Represión
Irán ejecuta a un joven de 23 años, el primer condenado por por participar en las protestas del velo
La madre de Mohsen Shekari denuncia que su hijo no tuvo acceso a un abogado: “¿En qué lugar del mundo se condena a alguien a muerte por quemar un cubo de basura”
Irán ejecutó este jueves al primer prisionero acusado de cometer supuestos crímenes durante las protestas contra el régimen de los ayatolá, que siguen manteniendo el pulso en las calles tras la muerte de la joven Masha Amini el pasado 16 de septiembre. De poco sirvieron las desesperadas peticiones de la madre del joven iraní Mohsen Shekari (23 años), que horas antes de su ejecución pidió clemencia para su hijo. “No ha tenido acceso a un abogado. Pido a la gente, a grupos de derechos humanos, que por favor ayuden a mi hijo. ¿En qué lugar del mundo se condena a alguien a muerte por quemar un cubo de basura?”, se preguntó la mujer. E imploró entre lágrimas desesperadas: “mi hijo no es un alborotador, sino un artista”. Shekari fue ahorcado bajo la condena de emprender la “guerra contra Dios”, por presuntamente haber acuchillado a un paramilitar Basij durante una marcha en Teherán el pasado 23 de septiembre. También le acusaron de “bloquear una calle y crear terror”. En redes sociales, activistas iraníes compartieron imágenes y videos del joven iraní, en que aparece felizmente cantando canciones persas junto a un colega guitarrista.
La ejecución de Shekari podría ser la primera de una oleada de penas de muerte relacionadas con la revolución de las mujeres, que supone la mayor amenaza afrontada por el régimen desde hace décadas. Ni la brutal represión policial, que se ha cobrado ya la vida de más de 458 personas –incluidos 63 niños-, ha logrado detener la voluntad de los manifestantes. Tampoco les intimidan las detenciones masivas: se calcula que ya se han arrestado a más de18.000 personas.
Según activistas locales, una docena de personas habrían recibido notificaciones sobre próximas aplicaciones de sus penas capitales. “Esta ejecución debe tener rápidas y prácticas consecuencias internacionales. De lo contrario, afrontaremos una oleada de penas capitales diarias”, avisó Mahmood Amiry, director de la oenegé Iran Human Rights, basada en Oslo.
La agencia iraní Mizan, controlada por la judicatura, informó que Shekari fue inculpado por la Corte Revolucionaria de Teherán, que habitualmente celebra los juicios a puerta cerrada. Dicho tribunal fue acusado en el pasado por la comunidad internacional por impedir que los enjuiciados pudieran escoger a sus abogados, o por prohibirles ver las evidencias presentadas en su contra.
Acorde a la información de Mizan, Shekari habría recibido dinero de un agente externo para agredir a las fuerzas de seguridad con un machete. Desde que la muerte de la joven Masha Amini en custodia policial desató la ira en las calles, el régimen de los ayatolás culpa a Estados Unidos, Israel y Europa de fomentar las revueltas, aunque sin mostrar ninguna evidencia al respecto.
Tras la ejecución del joven, la televisión estatal mostró fragmentos del juicio, presidido por el juez Abolghassem Salavati, quien en el pasado fue víctima de sanciones económicas norteamericanas por emitir duras condenas. La pena de librar la “guerra contra Dios” es habitual desde el triunfo de la Revolución Islámica en 1979.
“Salavati sentenció a más de 100 presos políticos, activistas de derechos humanos o periodistas a largas penas de prisión, así como a varias condenas de muerte”, confirmó la tesorería de EE UU al imponer las sanciones en 2019. Jueces como Salavati actúan a su vez de jueces y fiscales, e intimidan habitualmente a los defensores de los acusados.
Amnistía Internacional se mostró “horrorizada por la ejecución del protestante Mohsen Shekari por las autoridades iraníes, menos de tres semanas después de sentenciarlo en un juicio injusto. Su ejecución evidencia la inhumanidad del sistema judicial, mientras otros esperan el mismo destino”. Irán es de los países que ejecuta más penas capitales del mundo, mayoritariamente por ahorcamiento.
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