Reino Unido

Los «tories» buscan la fórmula para desalojar a Truss de Downing Street

El Comité 1922 discute hoy modificar las reglas de elección de un nuevo líder

Un mural del artista Ciaran Gallagher en una calle de Belfast muestra los apuros políticos de la «premier» Liz Truss
Un mural del artista Ciaran Gallagher en una calle de Belfast muestra los apuros políticos de la «premier» Liz TrussLiam McBurneyAgencia AP

En plena lucha por su supervivencia política, Liz Truss, consiguió ayer salir ilesa de la reunión que mantuvo con su Gabinete sin que ningún ministro pidiera su dimisión, todo un logro teniendo en cuenta lo cuestionada que está su autoridad. La cita tenía lugar tan solo 24 horas después de que tuviera que renunciar casi por completo a la masiva bajada de impuestos que había convertido en el eje de su mandato y de una entrevista concedida a la BBC donde pedía “perdón” por haber querido ir “demasiado lejos y demasiado rápido”.

La jornada de ayer fue mucho más tranquila. Pero se valoró tan solo como la calma antes de la tormenta porque este miércoles se podría decidir su futuro y aunque apenas lleva siete semanas en Downing Street no se descarta ningún escenario porque el descontento entre sus filas es mayúsculo.

La nueva ejecutiva del llamado Comité 1922 -que agrupa a los diputados “tories” sin cartera- se reúne por primera vez desde que Truss se mudara al Número 10 el mes pasado. En principio, todo líder del Partido Conservador está inmune a desafíos internos en su primer año. Sin embargo, la presión es tal que se podrían cambiar las reglas a fin de forzar la dimisión de la aún primera ministra.

Popularidad del gobierno británico
Popularidad del gobierno británicoTeresa Gallardo

Se baraja incluso celebrar primarias en tiempo récord para que la actividad de Westminster solo tuviera que suspenderse por dos semanas. Nadie se atreve a descartar ninguna opción. Aunque con Theresa May y Boris Johnson no hizo falta cambiar la normativa de la formación. Bastó con la presión interna para mostrarles el camino de salida. Y con Truss se podría ahora utilizar la misma fórmula.

Fueron las bases -y no los diputados- quienes tuvieron la última palabra en las primarias del pasado verano y eligieron a Truss como líder. Sin embargo, según la encuesta de YouGov publicada ayer, el 55% de los afiliados considera ahora que debería presentar su dimisión. Sobre la pregunta de quién debería reemplazarla, alrededor del 32% de los encuestados apuesta por Boris Johnson. La vuelta del excéntrico político es algo que se baraja desde el mismo momento en el que anunció su renuncia.

Asimismo, el 23% prefiere a Rishi Sunak. El que fuera Chancellor era la opción favorita de los diputados y vaticinó que aplicar la reducción de impuestos más radical desde 1974 traería consecuencias nefastas, como así ha sido. Y ahora Truss se ve forzada a aplicar las medidas que en su día anunció su rival en las primarias. Toda una humillación.

El nuevo ministro del Tesoro, Jeremy Hunt, que es ahora quien lleva realmente las riendas del Ejecutivo, ha dado un giro de 180 grados en la estrategia y lejos de reducir impuestos apuesta por una era de austeridad para hacer frente a una deuda pública que supone ya el 97% del PIB.

No será hasta el 31 de octubre cuando presente su nuevo plan fiscal. Pero ya ha avanzado que se avecinas recortes importantes. En este sentido, el ministro de Defensa, Ben Wallace -que es uno de los que despierta más respeto entre las filas, pero nunca ha estado interesado en mudarse al Número 10- advirtió ayer que si se mete tijeretazo a su departamento presentará su dimisión.

En miras a poner las cuentas públicas en orden, Truss podría verse obligada a dar otro importante volantazo, ya que un portavoz del Número 10 no quiso comprometerse ayer a decir si se mantendrá el llamado “triple candado con las pensiones”, lo que había sido una de sus grandes promesas durante la campaña por el liderazgo.

Cuando los ‘tories’ llegaron a Downing Street en 2010 de la mano de David Cameron, se comprometieron a que las pagas de jubilación se revalorizarían lo mismo que el incremento de los ingresos medios, el índice de precios al consumo o un mínimo del 2,5%. La cifra que fuera mayor. Pero Truss -si sobrevive a finales de esta semana- podría pasar de nuevo por otra humillación al tener que retractarse de sus palabras.