Terrorismo
Al menos 40 muertos en un atentado suicida contra un acto de un partido islamista en Pakistán
Aún sin reivindicar, las miradas apuntan a los talibanes pakistaníes como autores de un ataque que ha dejado dos centenares de heridos
Al menos 40 personas han muerto y dos centenares han resultado heridas como consecuencia de un atentado suicida en un concurrido acto político del principal partido islamista de Pakistán en el noroeste del país, según fuentes policiales locales.
El objetivo del atentado fue una convención de trabajadores de la formación conservadora Jamiat Ulema Islam-Fazl (JUI-F) celebrada en las afueras de Khar, una localidad del distrito de Bajaur, en el noroeste de Pakistán, una zona fronteriza con Afganistán y bastión del partido.
El de este domingo fue un nutrido acto político –con medio millar de asistentes– enmarcado en la larga precampaña de las próximas elecciones generales, que habrán de celebrarse en octubre en medio de un deterioro general de la situación económica del país. La disolución del Parlamento está prevista para el próximo 12 de agosto.
La formación islamista, liderada por el clérigo Fazal ur Rehman, uno de los más destacados exponentes del islamismo en el país, está integrada en el Movimiento Democrático de Pakistán que es, a su vez, socio menor del Gobierno. Su portavoz en la provincia de Jíber Pastunjuá, Abdul Yalil Jan, aseguraba a la cadena televisiva local Geo TV que la explosión se produjo en torno a las cuatro de la tarde, cuando un líder de la formación se estaba dirigiendo a los seguidores del partido, según datos recogidos por Europa Press.
Por su parte, el senador del JUI-F y presidente del Comité de Asuntos Religiosos de la cámara alta de Pakistán, Hafiz Hamdulá, ha condenado «contundentemente» el atentado y aseveraba que «detrás del mismo no hay yihad, sino terrorismo».
Según confirmó un mando policial local, los cadáveres de los fallecidos en el atentado y la mayoría de heridos han sido trasladados a distintos hospitales del distrito de Bajaur, que presentaron una situación de máxima emergencia. Además, algunos de los heridos como consecuencia del ataque fueron trasladados de urgencia en helicópteros hasta centros médicos de las ciudades de Timergara y Peshawar, capital de la provincia de Jíber Pastunjuá.
Ninguna organización se ha atribuido la responsabilidad del atentado contra el acto de los islamistas del JUI-F. Lo cierto es que la violencia terrorista marca un repunte al alza en el país de Asia Central desde el fin del alto el fuego en noviembre pasado entre las autoridades pakistaníes y Tehreek-e-Taliban (TTP), los talibanes pakistaníes –vinculados ideológicamente a los afganos, aunque no forman parte de su estructura–, por lo que las miradas se dirigen ahora hacia esta organización.
Fuentes locales advierten de que el TTP está recibiendo en los últimos tiempos ayuda desde Afganistán –donde los talibanes recuperaron el poder en agosto de 2021 tras una fulgurante operación estratégica y militar veinte años después de haber sido derrocados militarmente por la OTAN–, en especial en las provincias de Jíber Pastunjuán y Baluchistán.
Distintos grupos insurgentes, revitalizados en los dos últimos años, tienen en las zonas colindantes con Afganistán su refugio. Con todo, la mayoría de atentados terroristas suelen dirigirse contra los miembros de las fuerzas de seguridad del país y no contra los asistentes a actos políticos. En torno a 70.000 personas han perdido la vida como consecuencia de acciones violentas protagonizadas en Pakistán por insurgentes fundamentalistas en las últimas dos décadas.
Tras conocer la noticia, el ministro de Exteriores pakistaní y líder del Partido Popular de Pakistán, Bilawal Bhutto Zardari, ha expresado «su profundo pesar por la pérdida de vidas preciosas». «Los terroristas, sus ayudantes y planificadores deben ser eliminados para establecer la paz en el país».
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