Relaciones EEUU/Cuba
EE UU reduce a la mitad su personal diplomático en Cuba tras los «ataques acústicos»
El secretario de Estado advierte a los estadounidenses del riesgo de viajar a la isla
El Gobierno de Estados Unidos ha anunciado que reducirá en más de la mitad su personal diplomático en Cuba porque no puede "garantizar su seguridad"y ha advertido del riesgo de viajar a la isla
Como si se tratase de un nuevo episodio de la Guerra Fría, EE UU ordenó ayer la retirada de «más de la mitad» de sus funcionarios en Cuba en respuesta a los misteriosos ataques con ultrasonidos sufridos por 21 estadounidenses y dos canadienses y que les ha afectado severamente a la salud. La Administración Trump también ha suspendido la expedición de visados a Cuba y advierte a sus ciudadanos que no visiten la isla porque alguno de los ataques se han producido en hoteles. Esta decisión se produce tras la reunión a principios de semana entre el presidente de EE UU y su jefe de la Diplomacia, Rex Tillerson, para valorar la respuesta a diferentes «ataques» a diplomáticos y familiares, que empezaron a presentar problemas de salud inexplicables en mayo. Entre las que posibles respuestas se incluyó el cierre total de la Embajada de Washington, pero se desestimó esta medida para no romper con la normalización de relaciones. Así, la Embajada en La Habana de EE UU perderá al 60% de la plantilla de los 50 trabajadores que se encuentran destinados en la isla.
La medida pretende «minimizar el número de personal estadounidense con riesgo de quedar expuestos» a los ataques, explicó un alto funcionario del Departamento de Estado, que pidió el anonimato, en una conferencia telefónica. Washington no ha confirmado que los ataques se produjeran con un dispositivo «acústico», como afirman varios medios estadounidenses, que aseguran que algunos de los afectados sufrieron lesiones cerebrales leves, pérdida de audición y vértigos a raíz de los incidentes. Esa reducción de personal se mantendrá «hasta que Cuba pueda garantizar la seguridad del personal» estadounidense en la isla, agregó. Lo cierto es que la Administración Trump no responsabiliza directamente al Gobierno castrista de los ataques, que hasta ayer definía como «incidentes» y ahora identifica como «ataques específicos».
Los diplomáticos estadounidenses y sus familias empezaron a quejarse de que durante un tiempo escuchaban sonidos o sentían vibraciones mientras se encontraban en Cuba. No se producían siempre en los mismos lugares y sólo ocurrían en determinadas salas interiores. Más tarde, una vez examinados los afectados, se confirmó que presentaban un daño neuronal, pérdida permanente de audición, fatiga, problemas en la vista, falta de equilibrio, somnolencia o mareos y náuseas.
Fue entonces cuando agentes del FBI y otras agencias se desplazaron a sus hogares y hoteles, como el Capri de La Habana, donde habían empezado a presentar los primeros síntomas de su malestar. Sin embargo, no hallaron los posibles aparatos electrónicos. «El Gobierno de Cuba es responsable de dar todos los pasos pertinentes para prevenir los ataques de nuestro personal diplomático en Cuba», afirmó el funcionario. Los Gobiernos estadounidense y cubano siguen investigando los sucesos, cuyo último episodio tuvo lugar en agosto, y Washington «no ha descartado la posibilidad de que un tercer país» haya podido estar implicado en los sucesos, según dijo el funcionario al ser preguntado por la posibilidad de que Rusia sea responsable.
El Departamento de Estado también ha aconsejado a los estadounidenses que no viajen a Cuba y ha suspendido la emisión de visados salvo casos excepcionales. El régimen cubano calificó de «precipitada» la decisión de EE UU por poner en peligro la relación bilateral.
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