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Asesinato en venganza por Alepo
Un policía turco de 22 años dispara por la espalda contra el embajador ruso en Turquía como represalia por la guerra de Siria. Erdogan asegura que se pretendía «dañar la normalización» de las relaciones entre Ankara y Moscú, pero «no lo conseguirán»
Efe
Un policía turco de 22 años dispara por la espalda contra el embajador ruso en Turquía como represalia por la guerra de Siria. Erdogan asegura que se pretendía «dañar la normalización» de las relaciones entre Ankara y Moscú, pero «no lo conseguirán»
El fantasma de Gavrilo Princip, el nacionalista serbo que asesinó al heredero a la corona de Austria-Hungría, el archiduque Francisco Fernando, reaparece en Ankara. Hasta ocho balazos fueron los que recibió el embajador de Rusia en Turquía, Andrei Karlov. En la tarde de ayer, el diplomático ruso fue asesinado cuando se encontraba ofreciendo un discurso en el Centro de Arte Moderno de la municipalidad de Çankaya, un barrio céntrico de la capital, Ankara. El diplomático asistió en torno a la media tarde a inaugurar una exposición fotográfica que hace referencia a ambos países, Turquía y Rusia. Se trataba de una muestra de cómo los turcos perciben la imagen de la Federación. Fue entonces cuando un joven vestido con traje y corbata negra y camisa blanca se abrió paso hacia el público.
Estaba situado detrás del embajador haciéndose pasar por un vigilante cuando, en una posición cercana al diplomático, comenzó a moverse arbitrariamente para posteriormente dirigirse contra Karlov, a quien disparó primero por la espalda y posteriormente a quemarropa. Recibió hasta ocho disparos en el cuerpo. Rápidamente fue trasladado de urgencia al hospital, pero los médicos no pudieron hacer nada por salvarle la vida.
Según confirmó el alcalde de Ankara, Melih Gökçek, el terrorista era un oficial de policía turco, Mert Altintas, de 22 años de edad, y que servía desde 2014 en el cuerpo de Policía. Se le había asignado la protección de Karlov. Altintas fue abatido por las Fuerzas de Seguridad, que rodearon inmediatamente la galería, tal y como ha confirmado Gökçek. El atacante, además, gritó consignas islamistas a la vez que se dirigió al público al grito de «Alá es grande». Tras asesinar al embajador ruso, el atacante se refirió nuevamente al público, a quien le espetó en turco: «No olviden Alépo, no olviden Siria. ¡Mientras nuestros hermanos no estén seguros, ustedes no se sentirén seguros! Aléjense. Sólo muerto saldré de aquí. Quienes hayan formado parte de lo que pasó –en referencia a los últimos bombardeos sobre Alepo– pagarán por ello».
Fuentes de la Embajada rusa en Ankara indicaron que también podría tratarse de un ataque de islamistas radicales en el que resultaron heridas hasta tres personas más. Según la agencia rusa RIA Novosti, el diplomático murió en el acto, versión que fue también confirmada por el Ministerio de Exteriores de Rusia. Nada más conocer los acontecimientos, el presidente ruso, Vladimir Putin, convocó una reunión de urgencia con su ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, y los jefes de los servicios de inteligencia rusos, según confirmó el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov. «El objetivo del atentado terrorista era dañar la normalización de las relaciones entre Rusia y Turquía», aseguró el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, quien tras conocer la noticia llamó a su homólogo ruso. «Hemos acordado aumentar la cooperacion antiterrorista entre ambos países», añadió.
El ex agregado de Prensa en la embajada de Turquía en Washington DC Fatih Öke ahondó en esta idea al asegurar que «la bala al embajador Karlov no sólo lo apuntaba a él, sino también apuntaba a la relación turco-rusa». Según explica a LA RAZÓN Barish Tugrul ,experto en Sociología de la universidad de Hacettepe, «el asesinato del embajador ruso por un policía turco asignado hace poco tiempo, precisamente para proteger al embajador, va a levantar muchas sospechas. Erdogan y el Gobierno dirigido por el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) lo vinculan con el movimiento gülenista, discurso que no cesa desde el 15 de julio, cuando tuvo lugar el fallido golpe de Estado en el país. Pero no creo que sea tan fácil convencer a los rusos como convencer a la opinión pública turca a través de manipulaciones mediáticas».
Karlov, que llevaba al frente de la Embajada rusa en el país euroasíatico desde el año 2013, había formado parte de las discusiones entre Rusia y Turquía para llegar a un acuerdo sobre la evacuación de civiles en Alepo. Además, el diplomático fue pieza clave en el acercamiento entre ambos países durante la crisis el pasado mes de abril. Entonces ambos gobiernos estrecharon las relaciones, seriamente perjudicadas tras el derribo de un caza ruso por parte de Turquía en la frontera siria el pasado mes de noviembre. «Las discrepencias entre Turquía, que sigue una política hostil al régimen de Asad, y Rusia, aliado explícito del mismo, ya existían antes del asesinato de Karlov. Pero a partir de ahora habrá menos posibilidad de acuerdo, y Turquía tendrá mucho menos espacio de maniobra, sobre todo teniendo en cuenta la operación militar que lleva acaba contra las fuerzas kurdas en el sureste del país y en Siria», asegura Öke.
Este incidente se produce, además, en la víspera de la reunión en Moscú entre los ministros de Exteriores de Rusia, Irán y Turquía para tratar precisamente sobre el alto el fuego en Alepo, al norte de Siria.
El perfil / Mevlut Mert Altintas
Un uniformado frustrado
Mevlut Mert Altintas, que había nacido en Söke en 1994, disparó a bocajarro contra el embajador ruso, Andrei Karlov, de 62 años. Le disparó por la espalda, mientras hablaba ante el atril, y el diplomático se desplomó al recibir los balazos. Después, se puso a gritar, con una profunda ira. El árabe que habló el policía para «justificar» su horrible acto tenía un fuerte acento turco. También disparó contra sus compañeros, que lo abatieron. Lo ha confirmado el ministro del Interior turco, pues el joven de 22 años formaba parte de las Fuerzas de Seguridad. Su madre, su hermana y su compañero de piso fueron detenidos ayer.
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