Kiev
El fracaso de la moción de censura en Ucrania enciende a los manifestantes
El primer ministro acusa a la oposición de vender el país a Rusia en 2009 con los acuerdos gasísticos
La moción de censura contra el Ejecutivo dirigido por Nikolai Azarov ha fracasado. La iniciativa presentada por tres grupos opositores sólo cosechó ayer el respaldo de 186 de los 226 votos necesarios. Antes de la votación, el primer ministro ucraniano dio una de cal y otra de arena. Entre los gritos de la bancada opositora, Azarov pidió al resto de partidos que dejen de bloquear la labor del Gobierno, pero también quiso disculparse por la violencia policial en las manifestaciones en el centro de Kiev del pasado fin de semana. «Quiero pedirles perdón, en nombre del Gobierno, por el proceder de las Fuerzas de Seguridad en la plaza de la Independencia», dijo Azarov, que anunció que lo ocurrido tendrá consecuencias claras y habrá «considerables cambios» en el equipo gubernamental.
A continuación, el primer ministro culpó a la oposición de la crítica situación del país. «Ustedes responderán sin falta por todo esto», amenazó Azarov. «Quien vendió el país a Rusia fue quien firmó en 2009 los onerosos contratos de gas», acusó en alusión a la encarcelada ex primera ministra Yulia Timoshenko, condenada a siete años de cárcel por «abusos de poder». Según el jefe de Gobierno ucraniano, esos acuerdos, «insoportables» para la economía del país, fueron los que «pusieron de rodillas a Ucrania», y no la gestión de su Gobierno.
«Nos han robado la esperanza», le respondió desde la tribuna el líder del partido UDAR (Golpe), el ex campeón mundial de boxeo Vitali Klichko. «El Gobierno no tiene nuestra confianza, nunca la ha tenido durante los tres años de presidencia de Yanukovich. Hay que hacer todo lo posible para que este Gobierno y Yanukovich se vayan», dice Yuri Yarinovski, miembro del Partido Libertad (Svoboda).
Pese a que el Gabinete de Azarov podrá seguir llevando las riendas de la ex república soviética, el descontento social no decrece y el gubernamental Partido de las Regiones va perdiendo apoyos. Su principal aliado parlamentario, el Partido Comunista, anunció ayer que propondrá una nueva moción de censura que el resto de formaciones opositoras se ha apresurado a respaldar. El problema es que esta iniciativa no podrá votarse hasta febrero.
Tras el revés en el Parlamento (Rada Suprema), los tres principales líderes de la oposición acudieron a la sede de la Presidencia para pedir al presidente, Viktor Yanukovich, que destituya al Gobierno, según informa el diario local «Kyiv Post». El líder del Partido Patria, Arseni Yatseniuk; el de Golpe, Vitali Klitschko, y el de Libertad, Oleh Tiahnybok, entraron en la sede de la Presidencia, pero ni el presidente, que se encuentra de viaje oficial en China, ni su jefe de gabinete, Serhiy Lyovochkin, se encontraban en el interior.
El fracaso de la moción de censura contra el Gobierno alimentó aún más la indignación de los miles de manifestantes congregados ante el Parlamento. Encabezados por el ex ministro del Interior Yuri Lutsenko, los manifestantes se trasladaron a la mítica plaza de la Independencia, tomada por los opositores desde el pasado domingo, y después se dirigieron al palacio presidencial.
Para desmentir los rumores que circulan por el país, el Ministerio de Defensa descartó que el Ejército vaya a reprimir las protestas. «Las Fuerzas Armadas de Ucrania no pueden servir para restringir los derechos y las libertades de los ciudadanos o para derrocar el sistema constitucional, apartar a personas del poder o entorpecer su actividad», aseguró en un comunicado recogido por la agencia rusa RIA Novosti. Mientras, el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, instó a las autoridades ucranianas a «escuchar la voz del pueblo», que ha emitido «expresiones poderosas de apoyo a favor de Europa».
Las protestas, que se iniciaron por la negativa de Ucrania a firmar un Acuerdo de Asociación con la Unión Europea hace una semana, han adquirido una dimensión inaudita desde la Revolución Naranja en 2004. La fractura social en Ucrania se profundiza. El Gobierno acusa a la oposición de tramar un golpe de Estado encubierto, mientras que los manifestantes gritan «fuera de este país, banda de mafiosos».
Unidos por el rechazo al presidente
Tres hombres han tomado las riendas de las protestas en Kiev. El más visible, con sus dos metros de altura, es el ex campeón de los pesos pesados Vitali Klitschko. Es una especie de coloso que promete dejar KO al Gobierno y acabar con la corrupción, al tiempo que defiende una Ucrania democrática y anclada en Europa. El ex ministro de Economía Arseni Iatseniuk (arriba) es un prooccidental próximo a Julia Timoshenko. Por último, está el jefe del partido Libertad, Oleg Tiagnibok (abajo), un ultranacionalista antisemita que en los últimos años ha moderado su discurso. El rechazo a Yanukovich ha unido a esta heterogénea y dividida oposición.
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