Le Pen tacha de "juicio político" su acusación por malversar fondos europeos entre 2004 y 2016

Un proceso judicial puede embarrar el periodo de mayor influencia política de la ultraderecha en Francia y puede arrastrar el futuro político de la propia Marine Le Pen. El tribunal correccional de París juzga desde este lunes a Le Pen y a otros 24 cargos del Reagrupamiento Nacional por malversación de fondos al presuntamente haber pagado con el dinero del Parlamento Europeo a empleados de su formación entre 2004 y 2016, cuando ella misma era eurodiputada. El juicio, que va a desarrollarse durante los próximos dos meses, podría tener un impacto notable en el futuro político de Francia, ya que los acusados se enfrentan a penas de prisión de hasta 10 años, multas de un millón de euros y sobre todo periodos de inhabilitación de entre 5 a 10 años. Y esto podría truncar las aspiraciones de Le Pen en la carrera presidencial de 2027, aunque muchos expertos consideran esto improbable por la dilatación que podrían obtener los acusados mediante apelaciones en caso de condena.

Aunque parte de la ultraderecha ya agita la sombra de un “juicio político” dando a entender la persecución que sufre la formación por una alianza entre Bruselas y el Elíseo, lo cierto es que fue el propio Parlamento Europeo quien denunció los hechos en 2015 evaluando el perjuicio financiero en 3 millones de euros. La investigación ya ha ido relevando la puesta en marcha “concertada y deliberada” de todo un sistema fraudulento para desviar los 21.000 euros al mes con los que cuenta cada eurodiputado para pagar a sus asistentes parlamentarios. La legislación europea prohíbe que los asistentes trabajen para el partido, pero en el caso denunciado hubo fondos que fueron a parar presuntamente al guardaespaldas de Jean Marie Le Pen, a la asistente personal de Marine Le Pen, a una de sus hermanas e incluso al diseñador gráfico del partido. Entre los elementos de la investigación, hay algunos mensajes bastante comprometedores que muestran las dificultades de financiación por la que pasaba el partido en aquel momento. El otrora tesorero, Wallerand de Saint-Just, llegó a alertar de la mala situación económica: "Sólo saldremos de ésta si hacemos grandes ahorros gracias al Parlamento Europeo".

Le Pen ha rechazado al llegar al tribunal su culpabilidad en este asunto y en que el proceso le permitirá defenderse sobre el fondo. “Los asistentes de un diputado no son empleados del Parlamento Europeo, sino asistentes de diputados de un partido político (…) y tienen obviamente una vocación política”, defendió la líder de RN a mediados de septiembre en el rotativo popular Le Parisien, adelantando lo que parece su línea de defensa.

Jean-Marie Le Pen, de 96 años y padre de Marine, no ha comparecido este lunes a causa de su frágil estado de salud. El delfín de Le Pen, el eurodiputado Jordan Bardella, no está imputado en el caso, pese a que en 2015 trabajó algunos meses como asistente parlamentario. Pero, según el diario "Libération", el actual presidente de RN llegó a elaborar “documentos falsos” que forman parte del sistema fraudulento.

El juicio proceso llega en un momento especialmente crucial en lo político. Esta tarde el primer ministro Michel Barnier ofrecerá su discurso de líneas políticas ante los diputados en la Asamblea Nacional. Su frágil gobierno depende del no veto de Le Pen que siempre podría optar por pulsar el botón rojo de la censura con sus 126 diputados y once millones de votos. Según varios analistas políticos, aunque Le Pen juegue a mostrar esa influencia, es poco probable que en el corto plazo y con el proceso mediante intente una jugada que acabara de desestabilizar la vida política.