, en el régimen de Kamala Harris, pro abortista y androfóbica convencida…
Además, estoy segura de que a los demócratas americanos, y a los popes de Sillicon Valey les encanta Almodóvar, como a mí. Y cuando digo sus películas, digo sus carteles, normalmente maravillosos, incluido este del pezón maldito.
Anoche, viendo Entre Tinieblas con Inesita, mi hija pequeña, trataba de explicarle cómo Almodóvar ha normalizado desde hace muchos años, todas las debilidades psíquicas y morales (imaginables o no) de la mujer.
Esto, que no es bueno, me parece, sin embargo, mucho mejor que silenciarlas o negarlas. Y mucho más sano.
Que valientemente lo hizo en una España donde el hombre podía entregarse al vicio pero la mujer tenía que ser perfecta y parecerlo y que por eso su obra (donde además el hombre tiene un papel decorativo) no le gusta a todo el mundo.
Los machistas no pueden tener delante una película de Almodóvar, por supuesto. Les estallan las meninges. Les da un infarto ideológico...
Inés respondió que Almodóvar le fascinaba, claro, porque a su manera manchega es preciosista y poético, independientemente de que algunas de sus películas sean un petardo.
Este trabajo de Jaén además de ser equilibrado, armonioso, oportuno y singular, nos ha hecho pensar, discutir y eso es oro, eso es Arte. La portada, con su pezoncito maternal supurante, provocar no provoca, pero sí lanza una pregunta interesante como siempre ha de hacer el Arte (el Arte que interesa debe ser censurado) si es tal cosa, porque el Arte ha de tener mordiente, colmillo.
El Arte no es decoración. El Arte en cualquier soporte_ tiene que desgarrar y abrir nuevos caminos, aunque duelan; una obra entendida por la mayoría, vuela bajo; una obra aplaudida por todos es un fracaso. Y ya si es premiada...puff, entonces, es una mierda.
Por otra parte, como dice el autor del cartel, “que decida qué es Arte y no lo es un robot, un algoritmo o un sensor… da pánico….!”
En fin, la pregunta que nos lanza, sin quererlo, este cartel es la siguiente:
_¿Por qué pecho de hombre, pezón de hombre, sí y pecho de mujer, pezón de mujer, no? ¿Qué hay de escandaloso en el de las mujeres?
_Nada.
Hoy, la mayoría de la gente, el consenso, la hegemonía considera que el pecho masculino y el femenino tienen la misma carga sexual. Prueba de ello_dicen_ es que en poblados no mediatizados por cuestiones morales absurdas implantadas por las religiones occidentales, como tribus africanas, las mujeres lucen los pechos descubiertos y los hombres no están mirándolos babeando… En definitiva, un agravio comparativo con los hombres, fruto de una política empresarial gazmoña y represiva que juzga negativamente el cuerpo de la mujer (maltrato, nos están matando, los carteles, las matemáticas, los semáforos, los gallos violadores y ahora también Sillicon Valley).
Lo cierto es que las cuestiones morales nunca son absurdas, igual que tampoco lo son las cuestiones estéticas (y qué bien entenderá esto Almodóvar) y no es lo mismo tetamen de chica que de chico, como no son lo mismo, papayas que garnachas. Creo que no es necesario que haga un repaso por la historia física y simbólica del pecho femenino a lo largo de la antropología, la cultura y el erotismo humanos….
La estética siempre está sujeta a la ética y la ética a la moral, y ésta siempre a las costumbres y normas que se consideran buenas para dirigir o juzgar el comportamiento de las personas en una determinada comunidad. La moral está inevitablemente unida al ambiente sociocultural, por tanto, es ridículo compararnos con otras regiones y sociedades “exóticas”.
En el mundo occidental en general la carga semántica de uno y otro no tiene nada que ver (y no hablo de sexual) que también, pero me resulta un tanto paleolítico. Hablo de estética, otra vez…
Como se lo explico, amigues, a mí no me escandaliza una mujer en un restaurante enseñando los pechos (ni tampoco me escandalizaría enseñando un piercing en el clítoris) sin embargo me resulta feo, porque soy de las que opino que a cualquier desnudo hay que acostumbrarse….y que la mayoría de los seres humanos no nos parecemos en nada a Brigitte Bardot.
Mientras escribo, en la soledad de la montaña imagino en esta ola de calor, hombres y mujeres de edad avanzada paseando por las orillas de las playas en trajes de baño escuetísimos, destruyendo paisajes, arruinado las fotos e inhibiendo cualquier conato de romanticismo o consciencia plena.
Ah… si la gente tuviera mayores ambiciones estéticas, otras normas nos cantarían en Instagram… pero, no es el caso. Me río yo del #bodypositive, lo que hay que hacer es tener consideración y taparse un poco, hombres y mujeres por igual, ¿eh?.
Conclusión, que la censura antipechugas en Instagram (que no debería incluir el cartel de Almodóvar ni obras de Arte en general) no viene del escándalo o el temor a la excitación sexual, en absoluto, el temor si acaso es a nuestra majadera interpretación de la naturalidad, a nuestra espontaneidad mal entendida, al mal gusto y a la invasión de la fealdad y la impudicia.
Imaginen, amigues, que cualquiera pudiera salir en pelotas en las redes…¿y luego?
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