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Asia

Corea del Norte

El régimen norcoreano rinde pleitesía a Kim Jong Un tras la purga de su tío

Soldados de Corea del Norte desfilan en las calles de Pyongyang frente a los retratos de los fallecidos líderes Kim Jong Il y Kim Il Sung, padre y abuelo del actual dictador larazon

El régimen norcoreano intentó dar ayer, el segundo aniversario de la muerte de Kim Jong Il, la imagen de normalidad y de lealtad al joven sucesor del hermético país. Ha pasado menos de una semana desde que Kim Jong Un decidiera dar la orden de ejecutar a su tío y mentor, el general Jang Song Thaek, por «traidor». El acto más importante de la ceremonia, al contrario que el año pasado, tuvo lugar en el interior del principal estadio de Deportes de Pyongyang. En el escenario, bajo una enorme bandera con el rostro de su padre, Kim estuvo sentado en el centro de una larguísima mesa, vestido con el uniforme gris Mao. No dio ningún discurso, pero sí estuvo flanqueado por quines los analistas creen ahora su círculo de poder: el vicemariscal Choe Ryong Hae, representando al mando militar, y el jefe de estado ceremonial, Kim Yong Nam, como el poder político.

Tanto los expertos como la prensa internacional intentaron buscar en las imágenes oficiales a la viuda de Jang y tía carnal de Kim Jong Un, pero no fue posible. Kim Kyong Hui fue la ausencia más destacada del día. «No he visto en ningún momento que la tía del líder atendiera a los actos que conmemoraban el segundo aniversario de la muerte de su hermano. Sospecho que ella ni siquiera esté en Corea del Norte en este momento», indica a LA RAZÓN el investigador sobre Corea del Norte Michael Madden.

Con su no aparición en ninguna de las fotografías oficiales, se alimentaron ayer los rumores sobre su defenestración dentro del Partido de los Trabajadores. La reciente purga y las imágenes de vuelta a la normalidad que ha intentado dar el régimen son para algunos analistas un signo de que Kim ha dado un golpe de mando y a partir de ahora se hará todo a su manera y con el personal que él mismo ha elegido. Sin embargo, para otros muchos lo que significa es que hay diferencias dentro de Pyongyang y la lucha por el poder es encarnizada. Quien sí tuvo protagonismo, después del acto principal, fue la primera dama norcoreana. Ri Sol Ju llevaba dos meses sin aparecer en público y ya se pensaba que había caído en desgracia. Sin embargo ayer, la agencia oficial difundió un vídeo en el cual la esposa de Kim presidía junto a él, la comitiva de los altos cargos del régimen.