Tragedia
El choque de trenes en Grecia se debe "a un trágico error humano", según el primer ministro
Dimite el ministro de Transporte griego tras el peor accidente ferroviario más grave ocurrido en Europa en la última década. Debido a las altas temperaturas que han superado los 1.000 grados: “Los vagones 1 y 2 ya no existen"
El accidente ferroviario más grave ocurrido en Europa en la última década se produjo ayer en Grecia, cuando una colisión frontal entre un tren de pasajeros y un convoy comercial que circulaba por la misma vía dejó al menos 40 muertos y 85 heridos, algunos de ellos de extrema gravedad. El impacto se produjo poco antes de la medianoche cerca de la ciudad de Tempe, una pequeña localidad situada a unos 300 kilómetros al norte de Atenas, la capital del país. “Fue como un terremoto”, contó uno de los supervivientes.
Según una primera reconstrucción, el tren de pasajeros chocó de forma violenta contra el convoy de mercancías que circulaba en dirección contraria por la misma vía. Las primeras investigaciones apuntan a que ambos trenes viajaban a una gran velocidad en el momento de la colisión y no descartan ninguna hipótesis. Más tarde, el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, confirmó que “todo demuestra que, lamentablemente, el drama se debe a un trágico error humano”.
Entre las víctimas mortales se encuentran ocho empleados ferroviarios, incluidos los dos conductores del tren de carga y los dos conductores del tren de pasajeros, según confirmó el Sindicato de Trabajadores Ferroviarios de Grecia. La prensa local denunció que precisamente los sindicatos llevan meses advirtiendo de las graves carencias y la falta de manutención en los ferrocarriles griegos, y recordó que el año pasado, un alto cargo de la compañía nacional presentó su dimisión por estar en desacuerdo con la gestión de los contratos y la inversión en seguridad en determinados puntos de la red ferroviaria.
“Nada funciona bien, todo es manual en la línea Atenas-Tesalónica. Ni los semáforos ni el control electrónico del tráfico funcionan. Si lo hicieran, los conductores verían los semáforos en rojo y se detendrían a tiempo”, denunció a la televisión pública ERT el presidente de la asociación de maquinistas, Kostas Genidunias.
Hasta el lugar del siniestro viajó a primera hora de ayer el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, quien declaró tres días de luto oficial en el país y prometió que hará todo lo posible para esclarecer las causas exactas que condujeron al siniestro. “Haremos todo lo que esté a nuestro alcance para que algo así no vuelva a ocurrir. Es una tragedia indescriptible”, lamentó en declaraciones a los periodistas. Desde Bruselas, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen aseguró que “toda Europa está de luto”.
Poco después de que se produjera el accidente, las autoridades locales detuvieron al jefe de la estación de Larissa, que autorizó al tren de pasajeros circular por la misma vía de tráfico por la que viajaba el convoy de mercancías. El detenido, de 59 años, negó negligencia alguna y alegó un posible fallo técnico. A pesar de que aún se desconocen las causas y la investigación sigue abierta, el ministro de Transporte e Infraestructuras, Kostas Karamandlis, se apresuró a presentar su dimisión, asegurando que se sentía “obligado” a renunciar “como una muestra de respeto a las personas que murieron tan injustamente”.
En los dos trenes, uno de mercancías con destino a Atenas y otro de pasajeros que partió de la capital griega hacia Tesalónica, ambos de la empresa de ferrocarriles Hellenic Train, viajaban 346 pasajeros y 20 empleados. La mayoría eran estudiantes que regresaban de un festival de tres días, que se celebraba por primera vez en su totalidad desde el inicio de la pandemia en 2020.
Las autoridades locales informaron que 76 personas fueron ingresadas en los hospitales de Larissa y de Katerini, de las que seis permanecen en cuidados intensivos. Otros heridos de menor gravedad fueron trasladados a varios centros hospitalarios en Salónica, la segunda ciudad del país, situada a unos 130 kilómetros al norte del accidente.
El impacto hizo descarrilar varios vagones y arrojó fuera del tren de pasajeros a algunos de sus ocupantes. La colisión provocó un incendio en al menos tres vagones, registrando temperaturas superiores a 1.300 grados. “Los vagones 1 y 2 ya no existen y el tercero ha descarrillado”, declaró el gobernador de la región de Thessalia, Kostas Agorastos.
Los equipos de rescate movilizados, entre ellos unos 150 bomberos, continuaron trabajando durante toda la jornada de ayer para liberar a los pasajeros atrapados en los vagones así como los restos de las víctimas mortales. “Nunca he visto nada así en toda mi vida. Cinco horas después, seguimos encontrando cuerpos”, contó conmocionado un miembro de los servicios de emergencia. Muchos de los cuerpos quedaron irreconocibles, por lo que se necesitarán pruebas de ADN para identificarlos.