Blinken reivindica la decisión de EE UU de retirar a sus tropas de Afganistán en el segundo aniversario del regreso de los talibanes

El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, reiteró el martes en rueda de prensa que cualquier mejora de sus relaciones diplomáticas con los talibanes afganos está supeditada a la mejora del trato a las mujeres.

El jefe de la diplomacia estadounidense compareció en un día marcado en el calendario, cuando se cumple el segundo aniversario de la vuelta al poder de los fundamentalistas tras la abrupta caída del Gobierno de Ashraf Ghani, respaldado por Estados Unidos y sus aliados occidentales.

Ningún país ha reconocido al Gobierno talibán desde entonces, y Estados Unidos ha evitado comprometerse en términos económicos con el autodenominado Emirato Islámico de Afganistán, en parte por lo que los críticos califican de vuelta al «apartheid de género», con mujeres y niñas excluidas de las escuelas y los espacios públicos, entre una extensa nómina de violaciones de los derechos humanos.

«Seguimos trabajando para que los talibanes rindan cuentas de los muchos compromisos que han asumido y no han cumplido, especialmente en lo que se refiere a los derechos de las mujeres y las niñas», trasladó Blinken a los medios de comunicación.

El diplomático dijo que la Administración Biden había sido muy clara «en que el camino hacia cualquier relación más normal entre los talibanes y otros países estará bloqueado a menos que se apoyen realmente los derechos de las mujeres y las niñas, entre otras cosas».

Los fundamentalistas recuperaron el poder dos décadas después en una ofensiva contrarreloj que comenzó con la decisión de Biden de retirar a sus tropas en el país y que acabó con la caída de Kabul.

Preguntado por esa decisión, Blinken defendió la retirada y dijo que Estados Unidos no se centró en otras prioridades: «La decisión de retirarnos de Afganistán fue increíblemente difícil, pero también la correcta. Hemos puesto fin a la guerra más larga de Estados Unidos. Por primera vez en 20 años, no tenemos otra generación de jóvenes estadounidenses que vayan a luchar y morir».