Guerras y conflictos
El asalto final al feudo de Al Qaeda en Irak
Ofensiva del ejército con los jefes tribales
Era sólo cuestión de tiempo que el Gobierno central de Irak, encabezado por el primer ministro chií Nuri al Maliki, intentara recuperar el control de la provincia de Anbar, que el mes pasado cayó en manos de sus opositores, los combatientes de Al Qaeda. Lo que quizá no esperaba el Ejecutivo iraquí era sufrir un revés en el primer asalto de Ramadi, capital de la provincia, donde fallecieron cerca de 20 oficiales de policía y aliados de las milicias tribales. Justamente cuando las autoridades del país intentan recuperar el control de lugares como Faluya, ha trascendido que al menos 400 yihadistas ocupan ya esta ciudad.
El llamado Estado Islámico de Irak y el Levante, un grupo terrorista identificado con Al Qaeda, y otros elementos suníes no salafistas –opuestos al Hobierno Al Maliki– conquistaron en diciembre partes de Ramadi y la ciudad de Faluya dentro de una batalla interna entre chiíes y suníes que se cobró 8.868 muertos el año pasado.
Cada bando presenta de otra forma la guerra interna. Abu Bakr al Baghdadi, jefe del grupo Al Qaeda en Irak, exhortó ayer con un mensaje en las redes islamistas a los suníes del país a «portar las armas contra los chiíes» advirtiendo de que «si perdéis la oportunidad seréis exterminados».
Junto al Gobierno chií también luchan algunas tribus suníes que se oponen a Al Qaeda y que han sido calificadas por esta organización como «traidoras».
El primer ministro, entretanto, sostiene que la guerra contra Al Qaeda es «una lucha contra el terrorismo». Sin embargo, el mandatario ha dejado abierta la puerta a una solución política al conflicto. «Nuestra batalla está destinada a derrotar al terrorismo, pero damos la bienvenida a cualquier solución, propuesta o encuentro político que pueda concretar la prioridad de destruir al terrorismo, Al Qaeda, sus formaciones y aliados», declaró.
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