Malestar
China encara las mayores protestas desde la masacre de Tiananmen: “¡Abajo el Partido Comunista y Xi Jinping!”
La ira provocada por la política Cero Covid sacude al país más poblado del mundo, con miles de manifestantes pidiendo la dimisión del presidente
Cuando se cumple poco más de un mes desde que Xi Jinpingreafirmó su férreo control del poder, durante el 20º Congreso Nacional del Partido Comunista de China (PCCh), su jefatura se enfrenta a una ardua prueba de fuego. En las dos últimas semanas han estallado protestas en diferentes ciudades a lo largo del país contra las draconianas restricciones impuestas por el régimen comunista para frenar la propagación de la Covid-19. En las calles de las principales ciudades una multitud de chinos pide abiertamente que su presidente deje el cargo, al grito de “¡Xi dimisión!” y exigen, ya hartos, la libertad.
Los levantamientos contra el PCCh se han producido en ciudades fuertemente controladas por el régimen como Pekín, Shanghái, Chengdu o Wuhan, donde cientos de furiosos residentes se han rebelado para incluso derribar los muros que segregaban a la población del que fuera epicentro del origen de la pandemia, gritando: “La epidemia empezó en Wuhan y acabará en Wuhan”.
Como nota curiosa, los disidentes en estas protestas levantan hojas en blanco, algo que se han convertido en un símbolo de las crecientes manifestaciones. Se trata de una táctica utilizada en parte para evadir la censura o el arresto. “El libro blanco representa todo lo que queremos decir pero no podemos decir”, dijo a la agencia Reuters Johnny, de 26 años, que participó en una de las reuniones del río Liangma.
Según fotos y vídeos de Sina Weibo, que fueron borrados posteriormente, en la Universidad de Comunicación de China en Nanjing, al este del país, dos estudiantes levantaron hojas de papel blanco en una plaza del campus. Por la noche, se les unió una multitud de universitarios que encendieron sus teléfonos móviles y cantaron el himno nacional, incluyendo la frase: “Levántate, los que se niegan a ser esclavos”.
Lo que está sucediendo es novedoso, en el sentido de que los manifestantes han tomado las calles de múltiples territorios simultáneamente, con aparente conocimiento de lo que está aconteciendo en otras partes del país. Esto que está ocurriendo en los últimos días, en una nación hermética, donde la más mínima forma de disidencia es rápidamente reprimida y censurada con rapidez y dureza -tanto físicamente como en el universo virtual de Internet, gracias a la eficaz maquinaria del “Gran Cortafuegos”- es realmente inaudito.
El detonante inicial de las movilizaciones fue un mortífero incendio que se produjo el jueves en Urumqi, la capital de Xinjiang, en el extremo noroeste de China. Diez personas, entre ellas tres niños, fallecieron devoradas por las llamas después de que los servicios de emergencia contra incendios no pudieran acercarse lo suficiente a un edificio de apartamentos envuelto en fuego. Los residentes culpan a las medidas de cierre por dificultar las labores de rescate.
El pasado sábado por la mañana las autoridades locales de Urumqi celebraron abruptamente una conferencia de prensa para negar que las medidas sanitarias hubieran dificultado la huida y el rescate de los afectados. Muchos de los 4 millones de habitantes de la ciudad han estado sometidos a un férreo control y a uno de los cierres más largos del país, con la prohibición de salir de sus casas durante 100 días.
En Shanghái, la mayor ciudad de China y centro financiero internacional, las masas acudieron a lo largo de dos días a la calle Middle Urumqi, que lleva el nombre de la capital de Xinjiang, a pesar de una serie de detenciones ampliamente documentadas. Los habitantes corearon: “¡No a las pruebas de PCR, queremos libertad!”, seguido de rondas de repetidos llamamientos a “¡Libertad! ¡Libertad!”. La megalópolis, de más de 25 millones de habitantes, todavía está resentida tras la pesadilla vivida durante los dos meses de estricto confinamiento al que estuvo sometida el pasado verano.
Por otra parte, se produjo una vigilia a la luz de las velas frente a un complejo de apartamentos de lujo en el mismo distrito, con un cartel de cartón en medio de un mar de velas blancas en el que se podía leer: “Urumqi 24 de noviembre. Que los que murieron descansen en paz”.
La policía cerró la calle al tráfico y efectuó diversas detenciones, según consta en vídeos publicados en Internet. Una fotografía que se hizo rápidamente viral el domingo por la noche parecía mostrar a la policía retirando la señal de la calle Middle Urumqi Road.
Cabe destacar que el mismo día en que centenares de personas protestaban en Shanghái contra el ‘cero covid’ y sus restricciones y confinamientos, las autoridades de la ciudad anunciaron un endurecimiento de las medidas en vigor. A partir de las 12 de la mañana del martes, será obligatorio obtener un resultado negativo válido en la prueba de la PCR en un plazo de 48 horas para entrar en los locales comerciales, como restaurantes, centros comerciales, supermercados, mercados húmedos, peluquerías, de acuerdo con las últimas medidas de control de la ciudad.
En la elitista Universidad de Tsinghua de Pekín, un amplio grupo de estudiantes proclamó el domingo “la libertad prevalecerá” o “esto no es una vida normal, estamos hartos. Nuestras vidas no eran así antes”. Otros coreaban: “¡Democracia y Estado de Derecho! Libertad de expresión” y pidieron el fin de los cierres patronales. Mientras, cientos de personas que celebraban otra vigilia pacífica a orillas del río desafiaban las órdenes de las fuerzas del orden de seguir adelante.
Mientras tanto, parece que tanta medida sanitaria no ha favorecido el cese de los contagios. La Comisión Nacional de Salud informó el domingo de que al finalizar el sábado se habían registrado en el país 39.501 casos de coronavirus, de los cuales 35.858 eran asintomáticos, al tiempo que se realizaban pruebas masivas de detección en todo el país, para así identificar nuevos focos de infección. Se trató del cuarto día consecutivo en que se documentó un aumento de casos, el más alto desde que en abril se registrara un fuerte repunte de contagios en ciudades importantes, como Shanghai.
Asimismo, Pekín ha informado de una fuerte escalada de infecciones, que el domingo ascendió a más de 4.700, en medio de las crecientes protestas y el malestar en la ciudad por el cierre de decenas de edificios de apartamentos. Hasta el domingo, la ciudad tenía 9.694 casos confirmados acumulados.
Por su parte, el Organismo Conjunto de Prevención y Control del Consejo de Estado ha reiterado su compromiso de tomar medidas enérgicas contra las malas prácticas de control de la COVID-19 y ha instado a las localidades a rectificar la aplicación incorrecta de las directrices.
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