Elecciones en Francia
Macron promete unir a los franceses en una Europa reformada
Emmanuel Macron, durante su primer discurso como presidente, ha prometido unir de nuevo a los franceses, reforzar Europa y destinar más medios a las fuerzas del orden y a los servicios secretos para combatir el terrorismo.
Emmanuel Macron, durante su primer discurso como presidente, ha prometido unir de nuevo a los franceses, reforzar Europa y destinar más medios a las fuerzas del orden y a los servicios secretos para combatir el terrorismo.
Emmanuel Macron pronunció ayer su primer discurso como presidente de la República francesa abogando por la unión de los franceses y por el relanzamiento de una Europa «reformada». Como es tradicional, el nuevo presidente de Francia rindió homenaje a sus sucesores, desde Charles de Gaulle hasta François Hollande. Dio un rápido repaso a los compromisos adquiridos en esta campaña presidencial, al mismo tiempo que animó a los franceses a «recuperar el sentido profundo, la dignidad de lo que nos une», para cicatrizar las heridas abiertas y reflejadas en estos comicios, con la explosión de los extremismos y el arraigo de un rechazo a Europa. «El mundo se preguntaba si los franceses iban a replegarse y abandonar la escena de la historia», comentó Macron satisfecho de que finalmente hayan «elegido el 7 de mayo la esperanza y el espíritu de conquista».
El presidente de la República se marcó como principal objetivo «devolver a los franceses la confianza en ellos mismos», porque «el mundo tiene necesidad de lo que los franceses siempre han enseñado: la audacia de la libertad, la exigencia de la igualdad, la voluntad de la fraternidad».
En su discurso de investidura, Macron prometió una Europa «que protege», «reformada y relanzada». Y manifestó una gran confianza en su capacidad para «convencer a nuestros compatriotas de que la potencia de Francia no está en declive» y que tienen entre manos «todas las capacidades» que adornan «las grandes potencias del siglo XXI».
Su primer viaje al exterior como presidente de Francia debía ser para visitar a los soldados que participan en operaciones en el exterior, pero Europa se ha impuesto en su agenda, y será Alemania su primer destino, igual que fue para François Hollande cuando asumió la jefatura del Estado. Entonces, Hollande fue a Berlín decidido a obligar a Angela Merkel a renegociar el tratado europeo para «añadir un apartado sobre el crecimiento y el empleo». Finalmente el Tratado no fue modificado, y Hollande tuvo que conformarse con que sus exigencias figuraran en un anexo.
Tras conocer los resultados del 7 de mayo, Angela Merkel afirmó que «Macron encarna la esperanza de millones de franceses y también de muchas personas en Alemania, así como en toda Europa». Pero, una vez pasada la alegría de ver triunfar un candidato proeuropeo frente a la extrema derecha eurófoba de Le Pen, han visto que Macron quiere reformar Francia y respetar la norma del 3% del déficit público, pero también que espera como contrapartida más inversiones en Europa y la limitación de los excedentes comerciales.
El nuevo presidente de Francia ha dicho durante su campaña que espera obtener un presupuesto de la zona euro, sin precisar su financiación, lo que ha despertado ya los temores de los vecinos del otro lado del Rin. Sin contar con la advertencia del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, que no dejó pasar ni 24 horas tras la victoria de Macron para insistir en forma de advertencia que «los franceses gastan demasiado y mal».
Emmanuel Macron definió con una frase breve y contundente a cada uno de los siete presidente de la V República que le han precedido en el puesto. Empezando por el general De Gaulle, «que trabajó para enderezar Francia y devolverle su rango en el concierto de naciones; Georges Pompidou, que hizo de Francia «una gran potencia industrial»; Valéry Giscard d’Estaing que «introdujo Francia y su sociedad en la modernidad»; François Mitterrand que supo reconciliar «el sueño francés y el sueño europeo»; Jacques Chirac que dio a Francia «el rango de una nación que supo decir no a las pretensiones de los belicistas» en referencia a la invasión de Irak en 2003; Nicolas Sarkozy que «no ahorró energías para resolver la crisis financiera» que había azotado el mundo; y François Hollande «precursor con el acuerdo de París sobre el clima» y dedicado a la protección de los franceses «en un mundo golpeado por el terrorismo».
El nuevo presidente de la República es consciente de «las divisiones y rupturas» económicas, sociales, políticas o morales que la atraviesan y considera que «deben ser superadas». El trabajo que se anuncia arduo. La ley que regula el matrimonio entre personas del mismo sexo y la reforma laboral, son dos iniciativas de la era Hollande que han provocado graves fracturas en el seno de la sociedad francesa. Los sindicatos no han esperado a que Macron sea investido presidente para recordarle que «los electores no han adherido francamente a su programa», y «no habrá ninguna tregua social». Ayer, en la sala de fiestas del Palacio del Elíseo, entre los 300 invitados a la ceremonia de traspaso de poderes se encontraban la mayoría de representantes sindicales. Pero había una ausencia notable, Philippe Martinez, el líder de la CGT y de las movilizaciones contra la reforma laboral. Toda una declaración de intenciones.
Emmanuel Macron concluyó ayer su discurso asegurando que «en lo que a mi respecta, desde esta noche empiezo a trabajar». El joven presidente francés ha puesto en marcha un mandato en el que ha prometido «no ceder» respecto a los compromisos adquiridos con los franceses en la campaña electoral y ha fijado su objetivo en el reestablecimiento de «la confianza» de los ciudadanos en la clase dirigente. Una tarea titánica en la que se estrenó ayer.
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