Guerra Fría
El teléfono rojo con Moscú ni era teléfono ni era rojo: es este armatoste y está en España
El terminal que usaron la URSS y Estados Unidos en la crisis del muro del Berlín tiene el aspecto de una máquina de escribir
Durante aquellos años en los que parecía que la Tercera Guerra Mundial estaba a la vuelta de la esquina, y con Estados Unidos o la URSS, o posiblemente los dos a la vez, a punto de apretar el temido botón nuclear por cualquier chispa, la esperanza del mundo estaba puesta en los que se llamó el “teléfono rojo”.
Uno de los terminales, y quizás el más simbólico de todos, estaba en el Berlín de los años 70, el Berlín del muro, el punto del planeta que mejor representaba la tensión entre los dos bloques.
Pero aquel famoso teléfono rojo ni era teléfono ni por supuesto era rojo, sino un feo armatoste con pinta de máquina de escribir, tres botones a la izquierda y una ranura que, además, se puede visitar ahora en España.
Se conoce técnicamente como “Teletipo de línea directa entre Moscú y Washington”, fue construido en 1979 y se muestra en la exposición El Muro de Berlín que se puede visitar en las instalaciones del Canal de Madrid.
En realidad, la línea directa entre Washington y Moscú se había estrenado 16 años antes, en pleno auge de la Guerra Fría, después de que la llamada crisis de los misiles en Cuba estuviera a punto de provocar un enfrentamiento entre las dos potencias nucleares a cuenta de unas bases soviéticas descubiertas en la isla cubana.
Moscú y Washington necesitan un hilo directo
Los mensajes cruzados, los malentendidos y el evidente pulso personal entre John Fitzgerald Kennedy y Nikita Jruschev mantuvieron en vilo al mundo y demostraron que el Kremlin y la Casa Blanca necesitaban un hilo directo y confidencial mediante el que comunicarse como antídoto para apretar el botón nuclear. Nació ahí el mito del teléfono rojo.
Este enlace directo no transmitía los mensajes de viva voz, sino a través de teletipos que se estrenaron con un mensaje de apariencia críptica: “El veloz zorro marrón saltó sobre la espalda del perezoso perro" (“The quick brown fox jumped over the lazy dog’s back”). No era más que una frase que incluía todas las letras del alfabeto en inglés, ya que el objetivo era precisamente algo tan mundano como comprobar que todas las teclas funcionaban. Y a continuación, por supuesto, un “1234567890” que chequeaba a su vez que todos los números se podían utilizar también.
A partir de aquí, el aparato se utilizó en una veintena de ocasiones durante la Guerra de los Seis Días de 1967 que enfrentó a Israel con una coalición de países árabes. En aquel momento, fue muy útil para que el Kremlin transmitiera a Washington que no tenía intención de incendiar más la región.
El hilo directo se utilizó, según han reconocido fuentes estadounidenses y rusas, en al menos otra media docena de ocasiones (la guerra India-Pakistán de 1971, la guerra de Yom Kippur de 1973 y del Líbano en 1983, la invasión turca de Chipre de 1974, la invasión rusa de Afganistán en 1979 o las tensiones de la URSS con Polonia a principios de los 80.
A partir de entonces, otros dos presidentes estadounidenses (Bush padre e hijo), Gorbachov o Putin (este último en el 11-S) han utilizado este teléfono rojo.
De Washington a Moscú con cuatro paradas intermedias
En un principio, esta línea directa constaba de dos estaciones de teletipo full-duplex y un circuito telegráfico por cable que recorría el camino Washington-Londres-Copenhague-Estocolmo-Helsinki-Moscú y que se complementaba con otro circuito de radiotelégrafo Washington-Tánger-Moscú.
Según explicó en su día la agencia Sputnik, cada lado del teletipo tenía dos teleimpresores con alfabeto latino y dos con alfabeto cirílico. Los mensajes se enviarían y recibirían tanto en ruso como en inglés, a modo de protección contra errores de traducción. Además, cada lado estaba protegido por un par de máquinas de cifrado One-Time Tape (OTT) fuera de línea/en línea ETCRRM desarrolladas en 1953 por la firma noruega Standard Telefon og Kabelfabrik A/S (STK).
El teleimpresor ruso (cirílico) de Berlín era un T-63 fabricado por Siemens (anteriormente conocido como Siemens & Halske), que fue entregado al Pentágono el 26 de agosto de 1963. Desde él se envió el mensaje de prueba del “veloz zorro marrón”. La parte soviética respondió con una descripción poética de una puesta de sol en Moscú, en la que se utilizaban por igual todas las letras del alfabeto cirílico, según Sputnik.
Según varias informaciones, el terminal que se encontraba en el Kremlin estaba en un cuarto cerca de la Presidencia. En Estados Unidos se cree que había cuatro terminales. Con los años se fueron mejorando los dispositivos mediante sucesivos acuerdos firmados por ambos países.
En todos los casos había tres tipos de mensajes: de prueba, como el ya mencionado primer texto, y que versaban sobre la naturaleza, el arte o la música; de servicio, con alusiones técnicas a los dispositivos; y gubernamentales, enviados por orden directa de ambos presidentes.
La información que llegara a través de la terminal de Berlín, y que saliera por la pequeña ranura situada a la izquierda del enorme aparato, podía ser determinante para el destino de la Humanidad, especialmente en los momentos más críticos en los que parecía que en aquel mítico Check Point Charlie podía encenderse la mecha de la Tercera Guerra Mundial.
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