Crónica
Putin pone cerco a Kiev
Los combates se recrudecen en todo el país. Las tropas rusas cercan la capital ucraniana
La ofensiva rusa se intensificó en todos los frentes ayer tras una jornada relativamente relajada y donde los mandos rusos se vieron obligados a desacelerar los ataques para reorganizar su estrategia ante la inesperada resistencia ucraniana. Diferentes fuentes informaron que desde el Kremlin se ha dado la orden de tomar Kiev antes del martes, pese a los continuos informes del Ejército del Aire ruso que señalan que tomar rápidamente la ciudad requeriría una alta potencia de fuego con resultados catastróficos para los civiles.
Es en la resistencia de la capital donde todos los ojos del mundo se posan expectantes. Cuando cesan las explosiones que asfixian al asfalto, en los momentos de valioso silencio, pueden escucharse los gritos y breves ráfagas que se disparan durante la caza de los saboteadores rusos infiltrados en Kiev.
El plan de Vladimir Putin para desestabilizar la capital antes de enviar al grueso de sus tropas (que actualmente se encuentran en la parte norte de la ciudad, todavía cercanas al aeropuerto de Antonov) no parece estar funcionando por el momento.
El primer ataque de combatientes chechenos enviados por el Kremlin para «limpiar» los edificios de la capital también fue rechazado y se espera que en las próximas horas se lance una nueva oleada. Centenares de tanques rusos (algunas fuentes mencionan hasta de 500 unidades blindadas) llevan movilizándose a Kiev desde la mañana del sábado. El mayor problema hasta ahora para los defensores es el intenso bombardeo que lleva sufriendo la ciudad desde hace días. Según el alcalde de la capital ucraniana, las tropas rusas habrían conseguido rodear Kiev, por lo que no se permitirán más evacuaciones. El cerco de la capital sería casi sinónimo de capitulación.
El plan de Putin para desestabilizar la capital antes de enviar al grueso de sus tropas (que actualmente se encuentran en la parte norte de la ciudad, todavía cercanas al aeropuerto de Antonov) no parece estar funcionando por el momento.
Hasta este momento, un corredor ubicado al sur de la capital permitía la salida de civiles en dirección a las fronteras europeas así como la entrada de refuerzos para defender Kiev del enemigo. Conocedores de la importancia de este corredor, las tropas rusas hacían todo lo posible para cerrar el cerco o sabotear los corredores. Intensos bombardeos en la noche de ayer destruyeron el depósito de gasolina de Vasilkov, a pocos kilómetros al sur de la capital, causando un duro golpe a Ucrania, que ya empieza a sufrir la escasez de combustible en todo el país.
Los mayores avances del Ejército ruso se están sucediendo en la zona Este del país, desde la zona del Donbás hasta la ciudad de Sumy, donde llevan registrándose combates toda la mañana, todavía sin un resultado cierto. Ucrania despertó ayer con la noticia de que ya entraron las tropas rusas en Járkov, icónica ciudad del este ubicada a escasos kilómetros de la frontera, y los combates están desarrollándose ahora en el centro de la ciudad.
El alcalde de la ciudad, Igor Terekhov, pidió a los ciudadanos que se quedaran en sus casas porque «la situación en la ciudad es muy tensa», antes de subrayar que las tropas ucranianas están ocasionando «graves pérdidas» al enemigo. Es en la región de Donbás donde el empuje ruso está siendo más efectivo. Tras una primera ofensiva que se introdujo en territorio ucraniano, tanto desde las autoproclamadas repúblicas independientes de Donetsk y Lugansk como desde la parte norte de Lugansk controlada por el Gobierno ucraniano, una ofensiva que consiguió avanzar varias decenas de kilómetros en un movimiento relámpago, el frente en esta zona parece haberse estabilizado de forma relativa en los últimos días.
Ha perdido demasiado terreno en las provincias del Donbás. La experiencia de combate de las tropas ucranianas parece equilibrar la balanza frente al poderío del arsenal ruso. Además, la larga espera por parte de las tropas rusas desde hace semanas, malviviendo la tropa en situaciones miserables, durmiendo en el suelo con lo puesto y sin acceso a rancho caliente, parece estar afectando el empuje tanto físico como psicológico de los ejércitos del Kremlin.
Tampoco está siendo fácil para Putin hacerse con el sur del país desde la Península de Crimea. Después de haber tomado las localidades de Kajovka y Jersón (haciendo frente a una impresionante resistencia ucraniana en defensa del puente de esta última), las columnas rusas han comenzado su avance al interior del país en dirección a Krivói Rog, la ciudad de mayor envergadura donde se esperan los próximos combates, y Odesa, que lejos de recibir al invasor con los brazos abiertos ya ha preparado decenas de miles de cócteles Molotov para repartir entre la población civil y hacer frente a las tropas rusas. Ya han hecho circular los servicios de inteligencia las diferentes marcas de identificación que utilizan los militares rusos. Los cuerpos de invasión procedentes de Bielorrusia tienen dibujadas en sus vehículos la letra «O» y la letra «V» en lo que respecta a las tropas rusas que atacan Kiev. Los vehículos rusos que atacan Járkov y Samy vienen señaladas con la letra «Z» o con un triángulo con dos rayas en su parte superior derecha.
Asimismo, en el informe diario de ayer, las Fuerzas Terrestres de las Fuerzas Armadas de Ucrania han cifrado en más de 3.000 los efectivos rusos muertos, así como 200 prisioneros de guerra. Han señalado que llevan destruidos 16 aviones rusos, 18 helicópteros, 102 tanques, 540 carros blindados y un sistema de misiles ‘Buk’. Por otro lado, las fuerzas militares de Rusia aseguran haber destruido 975 objetivos de la infraestructura militar de Ucrania desde el inicio del ataque.
Ayer, ambos países anunciaron que negociarán en Bielorrusia, un firme aliado de Moscú. Ucrania ha informado que lo hará sin condiciones en la frontera ucranio-bielorrusa, junto al río Pripiat, y que el régimen bielorruso responde por la seguridad de la delegación ucraniana. El ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Dmitro Kuleba, precisó en todo caso que su país no va a «capitular ni a entregar una pulga de su territorio», sino simplemente «escuchar lo que quiere decir Rusia» y «decir lo que pensamos de esta guerra».
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, explicó que aceptó este encuentro «para que más tarde ni un solo ciudadano de Ucrania tenga la menor duda de que yo, como presidente, no traté de detener la guerra». También confirmó que ha denunciado a Rusia ante la Corte Penal Internacional por genocidios.
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