Bruselas
Primer capitán del euro y eterno rostro del poder en Luxemburgo
El ex primer ministro de Luxemburgo, Jean-Claude Juncker, es un veterano político comunitario en Bruselas, donde ejerció durante ocho años de primer presidente del Eurogrupo, así como en Luxemburgo, país del que ha sido primer ministro durante las últimas dos décadas.
Hombre de consensos, como demostró al frente del club del euro en la peor parte del varapalo financiero de la eurozona, ha conseguido recabar desde el principio el apoyo para su candidatura de la CDU alemana y la Nueva Democracia griega, es decir, de las dos Europas del sur y el norte de resultas de la crisis económica.
Juncker, de 59 años, ha sido capaz de imponerse con la mayoría de apoyos a otro nombre vinculado a la gestión de la crisis desde Bruselas, el comisario de Mercado Interior, el francés Michel Barnier, para ser el candidato de los conservadores europeos a liderar la Comisión Europea.
El ex primer ministro de Luxemburgo se enfrentará al candidato de del Partido Socialista Europeo (PES), el alemán Martin Schulz, que teniendo en cuenta lo igualado de las encuestas parte con similares posibilidades de hacerse con el timón del Ejecutivo comunitario tras el pronunciamiento en las urnas el 25 de mayo de 500 millones de europeos.
Juncker se estrenó en el escenario europeo en 2005 mediando entre el ex canciller Helmut Kohl y el entonces presidente de Francia, Jacques Chirac, para conseguir el Pacto de Estabilidad del euro, y se marcha en 2013 después de que se hayan sentado las bases del supervisor bancario único.
Elegido primer ministro de Luxemburgo por primera vez en 1995, obtuvo su primer cargo en el Ejecutivo de su país con 27 años.
Fuentes comunitarias explicaron a Efe que su "vocación"por el proyecto europeo nació tras un encuentro con el ex presidente de la Comisión Europea (CE), el también luxemburgués Jacques Santer.
Su personalidad extrovertida e irónica ha dejado un sinfín de anécdotas, como cuando en 2004 anunció erróneamente la muerte del líder palestino Yaser Arafat o cuando en marzo de 2012 las cámaras de todo el mundo captaron su broma de echarle las manos al cuello al ministro de Economía español, Luis De Guindos.
El político luxemburgués pudo ser el presidente de la CE en 2004, aunque no llegó a aceptar el puesto y se propuso, sin conseguir después apoyos suficientes, ser el presidente permanente del Consejo Europeo, el cargo que hoy ocupa Van Rompuy.
Fuentes europeas contaron a Efe que los jefes de Estado y Gobierno podrían nombrar finalmente a Juncker precisamente sucesor de Van Rompuy, en vez de Barroso, como solución de consenso para respetar al candidato avalado por la ciudadanía pero conservar el poder de los jefes de Estado y Gobierno de decidir quien preside la CE.
Aunque los partidos europeos están por primera vez nombrando antes de las elecciones europeas a su candidato a la presidencia de la CE con el objetivo de vincular el voto ciudadano con la designación del presidente del Ejecutivo comunitario, los tratados no establecen que los líderes europeos tengan que aceptar esos nombres finalmente.
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