Crisis política en Italia
Renzi dimite para seguir
El Partido Democrático, descabezado, busca nuevo líder. Los adversarios internos del ex primer ministro italiano le amenazan con la ruptura si sale reelegido en el congreso.
El ex primer ministro italiano Matteo Renzi dimitió como secretario general del Partido Demócrata (PD), según se anunció hoy en la asamblea del grupo político, decisiva para su futuro ante las críticas de una minoría que amenaza con la escisión.
La izquierda italiana está entre la espada y la pared, una vez más. Incluso ante uno de los liderazgos políticos más atractivos de su historia reciente, el que representa Matteo Renzi, el Partido Democrático (PD) vuelve a cuestionarse su propio futuro tras la derrota electoral del toscano en el referéndum constitucional de diciembre. De nuevo, el debate interno de la formación política demuestra cómo el reformismo italiano nunca ha tenido ni conseguirá, observando los precedentes, una sólida tradición unitaria. Es más, la minoría crítica del partido, contraria al fuerte personalismo del florentino, quiere aprovechar la débil situación institucional italiana para provocar una escisión en el seno de una de las izquierdas más importantes de la UE.
En la jornada de ayer, Matteo Renzi formalizó su dimisión como secretario del Partido Democrático ante la asamblea nacional del mismo, con el objetivo de relanzar un nuevo congreso y unas nuevas primarias destinadas a conocer quién será el nuevo líder del PD para los próximos cuatro años. Así pues, el florentino no ha hecho más que dimitir con la intención de volver confirmar pronto su liderazgo mayoritario y así acallar sus detractores en el partido, que aún no saben si permanecer en la minoría o provocar una escisión definitiva en el seno del Partido Democrático. Por tanto, no sólo está dividido el PD, sino también la propia minoría crítica del mismo. Lo cierto es que según los principales analistas políticos, ambas partes dan por hecha la separación definitiva de la minoría del PD con el objetivo de fundar una nueva formación política.
«Paremos y volvamos a arrancar todos juntos el camino», dijo ayer Renzi en Roma apelando a la unidad del partido. «De otro modo nos tomarán por locos. La escisión no tiene sentido», pronunció ayer el toscano en plena asamblea: «“Escisión” es una palabra fea, pero aún peor es “chantaje”. No es aceptable que se bloquee un partido sobre la base de las órdenes de una minoría», comentó el ex «premier» en un discurso calificado de muy duro por sus detractores. Son unas palabras muy contundentes que hace unos días recogió en una entrevista el prestigioso diario «Corriere della Sera». Según él mismo cuenta, una vez que tuvo lugar la derrota en el referéndum, la minoría crítica le dio a elegir: «O congreso del partido o escisión. Así pues, convoqué el partido tal como me pidieron. Sin embargo, vuelven a chantajear con la escisión».
Pier Luigi Bersani, ex secretario del partido y líder de la minoría crítica pero aún no «escisionista» del PD, quien ha sido entrevistado hace unos meses por LA RAZÓN; aseguró que «en todos los partidos [italianos] vemos un proceso de personificación del discurso político», haciendo alusión especialmente al populista Movimiento 5 Estrellas de Beppe Grillo. «Renzi pertenece a este mecanismo, y tendrá sus desmentidos».
Tras su dimisión, Matteo Renzi ha vuelto a presentar su candidatura en aras de liderar de nuevo el Partido Democrático (PD), ante las malas caras de sus adversarios internos: «No me pidáis, por favor, que no vuelva a presentarme como candidato», declaró el ya ex secretario del PD, quien aseguró hace unos meses que si perdía el referéndum constitucional dejaba la política.
El liderazgo de Renzi como dirigente del centro-izquierda y como jefe del Gobierno italiano se ha visto marcado por un fuerte optimismo y personalismo que le ha pasado factura: «He perdido un referéndum técnico por haberse convertido en político», explicó al periódico italiano «Corriere della Sera». La entrevista que concedió a la cabecera itálica, coincidió cuando su padre pasaba a ser imputado por delitos relacionados con el tráfico de influencias.
Mientras tanto «renzianos» y «críticos» en plena batalla interna, sostienen con solvencia el actual Gobierno de Paolo Gentiloni, ex ministro de Exteriores de Renzi. Teniendo en cuenta, además, que Italia necesitaría una nueva Ley Electoral –tras la inconstitucionalidad del «Italicum» del Ejecutivo de Renzi, que preveía premios de mayoría–, el centro izquierda italiano es más proclive a la idea de que la actual legislatura continúe hasta el final, 2018, tal como defiende el presidente de la República, Sergio Mattarella, siguiendo las prácticas propias de la democracia parlamentaria italiana, como señala la Constitución de 1948. Así pues, en la Italia de la excepción permanente, su centro izquierda vuelve a ser un patio de colegio. En detrimento de los italianos.
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