Internacional
Yuval Rabin: «Rabin y él fueron rivales, pero les unió el objetivo de la paz»
El hijo de Isaac Rabin define a Simon Peres como un visionario y a su padre como un político con los pies en la tierra
El hijo de Isaac Rabin define a Simon Peres como un visionario y a su padre como un político con los pies en la tierra
El ex presidente Simon Peres y el otrora primer ministro Isaac Rabin, asesinado en 1995 por un radical judío, fueron figuras claves de la política israelí durante muchos años, primero como duros adversarios en la lucha por el liderazgo del Partido Laborista, pero finalmente, como cercanos socios en la búsqueda de la paz en el proceso de Oslo. Una relación que recuerda en esta entrevista el hijo de Rabin, al mismo tiempo que Israel se prepara para el último adiós al gran estadista que cimentó el Estado de Israel.
–Su padre y Simon Peres fueron rivales y también socios cercanos. ¿Cómo se siente hoy usted con el fallecimiento de Peres?
–No se pueden olvidar las rivalidades que hubo entre ambos, pero hoy es un día triste. Termina una época. Y creo que lo principal es mirar hacia adelante, preguntarnos qué hay que hacer ahora. La sensación es que no hay mucha gente capaz de tomar responsabilidades y de entender que sentarse sin hacer nada no es mejor que intentar buscar soluciones a problemas que no desaparecerán.
–Hoy hay un claro estancamiento en el proceso de paz. A su padre no le resultó fácil la reconciliación con el líder palestino Yaser Arafat. Pero tanto él como Peres comprendieron que no hay alternativa. ¿Fueron capaces de cambiar, verdad?
–Lamentablemente no podemos elegir a nuestros enemigos. Está claro que había profundos abismos que separaban a quien encabezaba a la otra parte y que estuvo dispuesto a sentarse con nosotros. No sé si la expresión adecuada es que cambiaron. No hubo aquí un capricho momentáneo sino una convicción.
–¿Podría comparar a ambos líderes israelíes?
–Eran distintos. Peres era el visionario, siempre mirando al futuro; y mi padre tenía más los pies sobre la tierra, cauteloso y siempre expectante, pero eso no significa que Peres lo arrastrara al proceso de Oslo. Algunos lo defienden, pero son tonterías. Mi padre fue a las elecciones del 92 con el lema «Cambio en el orden de prioridades» y con el compromiso de lograr un acuerdo con los palestinos. Había varios canales y el que prosperó fue Oslo, que él abrazó.
–Con Oslo de fondo y la causa que los unió, ¿diría que la reconciliación entre ambos, entre su padre y Peres, fue auténtica?
–No creo que se pueda hablar de una armonía idílica, pero sí cooperaron muy bien. Hubo discrepancias, pero el hecho es que a pesar de ello mi padre decidió seguir el canal de Oslo que Peres proponía. Puedo decir claramente que las heridas y los malos sentimientos desaparecieron el día del asesinato. Hasta ese momento no hubo idilio sino cooperación, por compromiso con la meta. El destino les impuso estar juntos y desde ahora estará uno junto al otro para siempre, en el sitio de su sepultura. Quizás cada uno de ellos, en forma independiente, habría deseado ver las cosas de otra forma. Pero así sucedió.
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