Geopolítica

La unidad de África Occidental se resquebraja en un fin de semana

Los bloques regionales enfrentados, la Alianza de Estados del Sahel y la Comunidad Económica de Estados de África Occidental, se reunieron por separado este fin de semana

Niamey (Niger), 06/07/2024.- Interim President of Mali Colonel Assimi Goita (L), head of the military junta in Niger General Abdourahamane Tchiani (C) and interim leader of Burkina Faso Captain Ibrahim Traore (R) salute at the start of the first ever Alliance of Sahel States summit in Niamey, Niger, 06 July 2024. The junta-leaders in Mali, Burkina Faso, and Niger held their first ever joint summit of a new regional bloc, the Alliance of Sahel States, AES, since seizing power in a series of co...
Primera cumbre de la Alianza de Estados del Sahel en NiameyISSIFOU DJIBOAgencia EFE

Este fin de semana se ampliaron las distancias entre los países que conforman la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) y los miembros de la Alianza de Estados del Sahel (AES), que son Mali, Níger y Burkina Faso, tres naciones lideradas por juntas militares que accedieron al poder en los últimos años por medio de golpes de Estado. Los acontecimientos tuvieron lugar de forma paralela a lo largo del fin de semana: la CEDEAO se reunió por su 65ª cumbre en Abuya (Nigeria) y la AES celebró su primer encuentro entre jefes de Estado en Niamey (Níger) desde su creación en septiembre de 2023.

Cumbre de la AES

La Alianza de Estados del Sahel pretende construir el camino para una nueva forma de cooperación entre Estados africanos con vistas a liberarse de la interferencia histórica de Francia en la región, mientras apoyan sus decisiones en aliados no tradicionales, entre los que se encuentran Rusia, Turquía, Emiratos Árabes Unidos o China. Sin embargo, y pese a la creciente influencia de nuevos actores, también destacan contadas formas de cooperación (militar o humanitaria) con países europeos como Alemania, Italia y España. En la reunión que sostuvieron en Niamey, los líderes de las naciones implicadas acordaron la creación de una Confederación de Estados del Sahel que presidirá durante el primer año el coronel Assimi Goita, líder de la junta militar de Mali, afirmando que "vamos a crear una AES de los pueblos, en lugar de una CEDEAO cuyas directivas e instrucciones le son dictadas por potencias que son ajenas a África".

Es evidente que una de las bases ideológicas de la AES nace de una nueva vertiente de panafricanismo militarizado y condicionado por la guerra contra el terrorismo que asola la región, donde fue especialmente significativo el discurso del capitán Ibrahim Traoré durante el encuentro. El líder de la junta militar burkinesa indicó que "los occidentales consideran que les pertenecemos y que nuestra riqueza también les pertenece. Piensan que son ellos los que deben seguir diciéndonos lo que es bueno para nuestros Estados. Esta época ha terminado para siempre. Nuestros recursos seguirán siendo para nosotros y para nuestra población".

Con el fin de avanzar en la dirección propuesta, este fin de semana se acordó también la creación de un fondo de estabilización, un banco regional y un comité que investigue nuevas propuestas que beneficien a las economías involucradas. Igualmente, esta nueva confederación poseerá un carácter defensivo en lo referente a la protección de las tres juntas militares dentro del poder, en el caso de que ocurran ataques de terceras naciones que pretendan restaurar la democracia en sus territorios. Fue Goita quien dijo este sábado que “un ataque contra uno de nosotros se considerará como un ataque contra el resto de los miembros”. No debe olvidarse tampoco que Mali, Níger y Burkina Faso llevan colaborando de forma puntual en el último año en lo que respecta a la lucha antiterrorista, y que se supone que este fortalecimiento en sus relaciones beneficiará a la cooperación militar entre los tres países.

La creación de una Confederación no es una idea nueva en la región. En el periodo de las independencias, las actuales Mali, Burkina Faso, Benín y Senegal se agruparon bajo la Federación de Mali, que entonces se consideró como un único Estado. El proyecto apenas duró un año, entre 1959 y 1960, y concluyó debido a las diferencias sostenidas entre malienses y senegaleses en cuestiones de gobernanza y proyección económica.

También cabe un cúmulo de dudas acerca del marco jurídico que involucra a la AES. Los tres países implicados anunciaron este mes de enero su salida de la CEDEAO, a la que pertenecían desde su fundación en la década de 1970, pero las formas legales de esta salida no parecen seguir la legislación escrita de la organización de Estados (que fue firmada por Mali, Burkina Faso y Níger en el momento de su ingreso). Esta legislación apunta que la salida de cualquier Estado miembro debe anunciarse con un año de antelación, lo que lleva a que la CEDEAO no considere que las naciones de la AES hayan salido realmente de la organización. Mali, Níger y Burkina Faso, sin embargo, sí que dan por válida su salida. El acto celebrado este fin de semana, donde equiparaban su nueva Confederación a la CEDEAO, es muestra de ello. Y esta es, por tanto, la primera duda: ¿han salido Mali, Níger y Burkina Faso de la CEDEAO en términos legales y efectivos? ¿O acaso no importa ya la legislación y África Occidental se ha convertido en un gallinero sin ley ni orden, siempre que la ley y el orden no convengan a los intereses de cada uno?

Por otro lado, todas las organizaciones regionales africanas (CEDEAO, SADC, CAO, CEEAC) se mueven bajo el amparo de la Unión Africana y colaboran de forma activa con los intereses generales del continente. ¿Se integrará la AES dentro de la Unión Africana? Y, de no ser así, que es lo más probable, ¿qué repercusiones traerá a la hora de considerar la autoridad de la UA sobre las organizaciones regionales del continente? La postura rupturista de las juntas militares del Sahel afecta igualmente a otras pautas de la región tras el anuncio de la creación de un nuevo banco regional. ¿Significa eso que el Banco Central de los Estados de África Occidental quedará en desuso en estas naciones? Pero de ser así, ¿cómo se imprimirá la moneda que comparten los miembros de la AES con otras naciones de la CEDEAO, que es el franco CFA? ¿Saldrán definitivamente de la Unión Económica y Monetaria de África Occidental? Y, de hacerlo, ¿lo harán según un marco jurídico internacional o siguiendo sus propios impulsos?

Existen unas posturas que se mueven a favor de la AES y otras que lo hacen en contra. El tiempo dará la razón a cada una. Lo que es seguro, es que sus últimos movimientos han despertado un mar de dudas sin resolver y que amenazan con quebrar el ordenamiento jurídico de la región. La CEDEAO reconoce que incumplir los acuerdos firmados en el pasado y desdeñar el orden internacional sin consecuencias puede provocar un efecto dominó que traerá a África Occidental una nueva forma de caos del tipo político y administrativo. No cabe duda de que la AES supone un peligro para los intereses franceses en el continente, pero también podría alterar las dinámicas de los países vecinos.

Cumbre de la CEDEAO

No es casualidad que la CEDEAO se haya reunido este fin de semana, a la vez que los golpistas se encontraron en Niamey. En su 65ª cumbre en Abuya, el presidente de Nigeria, Bola Tinubu, fue elegido por segundo año consecutivo como líder de la organización y con el objetivo de preservar los “valores democráticos” de los países que permanecen en el bloque. Una afirmación cuanto menos irónica, desde que tres países de la CEDEAO están gobernados por dictaduras de facto (Guinea Bissau, Togo y Guinea Conakry), aunque se tratan de tres dictaduras que no han seguido la trayectoria rupturista y antifrancesa que han escogido las naciones de la AES. Que estas tres dictaduras todavía mantengan relaciones con Occidente es la única diferencia destacable que las incluye como dictaduras “amigas” de la CEDEAO; lo cual pone en evidencia las carencias de la organización de Estados a la hora de actuar sobre una base moral y política sólida (o coherente).

Aparte de la reelección de Tinubu, los presidentes de Senegal y de Togo, Bassirou Faye y Faure Gnassingbé, fueron nombrados mediadores entre la CEDEAO y la AES, debido que se tratan de los dos gobernantes que han mostrado posturas más próximas a Mali, Níger y Burkina Faso. Faye, por ejemplo, realizó recientemente una gira que le llevó a Burkina Faso y a Mali, donde mostró su acuerdo con las juntas militares a la hora de reformar la CEDEAO para hacerla menos dependiente de los intereses franceses. Y Gnassingbé ha supuesto un apoyo indispensable para Níger dentro del conflicto diplomático Níger-Benín que lleva sucediéndose desde el mes de mayo. Ante la negativa de Benín de dar una salida marítima al petróleo nigerino, Togo ha supuesto la mejor ruta alternativa para evitar el estancamiento de las exportaciones nigerinas.

Tras anunciar los nombramientos de Faye y de Gnassingbé, el presidente Bola Tinubu reconoció que “el panorama político sigue siendo frágil en algunos Estados miembros, especialmente en aquellos que presenciaron cambios de gobierno inconstitucionales”, lo que demuestra que la CEDEAO todavía no considera que Mali, Níger y Burkina Faso hayan salido de forma definitiva de la organización de Estados.

Otra de las medidas tomadas durante la reunión de la CEDEAO y realizada como respuesta a los avances de la AES como Confederación, fue la decisión de implantar la necesidad de cumplimentar un visado para aquellos ciudadanos de países miembros de la AES que deseen transitar dentro de África Occidental. Hasta ahora, los ciudadanos malienses o nigerinos tenían la libertad de desplazarse indistintamente a Ghana o a Senegal sin necesidad de un visado. Algo fundamental en una región donde la inmensa mayoría del transporte de personas y de mercancías se realiza por vía terrestre y donde la tradición migratoria y los conflictos han llevado en las últimas décadas a grandes movilizaciones de población entre países. Irónicamente, esta medida beneficiará a las fronteras europeas de manera indirecta: los malienses o burkineses que desean llegar a Europa a través de la ruta atlántica se enfrentarán ahora a nuevas dificultades de movilidad durante sus desplazamientos en dirección a los países costeros.

Si esta medida pretende ejercer presión sobre los países miembros de la AES para garantizar su regreso a la CEDEAO, la realidad es que puede leerse como un nuevo paso que distanciará todavía más las posturas entre ambos bloques. Mientras, la amenaza yihadista sigue creciendo. El desarrollo económico sigue estancado. La inmigración continúa descontrolada. La inestabilidad regional aumenta. Y países africanos que deberían acercar posturas para enfrentarse a su enemigo común, que son el neocolonialismo internacional y los abusos extranjeros, se enfrentan entre sí para beneficio de quienes saquean a sus recursos y roban el futuro a sus jóvenes poblaciones.