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Geopolítica

Irán, Rusia y China: un bloque temible que estrecha sus vínculos para luchar contra Occidente

Las sanciones económicas a Moscú y Teherán han provocado en los últimos años que ambos países busquen a Pekín como su socio prioritario

El presidente ruso Vladimir Putin, a la izquierda, habla con el presidente iraní Ebrahim Raisi Grigory SysoyevAP

A lo largo de la historia, China, Rusia e Irán no han sido naciones amigables. En general por su carácter imperialista, lo que dificultaba las rutas comerciales de Asia. Tres países cercanos que se entrometían en los negocios entre sí, como vecinos enfrentados, con el fin de adelantarse ante cualquier posible innovación. No obstante, Pekín, Moscú y Teherán han estado en los últimos años más unidos que nunca por un denominador (y enemigo) común: Occidente, o particularmente Estados Unidos, quien con sus acciones y sanciones ha cambiado la dinámica y las tres naciones están forjando un eje antioccidental con vínculos más estrechos.

Tanto Moscú como Teherán están entre las cuerdas con respecto a las relaciones con Occidente. La industria energética iraní está sujeta a sanciones "secundarias" que restringen a terceros países, aunque en 2022, la administración Biden relajó la aplicación de las normas, dispuesta a que se incumplan las reglas si eso significa precios más bajos. Mientras, la invasión a Ucrania que azota al territorio ucraniano desde febrero de 2022 tuvo como consecuencia una gran número de sanciones occidentales a Rusia, que afectan también al petróleo ruso y al rublo.

Esto ha hecho que ambos países tengan que buscar un "plan B" para contrarrestar las sanciones y salir adelante sin la ayuda a Occidente, momento en el que China aparece como mayor beneficiario, ya que Rusia e Irán no tienen más remedio que vender a Pekín. El gigante asiático solo está sujeto a restricciones a las importaciones de tecnología occidental, pero no enfrenta prohibiciones financieras ni embargos comerciales.

Así, puede comprar petróleo de otros países, con la ventaja de que obtiene un descuento de entre quince y treinta dólares sobre el precio mundial del crudo al comprar suministro ruso e iraní. Posteriormente, procesa los hidrocarburos baratos para convertirlos en productos de mayor valor.

En febrero de 2023, Xi Jinping afirmó que la relación entre Pekín y Teherán era "inquebrantable en todos los ámbitos", después de una visita de su homólogo iraní, Ebrahim Raisi, a China. Por su parte, las exportaciones de China a Rusia se han disparado en los últimos meses. Según indica The Economist, Rusia fue el mayor importador de automóviles chinos en 2023 tras comprar hasta tres veces más vehículos de gasolina que antes de que comenzara la guerra en Europa.

Asimismo, Irán proporciona armamento y drones al ejército ruso. El régimen de Oriente Medio proporcionó a principios de enero un gran número de potentes misiles balísticos tierra-tierra, dijeron seis fuentes a la agencia de noticias Reuters. Entre ellos, estaban tanto muchos de la familia Fateh-110 de armas balísticas de corto alcance, como el Zolfaghar. Sky News reveló que Teherán entregó en secreto 300.000 proyectiles y 100 millones de balas a Rusia. E incluso, los altos cargos iraníes aseguraron que "habría más envíos", pese a que el G7 emitió una firme advertencia a Irán si el país continúa adelante con el envío de armas.

Pero no solo las relaciones bilaterales han estrechado la cooperación de los tres países entre sí, sino también varios foros que han promovido la inversión transfronteriza. De esta forma, Irán se convirtió en el noveno miembro de la Organización de Cooperación de Shanghai, una alianza de seguridad liderada por China que también incluye a Rusia; en diciembre, firmó un acuerdo de libre comercio con la Unión Económica Euroasiática liderada por Rusia y que cubre gran parte de Asia Central, y en enero, Irán entró en los BRICS, que incluye tanto a Moscú como a Pekín.

De aquí a un futuro a corto o medio plazo, el escenario es posible que se mantenga igual e incluso que se estrechen los vínculos. China seguirá jugando por sus intereses mientras Rusia e Irán, si continúan en la misma tesitura, se alejarán más de Occidente. En sí, Pekín se ha mantenido ajeno a cualquier conflicto de Teherán y Moscú con los países occidentales, aunque eso podría cambiar con las próximas elecciones en Estados Unidos a finales de año.

Donald Trump, que podría conseguir una segunda etapa como presidente estadounidense si los republicanos ganan a los demócratas, buscaría expulsar a China de los mercados occidentales, un escenario probable si llega a la Casa Blanca. Esto haría al gigante asiático destinar mucho más recursos a un bloque alternativo en el que China, Rusia e Irán formarían un "bloque temible" con vínculos estrechos para cargar contra Occidente.