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Rusia y China cargan contra los acuerdos de la OTAN

Medvedev alerta de una “tercera guerra mundial” por la ayuda a Kyiv y Pekín critica la expansión a Asia

El primer ministro, Dmitri Medvédev larazon

El general Serguei Surovikin, subcomandante de la operación militar rusa en Ucrania, protagonizó los titulares de la prensa internacional días después del intento fallido de rebelión por parte del grupo Wagner por haber sido detenido. Siempre según fuentes extraoficiales del ministerio de Defensa ruso, el general, más conocido como “el carnicero de Siria” había sido arrestado por su relación con el motín del grupo de mercenarios que duró poco más de un día, en una noticia que fue recogida por el diario moscovita The Moscow Times.

Desde entonces, nadie ha visto al militar, sin versiones oficiales que confirmen o desmientan lo ocurrido, aunque desde fuera de Rusia, algunos medios como The New York Times, publicaban que Surovikin habría estado al tanto de los planes de Prigozhin mucho antes de que este lanzara a sus hombres camino de Moscú. El silencio sobre su estado se rompió ayer, cuando Andrei Kartapolov, jefe de la Comisión de Defensa de la Duma Estatal, afirmaba en un video publicado en las redes sociales que “Surovikin está descansando y que no está disponible por ahora”, sin dar más detalles al respecto.

Tras conocerse que el jefe del grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin, se reunió con el presidente ruso, Vladimir Putin, días después del intento de rebelión, el Kremlin ha querido pasar página silenciando en la medida de lo posible todo lo relacionado con el hecho. De ser así, Surovikin pasaría a ocupar un perfil bajo si no estuviese encarcelado.

Sorprende que fuese este reputado general el primero en condenar la rebelión de los Wagner a través de un video publicado el pasado sábado. Surovikin, de 56 años, conocido también como “el perro sanguinario del Kremlin” tras dirigir numerosas operaciones militares en Chechenia y Siria, pasó a ser uno de los principales sospechosos del conato de guerra civil reconocido por el propio presidente Putin. El líder ruso ya dio muestras de desconfianza sobre el general detenido al sustituirlo por Valery Gerasimov, quien ocupa desde entonces la jefatura del Estado Mayor ruso.

Mientras, en Vilna echa el cierre la Cumbre de la OTAN y desde Moscú se lanzan advertencias sobre el rearme de la Alianza y su refuerzo en el flanco oriental. El último en hacerlo ha sido el vicepresidente del Consejo de Seguridad y expresidente de Rusia, Dmitri Medvédev, advirtiendo ayer de que “la Tercera Guerra Mundial está cada vez más cerca”, consciente del peligro que supone para Rusia el envío de nuevas armas a Ucrania. “El Occidente delirante no podía inventar otra cosa. Predictibilidad al máximo nivel, hasta la idiotez. De hecho, es un callejón sin salida. La Tercera Guerra Mundial está cada vez más cerca”, escribió uno de los hombres de confianza de Putin en su canal de Telegram.

Por su parte, el Kremlin ha calificado de “erróneo” y “potencialmente muy peligroso” el hecho de que Occidente siga volcado con Ucrania ofreciéndole garantías de seguridad, añadiendo que estas atentarían contra la propia seguridad de Rusia.

Mientras, el Gobierno chino ha instado a la OTAN a no expandirse a Asia-Pacífico, advirtiendo que tomaría represalias ante cualquier aumento de la presencia militar occidental en la región después de que la alianza criticara a Pekín durante su Cumbre en Lituania.

La Misión de China ante la Unión Europea emitió una declaración el martes en respuesta al comunicado conjunto de la OTAN, que acusó a Beijing de aplicar “políticas coercitivas” que “desafían” los intereses occidentales. “El contenido del comunicado relacionado con China ignora los hechos básicos, distorsiona sin sentido la posición y las políticas de China y desacredita deliberadamente a China. Nos oponemos firmemente y lo rechazamos”, dijeron los diplomáticos chinos.