Cargando...

Gustavo de Arístegui

Escalada infernal en Oriente Próximo

Irán ha dado una patada al tablero y ha mostrado que su ambición va más allá de manejar a los chiíes de Oriente Medio

O.Próximo.- El Ejército israelí afirma haber recuperado el control completo de la frontera con la Franja de Gaza EUROPAPRESS

Los ataques masivos y coordinados de Hamás contra Israel, contra civiles israelíes indefensos, es un acto de terrorismo despiadado, brutal y cobarde. No cabe medias tintas para calificar el asesinato indiscriminado de centenares de civiles inocentes y el secuestro de decenas, no condenar la barbarie es, simplemente, repugnante y la equidistancia un acto de cobardía.

Las manifestaciones de júbilo y apoyo a esta barbarie en diversos países (incluso en Occidente) jaleando a los terroristas como héroes son desoladoras. No se puede considerar héroes a los que acribillan a todo el que se encuentra en su camino. Solo entre los participantes en un festival de música, cerca de 300. Ni es un héroe el que secuestra a una anciana, la maniata con una cincha de plástico y les hace andar descalzos y semidesnudos. No son héroes los que sacan de un todoterreno a una mujer ensangrentada y descalza, tirándole violentamente del cabello. Desde luego no son héroes los que pasean rehenes en una «pick-up» entre una turba enloquecida que trata de matarlos a golpes o lincharlos. Nada, absolutamente nada puede justificar semejante salvajismo.

Para que nos hagamos una idea de la magnitud de la tragedia (calificada por el embajador de Israel ante la ONU Gilan Erdan como «nuestro 11 de Septiembre») más de 1.400 asesinados y más de 100 rehenes, equivaldría, en proporción a su población, a 7.300 víctimas en España, 11.000 en Francia o 55.000 en EE UU. Esto son solo cifras provisionales, es muy probable que la cifra sea muy superior. La estimación provisional de secuestrados por Hamás es de más de 100 sin contar los que pueda tener Yihad Islámica que dice tener más de 30.

Los secuestrados son un elemento central de esta tragedia pues Israel ha hecho todos los esfuerzos y sacrificios para liberar a sus rehenes incluso para recuperar los restos mortales de sus soldados, llegando a liberar a centenares de presos palestinos a cambio de un solo soldado secuestrado. Hamás y la Yihad Islámica van a usar a los rehenes como escudos humanos primero y como moneda de cambio después. El monstruoso chantaje es doble. Tampoco hay que olvidar que la población civil de Gaza son los tradicionales escudos humanos de Hamás y Yihad Islámica que han instalado sus lanzaderas de sus cohetes y sus instalaciones militares y puestos de mando en edificios residenciales y zonas densamente pobladas, incluso en hospitales y colegios para asegurarse que una respuesta israelí provoque inevitablemente numerosas víctimas civiles palestinas. Eso es exactamente lo que están buscando ahora, cuantas más víctimas civiles palestinas haya, mayor será la reacción en el mundo árabe e islámico.

Desde hace años se ha producido un enfrentamiento fratricida entre facciones palestinas, no solo entre Fatah del presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abás y Hamás, también entre Hamás y la Yihad Islámica por el control de Gaza y del islamismo radical entre los palestinos. Uno de los objetivos de Hamás ha sido erigirse en el referente principal y central en la confrontación con el Estado de Israel.

Hay otro objetivo geopolítico claro, la desestabilización del mundo árabe y el mundo islámico aprovechando el golpe de efecto propagandístico que los ataques terroristas han tenido en una parte nada desdeñable de la opinión pública árabe e islámica, como ha podido comprobarse en manifestaciones en Yemen y Túnez o en Turquía y otras menores, de momento.

Esto va a poner en dificultades especialmente serias a los países que han normalizado relaciones con Israel en los últimos años. El aviso a navegantes lanzado por Ismail Haniyeh el sábado pasado, diciendo que Israel no puede proteger a los países árabes, suena a amenaza y a incitación de ataques terroristas contra los gobiernos que ha establecido relaciones con Israel en el marco de los Acuerdos de Abraham. Les ha puesto una diana al más puro estilo Bildu/Batasuna.

El recado más evidente es de Irán a Arabia Saudí, tras los salvajes ataques, el proceso de acercamiento entre el reino saudí e Israel puede haber quedado congelado o incluso descarrilarlo sin remedio. La posibilidad de que el círculo de la reconciliación con Israel de algunos de los países árabes más importantes y poblados se cerrase era una pesadilla para Irán y para sus aliados como Hamás y Hizbulá entre otros del mismo pelaje.

Irán ha dado una patada al tablero y ha mostrado que su ambición va mucho más allá de manejar y dominar las minorías chiíes de Oriente Medio o sus partidos, milicias y grupos terroristas. Irán tiene una ambición regional clara, cada vez más sedienta de poder, lo que queda reafirmado por su creciente influencia e incluso dominio de algunas organizaciones del islamismo radical suní, y de organizaciones terroristas como Hamás que dependen operativa y económicamente de Irán.

Ha quedado confirmado por filtraciones hechas por Hamás al «Wall Street Journal» que Irán fue determinante en la planificación y en la inteligencia de los ataques y que Hamás se reunió con altos mandos de la Guardia Revolucionaria de Irán en Beirut el lunes de la semana pasada donde Irán dio la luz verde a la operación. A la reunión del terror acudieron también Hizbulá y otras tres organizaciones dependientes enteramente del régimen de los ayatolás. El analista militar, coronel retirado del Ejército británico Robert Kemp, ha revelado en medios estadounidenses e israelíes que la operación tuvo también apoyo ruso y que los principales dirigentes de Hamás habrían visitado recientemente Moscú para entrevistarse con altos responsables políticos y de la comunidad de inteligencia rusa. Dijo que la operación era de tal complejidad que era imposible que hubiese sido llevada a cabo exclusivamente con apoyo iraní.

Aún en medio de la tragedia no se puede dejar de subrayar el escandaloso fallo de seguridad de la comunidad de inteligencia y de seguridad israelí que se suponía eran de las mejores del mundo. Ni tan siquiera las informaciones sobre un ciberataque iraní masivo e inhabilitante a los puestos de mando y control de la frontera pueden explicar estos errores. Hay responsabilidades políticas que deben depurarse, el ombliguismo auto defensivo del actual Gobierno de Israel, inmerso en una espiral de enfrentamiento con una parte mayoritaria de su opinión pública, les hizo perder de vista lo esencial, la defensa de sus fronteras y de su población civil, algo por lo que el pueblo israelí sin duda les pedirá cuentas.

El proceso de blanqueamiento y normalización con Irán, llevado a cabo por la UE y por la actual Administración del presidente Biden, en lugar de encauzarlos los ha envalentonado. El caso más grave de esto es el más que cuestionable acuerdo entre Estados Unidos e Irán para la liberación de rehenes. El precio que aceptó pagar EE UU (nada menos que 6.000 millones de dólares de fondos iraníes descongelados) a cambio de la liberación de tres presos estadounidenses de origen iraní, ha dado un margen de maniobra y capacidad de desestabilización peligrosísima a Irán que tan solo estamos empezando a atisbar. La situación es gravísima, Hamás ha hecho estallar un polvorín que podría acabar iniciando una imprevisible y potencialmente devastadora reacción en cadena.