Bruselas
El grupo euroescéptico se rompe en la Eurocámara
Los euroescépticos se quedaron ayer sin grupo político. Su líder, Nigel Farage, llegó a culpar de esta situación incluso al presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz. La ruptura la provocó la salida del grupo Europa de la Libertad y de la Democracia Directa (EFDD, por sus siglas en inglés) de la eurodiputada letona Iveta Grigule. Farage cargó contra Schulz asegurando que la parlamentaria letona «ha firmado la carta de renuncia en su despacho». «Si estamos en lo correcto en nuestro entendimiento de los hechos, el presidente Schulz bien podría ser el presidente de un Parlamento de una república bananera». Según el grupo, la eurodiputada letona asegura que tanto el presidente del Partido Popular Europeo, Manfred Weber, como el presidente del Parlamento le instaron a dimitir si quería presidir una delegación parlamentaria a Kazajistán. Sin embargo, desde la Eurocámara se rechaza este argumento tachándolo incluso de falacia. Después de este movimiento, ya no cuentan con uno de los requisitos para ser una formación parlamentaria: que los diputados representen al menos a una quinta parte de los Estados miembros, lo que en este momento equivale a siete países de la Unión. «El grupo político efectivamente ha dejado de existir con el anuncio de Iveta Grigule de dejarlo», confirmaba el Parlamento Europeo en un comunicado.
No hubo respuesta oficial a las acusaciones de Farage sobre el presidente del Parlamento Europeo, pero sí le contestó, a título personal, a uno de los vicepresidentes de Schulz, el italiano Gianni Pittella. «Acusar a los demás de chantaje político suena un poco infantil», comentó. «Lo que es extraño es que un euroescéptico como Nigel Farage quiera destruir la UE y después se queje porque no logra ganar posiciones en el Parlamento Europeo. Y ahora su grupo se derrumba. Antes de preocuparse por su obsesión de ‘destruir Europa’, más le hubiera valido tener cuidado para no demoler su propio grupo», añadió Pittella.
Los eurodiputados anti UE ya no tienen un grupo parlamentario propio, después de conseguir un total de 48 escaños en las pasadas elecciones europeas. No obstante, podrían volver a tenerlo si reúnen apoyos de otro país. Por el momento, cuentan con representantes de Francia, República Checa, Suecia, Lituania, Reino Unido e Italia. Estos dos últimos países aportan el mayor número de miembros y las dos caras más visibles, Niguel Farage (UKIP) y Beppe Grillo (Movimiento 5 Estrellas). Sin embargo, mientras no sumen a sus filas una nación más no tendrán financiación del Parlamento ni tendrán turno de palabra establecido ni en el Pleno ni en las comisiones.
Otro posible movimiento podría llegar por parte de otros líderes, como la presidenta del Frente Nacional, Marine Le Pen. En su momento no obtuvo respaldo para poder crear su propio partido por falta de eurodiputados. Consiguió reunir a 38 afines de cinco países, así que le faltaban representantes de al menos otros dos. Por lo tanto, podría ver en la disolución de EFDD una oportunidad para ganar adeptos y entrar en el juego parlamentario con todos los derechos de un grupo. Farage y Grillo se adelantaron en aquel momento a Le Pen, impidiéndole formar un grupo de ultraderecha. Quién sabe si buscará ahora darle la vuelta a la tortilla.
La disolución del grupo euroescéptico ha obligado a posponer la decisión sobre el Premio Sarajov hasta el martes. El año pasado reconoció a la joven paquistaní Malala Yusafzai. Entre los finalistas para esta edición se encuentran la Asamblea ucraniana Euromaidan, el médico Denis Mukwege, conocido por su oposición a la ablación, y la activista de Azerbayán Leyla Yunus. Ese mismo día, la conferencia de presidentes evaluará a los candidatos a comisarios propuestos por Jean-Claude Juncker. El lunes se examina la candidata eslovena, Violeta Bluc, para optar a la cartera de Transportes, y Maroš Šefcovic tendrá que defenderse como el futuro vicepresidente de la Unión Energética.