Israel en guerra

Lucha cuerpo a cuerpo en el norte de Gaza

El Ejército israelí contabiliza 18 muertos y reporta duros combates en los entornos urbanos que favorece a Hamás

La guerra urbana, sobre todo si el escenario donde la muerte acontece es una montaña de ruinas como la del norte de Gaza, es un laberinto donde la tecnología más sofisticada da paso a la lucha entre calles, casas, pasillos, subterráneos y túneles minados. Los soldados avanzan lentamente con el apoyo de los blindados y los tanques, en este caso también acompañados por los monstruosos bulldozers israelíes Caterpillar D9 capaces de arrasar una casa entera de una palada, pero, como demostraron batallas pasadas como la de Mariupol, Faluya o el propio alzamiento del gueto de Varsovia, algunos de cuyos pocos supervivientes formaron parte de la construcción del Estado de Israel, el combate callejero equivale a matanza.

Desde que empezara la operación terrestre, Israel ha contabilizado 18 soldados muertos, mientras siguen luchando en las zonas densamente urbanizadas alrededor y en la ciudad de Gaza, así como, al norte, en los pueblos de Beit Lahia y Beit Hanoun. El Ejército israelí informa de «batallas prolongadas contra terroristas de Hamás» que utilizan «misiles, artefactos explosivos y granadas». El Tsahal sigue sin permitir acceso a la prensa, pero sí admite que están combatiendo con granadas, esto es un claro indicativo de que se está luchando cerca del cuerpo a cuerpo. Los objetivos primordiales, y por ello mejor defendidos, incluyen: «Instalaciones de fabricación y almacenamiento de armas, posiciones de lanzamiento de misiles antitanque y de lanzamiento de drones».

Una de sus unidades, la Golani, tuvo que «contratacar asistida por la artillería y bombardeos de tanques», hasta el punto de «solicitar un ataque aéreo de la Armada», indicaba ayer el Ejército. «Al final de los combates, decenas de terroristas murieron», añadió el comunicado del Tsahal, el cual no proporcionó cifras, pero recordó a los partes desde Vietnam del general William Westmoreland, los cuales medían la victoria norteamericana en número de muertos más que en territorio ganado. Algo en sintonía con la idea del primer ministro, Benjamin Netanyahu, de «destruir a Hamás».

La batalla más feroz reportada hasta el momento tuvo lugar ayer por la noche cuando el Batallón 13 de la unidad Golani cayó en «una intensa y caótica emboscada», según la describió la Radio del Ejército. Los milicianos de Hamás que les atacaron «emergieron de túneles y abrieron fuego con misiles antitanques, morteros y drones». Como ejemplo del caos, el medio del Tsahal añadía que los combatientes islamistas «intentaron entrar en los vehículos blindados». A esto le siguieron «encarnizados combates cuerpo a cuerpo». El ataque se saldó con «20 terroristas muertos». La guerra de túneles, como se demostró en Mosul o Vietnam, puede convertirse en una pesadilla.

Por ello, el avance tiene que ir coordinado con los ingenieros que se ocupan de la destrucción de los pasajes y cámaras subterráneas. «Utilizamos varios tipos de robots y artefactos explosivos para destruir los túneles, detonar las trampas explosivas y matar a terroristas», indicó otro informe del Ejército. «Tal vez al principio pudieron acosarnos, picarnos disparando desde las salidas de los túneles, pero después de que establecimos el control de las áreas, comenzó la operación de ingeniería», según informó un alto oficial del Comando Sur al medio israelí Walla. «Vamos a derrumbar las entradas y los túneles sobre ellas. Se convertirá en una zona de muerte. Cometieron un error, eligieron estar en un lugar del que no pueden escapar. Morirán en los túneles», afirmó.

Sellar las entradas

El Tsahal asegura haber destruido «unos 100, sin contar los afectados por los ataques aéreos». Para reducir el número de bajas, no tienen previsto entrar en ellos, como confirmó el exsubjefe del Estado Mayor del Ejército, Yair Golan, porque «sería un grave error entrar donde Hamás se esconde y te espera. Hay que encontrar las entradas y sellarlas, o enviar humo que haga que el enemigo salga, o le haga daño. El Ejército tiene la capacidad para ocuparse eficazmente de los túneles. Si Hamás permanece, se convertirán en una trampa mortal».

Para los 18 caídos en combate esa trampa mortal ya se ha cerrado. El de más alta graduación, según el ministerio de Defensa, fue el teniente coronel Salman Habaka, de 33 años, comandante del 53.º Batallón de la 188.ª Brigada Blindada, quien «murió luchando en la parte norte de Gaza». Como en casi todo el resto de los casos, no dan más datos sobre las circunstancias en las que pereció. Además, en las operaciones de anteanoche, «un reservista de la 679.ª Brigada Yiftah, un soldado de la unidad Givati y un soldado de ingeniería de combate resultaron gravemente heridos». Como testimonio del armamento que Hamás posee, el martes se produjo el mayor número de víctimas militares después de que un blindado para el transporte de tropas tipo Namer recibiera un impacto directo de un misil guiado antitanque. Murieron 11 soldados.

Algunos de los nombres conocidos hasta ahora son los del cabo Asif Luger, de 21 años, quien «le había dicho a su padre: papá, no te preocupes, no tengo ninguna intención de morir. Esa fue la última vez que hablé con él», según declaró a The Times of Israel. O el del sargento Adi Danan, un joven comandante de pelotón de 20 años, que, «antes de partir hacia el batallón me abrazó fuerte. Cuando nos separamos él dijo te amo, volveré. Pero no volvió», explicó su hermana gemela, Linoy.