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Unión Europea

Macron confía en el relevo de Scholz tras años de divergencias que han lastrado al eje francoalemán

Europa se prepara para un esperado nuevo impulso en cuanto se resuelva la situación electoral en la mayor economía del bloque, Alemania, en un momento en el que Trump ha reaparecido como un huracán

El eje francoalemán debe “reconstituirse y dar un nuevo impulso a Europa” en tiempos de Trump. El diagnóstico lo han hecho fuentes del Elíseo durante la visita que el todavía canciller alemán Olaf Scholz ha realizado este miércoles a París para despedirse de Macron con un almuerzo en el palacio presidencial. Más cortesía que pura sintonía ya que a nadie escapa que la relación entre ambos mandatarios ha estado marcada por grandes divergencias durante estos años. Ahora, la perspectiva de la previsible llegada al poder del conservador Frederic Merz tras las elecciones legislativas de febrero en Alemania quiere traducirse en París como una nueva oportunidad para engrasar la maquinaria de un eje que debe liderar al bloque comunitario. Los contactos del Elíseo con Merz ya habrían comenzado y algunas fuentes diplomáticas francesas apuntan ya a una relación “más sencilla” que la tortuosa con Scholz en tiempos en los que el impresionante aumento de la ultraderecha en los dos países más grandes de la Unión debilita la acción de sus gobiernos en el club comunitario. A esta situación se añade ahora otro elemento perturbador: la injerencia en asuntos europeos a favor de estas formaciones por parte de Elon Musk, socio económico y político del presidente Trump.

La presidencia de Trump es un “desafío” para Europa, ha dicho Scholz en su llegada al Elíseo para mantener un almuerzo de despedida con Macron. El presidente francés, por su parte, ha subrayado la importancia del rol que juega la dupla francoalemana para impulsar la unión y fortaleza europeas. “Una Europa ligada al vínculo transatlántico pero que sabe defender sus intereses propios con los valores europeos” ha subrayado Macron junto a su homólogo alemán. Y en este compás de espera, Europa se prepara para un esperado nuevo impulso en cuanto se resuelva la situación electoral en la mayor economía del bloque, Alemania, en un momento en el que Trump ha reaparecido como un huracán monopolizando la agenda internacional a una velocidad de vértigo y amenazando con imponer aranceles a las importaciones europeas.

La pareja Macron-Scholz ya no es que haya mal funcionado, es que casi no ha existido. “Han estado en desacuerdo en casi todos los grandes asuntos” explica Hans Stark, desde el Instituto francés de Relaciones Internacionales a la agencia France Presse. La lista de temas es amplia: el escudo antimisiles de Europa, la entrega de misiles de larga distancia a Ucrania o el acuerdo de librecambio con el Mercosur. La constatación de mala sintonía fue desde casi el primer minuto y ha durado hasta hoy. Dos temperamentos a las antípodas uno del otro. Scholz, exministro de Finanzas de Merkel, llegó a la cancillería con una visión poco entusiasta de Francia y de sus constantes incumplimientos presupuestarios con Bruselas. La corrección del disparado déficit francés es ahora el objetivo de unos presupuestos 2025 arrastrados por la inestabilidad política que vive el país desde la disolución de la Asamblea que dictaminó Macron el año pasado, una decisión que nunca se entendió en Berlín. Eso en cuanto a política interna pero el hecho de que Macron se haya presentado en tantas ocasiones como jefe de filas de la UE también ha generado recelos al otro lado del Rin durante los últimos años.

El motor franco-alemán funcionó bien durante los últimos años de Merkel en el poder, especialmente durante la pandemia y con los planes de rescate. Empezó a chirriar con la invasión rusa de Ucrania, por sus posturas diversas sobre el apoyo militar y la energía, y por sus visiones distintas sobre China; pero nunca se ha deteriorado tanto como en los últimos meses. La incógnita ahora será saber si esa dupla puede engrasarse de nuevo en tiempos en los que el bloque europeo va a necesitarlo más que nunca ante el desafío que presenta el segundo mandato de Trump.