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Trump sacude Oriente Medio tras reconocer Jerusalén como «capital de Israel»
El líder de EE UU anunció también el traslado de su embajada, a pesar de la ofensiva diplomática global
El líder de EE UU anunció también el traslado de su embajada, a pesar de la ofensiva diplomática global.
En un solemne discurso en la Casa Blanca, el presidente norteamericano, Donald Trump, anunció ayer el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel y el traslado de la Embajada a la Ciudad Santa, pero al mismo tiempo confirmó su compromiso con la solución de los dos Estados «si ambas partes quieren esto». El presidente de EE UU rompe así con la tradición política seguida hasta ahora por las administraciones norteamericanas y amenaza los frágiles equilibros en el convulso Oriente Medio. Pese a la ofensiva diplomática desplegada por las principales potencias europeas y árabes que incluyó la participación del Papa Francisco, Trump ordenó al Departamento de Estado que inicie los trámites para trasladar la embajada de Tel Aviv a Jerusalén, en un proceso que se estima que puede durar años. «Es la hora de que EE UU reconozca la capitalidad de Israel en Jerusalén», sostuvo el presidente, que precisó que «hace tiempo que se debía haber tomado esta decisión». «Mis predecesores ya realizaron esta promesa durante la campaña, pero fallaron a la hora de cumplirla. Hoy yo estoy cumpliendo con ella», sostuvo orgulloso. En un intento de calmar los ánimos en el mundo árabe, Trump confirmó su compromiso con la solución de los dos Estados para lograr una salida al largo conflicto entre palestinos e israelíes y aseguró que Jerusalén debe permanecer como Ciudad Santa para las tres religiones monteístas, el judaísmo, el cristianismo y el islam.
Los matices del anuncio, sin embargo, no parecían que fueran a hacer mella entre los Estados árabes. El enviado de Palestina aseguró que la decisión de Trump supone una «declaración de guerra en Oriente Medio». En la misma línea se pronunció Hamas, que aseguró que la medida «abría las puertas del infierno». La cólera de los países árabes contrastó con la calurosa bienvenida en Israel. Minutos después de finalizar Trump sus palabras, el Ayuntamiento de Jerusalén iluminó las murallas de la Ciudad Vieja con las banderas de Israel y EE UU, en señal de agradecimiento. El primer ministro, Benjamin Netanyahu, lo calificó de «día histórico» y reivindicó la decisión como «justa y valiente» En un mensaje grabado, el jefe de Gobierno combinó la dimensión histórica de la decisión con la política y mirada hacia el futuro. «Jerusalén es la capital de Israel desde hace casi 70 años», dijo para luego añadir: «Y ha sido la capital del pueblo judío desde hace ya 3.000 años». Recordó que «aquí estuvieron nuestros templos, gobernaron nuestros reyes y oraron nuestros profetas». También quiso precisar que la iniciativa no socaba la libertad de cultos. «Israel garantiza a judíos, cristianos y musulmanes por igual».
Consciente de que se abre un periodo de máxima alerta, el Gobierno se ha preparado para tres días de furia. Desde Washington también trascendió un cable del Departamento de Estado en el qeu se insta a las embajadas a reforzar la seguridad en virtud de este cambio diplomático. El presidente Trump actuó bajo la ley de 1995 que insta a EE UU a que traslade su embajada a Jerusalén. Desde esa fecha, sus predecesores, los demócratas Bill Clinto y Barack Obama, así como el republicano George W. Bush optaron por postergar esta decisión para evitar incendiar la infamable región.
Netanyahu, por su parte, reiteró su deseo de lograr la paz y se comprometió a trabajar «por la paz con todos nuestros vecinos, incluyendo los palestinos». El presidente francés, Emmanuel Macron, que se ha empleado a fondo para tratar de mediar ante EE UU para que no hiciera este movimiento arriesgado y para contener los ánimos en la región, recordó que el estatus de Jerusalén debe acordarse en la mesa de negociaciones entre los israelíes y los palestinos. Macron rechazó la vía unilateral seguida por el presidente norteamericano.