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Islamismo

Una adolescente iraní, en coma tras ser agredida por la Policía al llevar mal colocado el velo

La joven permanece hospitalizada y fuertemente custodiada por las fuerzas de seguridad del régimen islámico

Una mujer en Irán Europa Press/Contacto/Rouzbeh FoEUROPAPRESS

En un episodio que guarda grandes semejanzas con lo ocurrido a la joven Mahsa Amini hace poco más de un año, la Policía de la moral iraní agredió el pasado domingo en el metro de Teherán a una adolescente de 16 años por no llevar bien puesto el velo islámico, según han denunciado grupos defensores de los derechos humanos. La joven se encuentra ingresada en el hospital Fajr de la capital iraní en estado de coma y entre estrictas medidas de vigilancia, de acuerdo con los mismos testimonios.

La ONG kurda Hengaw, con sede en Oslo, denunció que Amrita Garavand, que así se llama la adolescente agredida, fue víctima de un “asalto físico” en el metropolitano de la capital iraní por no llevar cubierto el cabello. De acuerdo a la organización en defensa de los derechos humanos, Garavand procede de la localidad –de mayoría kurda— de Kermanshah, situada en el oeste de Irán, y no reside en Teherán. “Nadie, ni siquiera su familia, puede visitar a la víctima”, aseveran desde Hengaw. La ONG con sede en Oslo ha difundido una fotografía de la joven en una cama de hospital.

Una supuesta grabación del momento muestra cómo un grupo formado por tres jóvenes, todas ellas sin velo, espera la llegada del metro en la parada de la plaza Shohada. Poco después dos de ellas salen de uno de los vagones portando a la tercera, a la que, en apariencia inconsciente, tienden sobre el suelo del andén. No hay imágenes que muestren qué ocurrió dentro del tren.

Por su parte, los medios estatales de la República Islámica, que difundieron las imágenes, aseguran que la joven perdió el conocimiento debido a una bajada de tensión. “Los rumores de una confrontación con personal del metro no son ciertos y las imágenes de vigilancia refutan esas afirmaciones”, aseguró, en declaraciones a la agencia oficial, IRNA, el director de Metro de Teherán, Masood Dorosti.

Una vez trascendió la noticia del ingreso de la joven, una periodista del diario reformista "Shargh", Maryam Lotfi, se desplazó el lunes hasta el centro médico donde Garavand se encuentra ingresada para tratar de informar sobre su estado, pero fue detenida por las autoridades locales, según reportó su medio de comunicación y se hizo eco la agencia Efe. La periodista fue puesta en libertad horas después.

El caso de Amrita Garavand ocurre prácticamente un año después de la muerte de otra joven Masha Amini, convertida en símbolo de la resistencia y la libertad contra la autocracia islámica que rige los destinos de Irán desde 1979. La joven fue detenida y violentada por la Policía de la moral por no llevar bien puesto el velo islámico o hiyab. Su familia acusa a los agentes de haber causado, al agredirla, su colapso y muerte, mientras que las autoridades aseguran que la joven falleció por causas naturales.

La muerte de Amini a los 22 años desencadenó la mayor ola de protestas contra el régimen en décadas, unas marchas y concentraciones protagonizadas mayoritariamente por jóvenes y por mujeres. Si las protestas comenzaron siendo un rechazo a la imposición del uso del velo acabaron derivando en una condena global de la autocracia islámica, cuya caída reclamaron durante meses. Desde mediados de septiembre de 2022, centenares de personas, 500 según algunas estimaciones, han perdido la vida entre ejecuciones –que culminaron juicios sin garantías- e intervenciones violentas contra quienes participaban en las protestas. Al menos 22.000 personas han sido asimismo detenidas en el mismo período.

Transcurrido un año marcado por las protestas y la represión, Teherán prosigue su cruzada contra las mujeres, que en el ejercicio de su libertad, desafían a las autoridades a propósito de la imposición del velo. No en vano, el pasado miércoles 20 de septiembre, el Parlamento iraní dio luz verde, por un período de prueba inicial de tres años, a una nueva ley que endurece de manera severa los castigos por no usar el "hiyab".

La nueva norma contempla para las mujeres que no cumplan con los rigores indumentarios “en connivencia con gobiernos, medios, grupos y organizaciones hostiles y extranjeros” penas de hasta los diez años de cárcel. Además, la nueva ley impone castigos para las mujeres que se muestren en público sin velo de hasta 2.000 dólares, la confiscación de automóviles y la prohibición de conducir.