Geopolítica
China ocupa el espacio dejado por Estados Unidos en Afganistán
Pekín reconoce al aislado régimen talibán, con el que firma importantes acuerdos económicos
En medio de un panorama geopolítico extremadamente agitado, el tablero global está siendo reconfigurado mientras China expande su dominio en Afganistán desatando preocupaciones en la comunidad internacional. Pekín ha sorprendido una vez más al establecer relaciones diplomáticas y económicas con el Gobierno talibán, a pesar de ser considerado como un paria por la mayoría de los países. El vacío de seguridad, económico y humanitario tras el fin de la ocupación estadounidense tiene importantes implicaciones para los intereses del gigante asiático en la región.
Este acercamiento ha despertado gran interés, mientras se llevan a cabo reuniones de alto nivel entre funcionarios de ambas naciones, así como la firma de nuevos acuerdos sobre minerales o la mejora de las rutas de transporte. A pesar de que China ha restado importancia a estas relaciones, sus inversiones y su presencia son cada vez mayores. Este nuevo enfoque ha abierto oportunidades para una nación devastada por la guerra, que busca reconstruir su economía y encontrar una estabilidad duradera después de la retirada de las tropas extranjeras.
Mientras que otros países han adoptado una postura cautelosa y observan con recelo el ascenso del régimen talibán, Xi Jinping parece estar dispuesto a aprovechar la situación. Sin embargo, este acercamiento no está exento de controversia y plantea interrogantes sobre las implicaciones a largo plazo tanto para la región como para el resto del mundo.
En septiembre, China se convirtió en el primer país en nombrar un nuevo embajador en Kabul, y hace dos semanas el emisario del Gobierno talibán en Pekín presentó sus credenciales al líder supremo chino. El portavoz de Exteriores chino, Wang Wenbin, está convencido de que, «con esfuerzos más enérgicos para abordar las preocupaciones de todas las partes, el reconocimiento diplomático del Gobierno afgano se producirá de forma natural».
Pekín ha dado prioridad al comercio y a su seguridad nacional, negándose a inmiscuirse en el Gobierno provisional afgano, de acuerdo a su política de no intervención en los asuntos internos de otros países. Así, Afganistán ha recibido una importante ayuda financiera china, incluidas inversiones en iniciativas de infraestructuras como carreteras, trenes y centrales eléctricas. Un ejemplo de ello es el Corredor Económico China-Afganistán-Pakistán de 2016, cuyo objetivo es aumentar el comercio y la inversión en el país. Esta estrategia consiste en impulsar la economía afgana para tratar de que a la larga influya en su política, ya que, según los cálculos chinos, la población afgana se alejará del extremismo cuando los estratos más bajos de la sociedad se empoderen económicamente.
Mientras la segunda economía mundial continúa haciendo frente a las críticas de que está creando trampas de deuda para países con dificultades financieras, Xi toma medidas que podrían beneficiar al enorme impulso de construcción de infraestructuras. Todo ello indica que está dispuesta a ampliar la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés) hasta Afganistán y a hacer considerables inversiones. Como parte de su BRI, cuyo objetivo es aumentar el poder económico y geopolítico de China sobre la región, está forjando relaciones comerciales con los talibanes. Un Afganistán estable ofrecerá a Pekín una conexión terrestre fiable con Irán y el resto de Oriente Medio.
Los talibanes desean inversiones para reactivar su economía, legitimidad internacional y votos de China para entrar en organizaciones multilaterales. Así, pueden utilizar las abundantes reservas naturales de Afganistán como moneda de cambio para promover sus propios objetivos políticos y económicos internacionales.
Asimismo, las reservas minerales de Afganistán tienen un valor estratégico para Pekín, ya que pretende reforzar su posición en la cadena mundial de su suministro explotando recursos como el cobalto, el litio o los metales de tierras raras. La adquisición de estos podría reforzar el dominio chino en la tecnología de almacenamiento de baterías, proporcionándole una ventaja competitiva sobre Occidente. A pesar de las dificultades que enfrenta el país, China ha logrado asegurar derechos sobre valiosos recursos, como el petróleo de la cuenca del Amu Darya, situada en el norte, y la inmensa mina de cobre de Mes Aynak, ubicada cerca de Kabul.
El año pasado, las autoridades chinas declararon que, antes de completar las relaciones diplomáticas, los talibanes debían someterse a una reforma. Para obtener el pleno reconocimiento diplomático, ese gobierno debería introducir cambios políticos, mejorar la seguridad y restablecer los lazos con sus vecinos.
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