Oriente Medio
Los peligros de una batalla urbana entre Israel y Hamás dentro de Gaza
Cada piso o cada ventana de un edificio puede convertirse en un foco de combate sangriento entre los israelíes y los yihadistas
En palabras del historiador británico Antony Beevor, «la guerra del futuro será urbana, y será increíblemente espantosa». A eso es a lo que las tropas israelíes se enfrentarán durante la inminente operación terrestre en la Franja de Gaza. Allí, los milicianos de Hamás conocen mejor el terreno y los estarán esperando preparados y emboscados en los múltiples edificios destruidos por las bombas, donde, la crudeza del combate llegará hasta el cuerpo a cuerpo. Como ya sucedió durante la guerra de Irak, la batalla de Mosul contra Estado Islámico, o, más recientemente en el sitio de Mariupol, en Ucrania, luchar en las calles cuando éstas fuera de tu territorio es casi luchar a ciegas.
Por ello, cada avenida, cada piso y cada ventana puede convertirse en un foco de combate sangriento en el que los soldados israelíes sufrirán muchas bajas. Además, Hamás tiene en su poder la carta de los entre 100 y 130 rehenes [150 según algunas fuentes], cuyos días, en este caso, podrían estar contados. No obstante, Israel tiene experiencia en la realización de operaciones terrestres en Gaza y contra Hamás, sobre todo durante la operación Margen Protector de 2014, en la que movilizó a 75.000 reservistas. Ahora contará con más del triple, sobre unos 300.000, pero eso no es garantía de una victoria rápida y, por otro lado, la puede hacer más costosa.
Los desafíos a los que se enfrenta el Tsahal pueden ser divididos en diversas categorías. En primer lugar, los cohetes. El grupo islamista palestino tiene un importante arsenal de misiles y morteros. Solo en 2014 disparó unos 6.000 cohetes (de largo, medio y corto alcance) durante la batalla que duró 50 días. Y se espera que, para esta nueva escalada del conflicto, disponga de muchos más. En segundo lugar, y tal y como demostraron con el ataque del sábado pasado, la guerra ha cambiado gracias al uso de drones. Desde aparatos suicidas de grado militar hasta cuadricópteros comerciales modificados para lanzar municiones desde el aire.
En tercer lugar, está la cuestión de los túneles, los cuales recorren gran parte de la Franja y serán una pesadilla para los militares israelíes. Esta táctica ya fue utilizada de manera muy efectiva por el Vietcong, la guerrilla irregular que luchó contra Estados Unidos en la guerra de Vietnam. Y, en 2017, por Estado Islámico en la batalla de Mosul, tras pasarse dos años cavando para moverse entre edificios y posiciones de combate. A esto contribuyó en gran medida el hecho de que se necesitaron más de 100.000 tropas durante varios meses para poder eliminarlos. ¿Cuántos túneles tienen Hamás? Se desconoce, pero han tenido mucho más tiempo para elaborar un sistema subterráneo que les será muy ventajoso.
Luego, en cuarto lugar, también está la cuestión de que, en un entorno urbano, los blindados y tanques israelíes correrán mucho más peligro. Para destruirlos Hamás cuenta con misiles guiados antitanques del tipo Malyutkas, Konkurs, Fagots y Kornets, así como granadas propulsadas por cohetes RPG-7 y las muy modernas RPG-29. A esto hay que sumarle los múltiples puntos fuertes y para francotiradores que podrán establecer y que causarán un enorme número de bajas. Solo en 2014, Hamás desplegó entre 2.500 y 3.500 combatientes para defender Gaza utilizando granadas propulsadas por cohetes, ametralladoras y armas pequeñas, principalmente desde puntos fuertes muy bien protegidos.
Y en quinto y último lugar, los helicópteros y aviones de Israel tampoco estarán seguros en los cielos, puesto que el grupo palestino afirma que cuenta con varios tipos de sistemas portátiles de defensa aérea, como el SA-7, SA-18 y SA-24. La presencia de estas y las demás armas defensivas representan un desafío que puede convertir la batalla de Gaza en el Stalingrado de Oriente Medio.
Lo que espera a los soldados israelíes es «todo lo que puedas imaginar y peor», dijo el exprimer ministro Ehud Olmert al periódico «Financial Times». En 2008, Olmert envió tropas de tierra a este territorio de 40 kilómetros de largo para la Operación Plomo Fundido, que duró tres semanas. «No va a ser sencillo ni agradable, ni para nosotros ni para ellos», añadió. El fiasco de la inteligencia que precedió a los ataques del 8 de octubre hace temer que puedan tener nuevas armas y más trampas.