Crisis diplomática
Un tribunal de Mali condena a 46 soldados marfileños a 20 años de prisión y condena a otros tres a muerte
Seis meses después de su detención bajo la acusación de tratarse de mercenarios, los “46 marfileños” conocieron su destino este 30 de diciembre
El 10 de julio de 2022 quedó marcado con tinta roja en el recuerdo de las relaciones internacionales. Tal fue el día en que las autoridades malienses arrestaron en el aeropuerto de Bamako a 49 personas bajo la acusación de que se trataban de mercenarios. Ese mismo día, Costa de Marfil aseguró que los 49 detenidos se trataban en realidad de soldados marfileños destinados a Mali para dar cobertura a la misión de la ONU en el país, algo que levantó todavía más sospechas por parte de la junta militar maliense: ¿por qué iba a necesitar cobertura añadida una misión que cuenta con casi 15.000 efectivos? ¿Qué aportan de más 49 soldados? Pero frente a la insistencia de Costa de Marfil, desde Bamako se reafirmaban en la postura de que los 49 detenidos eran, sin lugar a dudas, mercenarios traídos por Francia y sus aliados africanos con el fin de desestabilizar el Gobierno de Assimi Goita.
El mundo se dividió entonces entre quienes aseguraban que los 49 eran marfileños, y quienes decían que se trataban de mercenarios nacidos en diferentes naciones africanas. Tras unas semanas veraniegas de tensos tiras y aflojas donde Goita aprovechó también para enzarzarse con otros países de la comunidad africana, el Secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterres, decidió intervenir. En un comunicado (y posteriormente en una entrevista a la televisión francesa) afirmó que los secuestrados no eran mercenarios, sino militares marfileños que habían acudido para dar apoyo a los cascos azules alemanes destinados en Mali. Aseguró que el Gobierno maliense estaba informado del relevo y que dicho procedimiento era algo habitual en el Aeropuerto de Bamako, donde siempre están saliendo y entrando soldados a sazón de la misión que desarrolla la ONU en el país. Pero el Ejecutivo de Goita seguía negando que fuera así y llegó a expulsar al portavoz de la ONU en Mali como respuesta a las declaraciones de Guterres.
Pasos hacia delante y hacia atrás
Pese a lo tenso de la situación, el 4 de septiembre se anunció que tres de los arrestados, concretamente tres mujeres, serían liberadas por el Gobierno maliense en las próximas horas y podrían regresar a su país de origen. La CEDEAO y el resto de observadores acogieron este gesto con optimismo. Liberadas las tres mujeres, las negociaciones de seguro que habían tomado un rumbo adecuado.
Pero las cosas aquí abajo no suceden como uno esperaría. Veinte días después de liberar a las tres mujeres, el 24 de septiembre, el Primer Ministro maliense dio un discurso histórico (en opinión de muchos de sus compatriotas) frente a la Asamblea General de la ONU. En él dijo que las tropas francesas les estaban “apuñalando por la espalda” desde que se retiraron en junio de este mismo año, pero también se ciñó con el compromiso de su gobierno respecto a los plazos pactados para concluir la transición política de su país, actualmente gobernado por una junta que accedió al poder tras un golpe de Estado. También señaló desde la palestra al Presidente de Níger, su país vecino, asegurando que no era nigerino de nacimiento; un feo gesto que llevó a que Níger llamara de vuelta a su embajador en Bamako y que subió unos decibelios el escándalo multinacional. Incluso acusó al presidente de la CEDEAO de “mimetismo” con la ONU. No hace falta decir que el discurso de Maïga derrumbó todos los avances en la negociación y el proceso volvió a estancarse. Ahora quedaban 46 soldados marfileños/mercenarios atrapados en Bamako.
¿A quién creer, entonces? ¿A un gobierno golpista liderado por un coronel anti francés o al Secretario General de las Naciones Unidas? Un coronel del Ejército maliense que ha querido mantenerse en el anonimato aseguró a este periódico a mediados de octubre que los 46 soldados que reclama Costa de Marfil son en realidad mercenarios de nacionalidad togolesa, liberiana, gambiana y marfileña, liderados por cuatro congoleños integrados dentro de la Legión Extranjera. Afirmó haber estado presente en el momento en que el presidente de Togo, Faure Gnassingbé, se presentó en Bamako con la intención de mediar entre Costa de Marfil y Mali. Que Assimi Goita mostró los mercenarios togoleses a Gnassingbé y que el presidente montó en cólera, pidiendo a continuación que los mercenarios fueran enviados de vuelta a su país para castigarlos en la medida adecuada.
Francia, Francia, Francia
Quienes afirman que los detenidos se tratan de mercenarios murmuran una y otra vez el mismo nombre: Francia. No quepa duda que la crisis de los soldados marfileños ha afectado a diferentes capas del poder (desde Estados hasta comunidades internacionales), y que sus repercusiones también han resonado en los pasillos del Elíseo. Cabe a tener en cuenta que una parte importante de las políticas internas de Goita consisten en culpar a Francia de los males que acosan a su pueblo, entre que incentiva a sus ciudadanos a abrazar con entusiasmo la entrada de mercenarios y empresarios rusos en el país. A sus ojos y los de sus allegados (Maïga ya lo denunció ante la ONU), Francia ha armado a terroristas en el centro del país y desea, ansía, maquina para hacerse con el único tesoro que le queda a Mali, su oro.
Inmersos en este rifirrafe que arrastran Francia y Mali, buscamos con interés al país de África Occidental que mejores relaciones mantiene con los galos y, en efecto, no parece casualidad que este sea Costa de Marfil. Las relaciones comerciales que Macron y sus predecesores han establecido con Abiyán superan con creces a las de otros países en sintonía con Francia, como Senegal y Níger. La boda del actual presidente marfileño, Alassane Ouattara, la ofició el entonces alcalde Sarkozy, y hay más. Por ejemplo, Francia fue la responsable de conseguir que Ouattara accediera al poder tras ser elegido en las elecciones de 2011, cuando una parte del país se alzó en armas para evitarlo. Actualmente se cuenta con 900 efectivos franceses en Costa de Marfil, que gozan del estatus de “fuerza de presencia”.
A ojos de Mali, Costa de Marfil no deja de ser una extensión de Francia en África. Así, para ellos, un enfrentamiento con los marfileños es también un enfrentamiento con los galos. La detención de los soldados marfileños se trata de un ataque directo a Costa de Marfil y de un ataque indirecto a Francia, y prueba de ello son las consignas antifrancófonas que barruntan los seguidores de Goita cada vez que justifican la retención de los soldados marfileños. Ahora habla Mamadou, jefe de un poblado al sur de Mali: “Costa de Marfil no fue quién tomó la decisión de mandar a los mercenarios para desestabilizar nuestro país. Fue Francia. Dicen que son soldados marfileños pero realmente los ha enviado Francia”. Y como él, opinan muchos más.
Por ejemplo, Babacar, uno de los refugiados de Bamako que narró a LA RAZÓN con un detalle escalofriante cómo su poblado fue masacrado a manos de hombres y mujeres “que se hacían pasar por yihadistas”, no duda que Francia y naciones aliadas colaboran para introducir elementos subversivos en Mali, como son estos 49 detenidos. Alguien miente, aunque no se sabe quién. Las mismas pruebas hay de que los 49 soldados son marfileños que las que dicen que son mercenarios: ninguna. Declaraciones de uno y otro lado.
El último capítulo de esta trepidante crisis diplomática sucedió este 30 de diciembre. El procurador general de la Corte de Apelaciones de Bamako hizo público un comunicado donde se decía que los 46 detenidos han sido condenados a 20 años de prisión y al pago de 2 millones (no especifica si se tratan de francos CFA o de euros) de multa por “complotar contra el Gobierno maliense, atentar contra la seguridad del Estado y transportar armas y municiones de guerra”. Las tres mujeres liberadas en septiembre han sido condenadas a muerte en ausencia. La única esperanza que les queda radica en que se les conceda un perdón presidencial, o que un último acuerdo firmado entre Bamako y Abiyán el 22 de diciembre permita la extradición de los 46 de vuelta a Costa de Marfil.
Ni el Presidente marfileño, Alassane Ouattara, ni su Ministra de Exteriores, Kandia Camara, se han pronunciado todavía con respecto al veredicto. El drama de los “46″, que es como se les conoce en los medios internacionales, prosigue sin que la verdad se aclare, polarizando todavía más las relaciones de la CEDEAO y, en consecuencia, aislando el régimen de Goita frente al bloque Occidental.
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