Hollywood
La vuelta de Hércules
El hijo de Zeus saca músculo con el estreno del filme que protagoniza el apuesto Kellan Lutz y que muestra el lado humano del héroe
Cuando el cine rebosa de superhéroes, recurre a los dioses de la antigua Grecia. Son los modelos originales, hijos de dioses y mortales y, por tanto, con unos poderes muy limitados aunque mucho más exóticos que Batman. La moda reciente de resucitar a los héroes del Olimpo se debe al novelista norteamericano Rick Riordan, cuya saga sobre Percy Jackson, hijo de Zeus, es una de las lecturas preferidas de los niños de medio mundo. Hollywood ha llevado al cine dos de sus aventuras, donde funde con desparpajo el género fantástico con la «Teogonía» de Hesíodo, la gigantomaquia y las sagas de espada y brujería. Un mestizaje típicamente posmoderno en el que el estilo de «Crepúsculo» (2008) es como el faro que guía este cine para adolescentes.
«Percy Jackson y el ladrón del rayo» (2010) y «Percy Jackson y el mar de los monstruos» (2013), repletas de efectos especiales y guiños a los dioses griegos, están en la línea aventurera de «Los juegos del hambre» (2012). Lo curioso de este fenómeno literario y cinematográfico es que ha conseguido que los niños conozcan de carrerilla la mitología griega sin tener que leer a los clásicos griegos. Además, Logan Lerman, su protagonista, ha terminando de rodar «Noé», en donde encarna a Ham, el hijo de Noé, al patriarca que tuvo que enfrentarse nada menos que al Diluvio Universal. Noé corre a cargo de Russell Crowe y Matusalén es Hopkins. Podría decirse que vuelven los clásicos.
Que Hércules reaparezca como leyenda, tampoco es extraño si quien encarna al hijo de Zeus es el actor Kellan Lutz, tan guapo como James Dean pero reforzado por una musculatura hercúlea envidiable. Mazas pero sin las desmesuras halterofílicas de quien fue Mister Mundo y Mister Universo en los años 50 y protagonizó la más conocida de las series de Hércules: el culturista Steve Reeves. Un actor que debutó con Ed Woods en «Jail Baits» (1954), el peor director de la historia del cine, lo que ya anunciaba su destino en el séptimo arte. Si se le añade que rechazó el papel de James Bond y el de «Por un puñado de dólares» (1964) el mito del cachas inexpresivo como una col cobra sentido. Su genialidad fue poner de moda la minifalda y el «peplum», un subgénero tan típicamente italiano como el spaghetti western, que tuvo su inicios a comienzos del siglo XX, con el cine de aventuras ambientado en la antigüedad griega y romana, al que hay que añadirle las películas bíblicas como «Los diez mandamientos» (1956) y «Ben-Hur» (1959).
Tres filmes de principios del siglo XX definieron el género «kolossal» o «peplum»: «La caída de Troya» (1910), «Quo Vadis?» (1913) y la más influyente y reconocida, «Cabiria» (1914), de Giovanni Pastrone , quepresentaba por primera vez a Maciste, variante culta de Hércules, que D'Anunzzio, el insigne poeta italiano que escribió los carteles del filme, prefirió nombrarlo en su forma culta. La fama del forzudo dio lugar a una serie de cintas mudas protagonizadas por este coloso bondadoso. Desde la citada a «Maciste in vacanza» (1921),se realizaron dos docenas de películas mudas, a los que habría que añadir las realizadas en Alemania, con títulos tan atrabiliarios como «Maciste médium» (1918) o «Maciste in vacanza» (1920).
Hollywood siempre recurre al cine «kolossal» en momentos de crisis, rehaciendo los temas clásicos. Como lo hizo Italia en los años 50, como segunda marca de Hollywood, al instalarse en Cinecittà numerosos directores, guionistas, productores y actores, que buscaban alivio fiscal en Europa.
«Ulises» (1954), interpretado por Kirk Douglas, fue un éxito mundial que hizo de Cinecittà la Meca del cine de serie B, en donde Steve Reeves fue coronado como el rey del peplum, con títulos tan sonados como «Hércules» (1958), «Hércules y la reina de Lidia» (1959), «Goliat contra los bárbaros» (1959) y «Los últimos días de Pompeya» (1960). Su fama, consolidó la industria del cine europea y sirvió de reclamo a otro forzudos de gimnasio que hicieron su agosto en Roma y Almería, representando las más variadas fantasía del cine de romanos. En la televisión de los años 90, la serie «Hércules» (1995-1999) seguía jugando con una visión ecléctica y dislocada del héroe griego, con unos efectos especiales de risa y unos actores que harían enrojecer a Steve Reeves. Dos años después, la factoría Disney hizo de Hércules un héroe mucho más simpático y juguetón, en su línea más clásica, dejando el camino expedito para «Troya» (2004), «300» (2006) y el revival del cine de romanos.