¿Nueva asonada?
Los militares detienen al presidente de Burkina Faso en un aparente golpe de Estado
Roch Kaboré se encuentra detenido en un cuartel tras un supuesto motín para exigir mejoras en las Fuerzas Armadas
El presidente deBurkina Faso, Roch Kaboré, ha sido detenido por un grupo de militares en un aparente golpe de Estado en vías de triunfar. La detención se produjo tras los amotinamientos registrados en varios cuarteles –en los que se produjeron disparos- y las manifestaciones convocadas contra el mandatario –la sede del partido de Kaboré fue saqueada- en Uagadugú en la víspera.
Además, en la noche del domingo se produjeron tiroteos en el entorno de la residencia del presidente. No en vano, durante esta mañana pudieron verse varios vehículos blindados de la presidencia con señales inequívocas de haber sufrido el impacto de las balas e incluso con restos de sangre, según reportaba Al Jazeera. Desaparecido en esta jornada, el Gobierno había desmentido el domingo que los militares se hubieran hecho con el poder.
La motivación de la asonada estriba en la exigencia de los militares –que han sufrido en los últimos años importantes y repetidas bajas- al Gobierno de más apoyo en su lucha contra las distintas organizaciones yihadistas que operan por todo el país. En las últimas jornadas habían fracasado las conversaciones entre representantes de los militares golpistas y el ministro de Defensa burkinés, Aime Barthelemy Simpore. Denuncian los militares que el Gobierno vive desconectado de la dura realidad cotidiana de las tropas sobre el terreno.
El malestar es profundo entre militares –y también de una parte importante de la población, golpeada igualmente por la violencia terrorista- y el golpe se venía gestando desde el verano pasado. No en vano, a principios de mes las autoridades burkinesas desbarataron una supuesta intentona golpista.
Según AFP, además del presidente hay varios altos cargos del Gobierno y el Estado detenidos por los soldados golpistas. A esta hora, se desconocía tanto el estado como el paradero del presidente –según fuentes de la citada agencia se encontraba en “un lugar seguro”-, cautivo en estos momentos por los rebeldes.
“El tráfico funciona con normalidad, pero hay un número inusualmente alto de militares en los alrededores del palacio presidencial”, aseguraba el periodista de Al Jazeera Henry Wilkins. Por otra parte, hasta una decena de soldados y varios vehículos militares custodiaban ayer la sede de la televisión estatal RTB, aunque no se ha podido confirmar si se trataba de tropas golpistas o leales al Gobierno.
“El Ejército de Burkina Faso está muy mal equipado y falto de preparación para la guerra que se le ha pedido que libre. Su frustración con un gobierno también superado es comprensible. Lamentablemente es improbable que esto cambie las cosas”, aseguraba a la cadena catarí Michael Shurkin, antiguo analista político de la CIA y director de programas globales de la consultora 14N Strategies.
Un Estado fallido
No empieza bien el año en Burkina Faso, cuyo Estado se muestra incapaz de controlar el territorio y fronteras y garantizar la seguridad ante la proliferación de organizaciones armadas y la violencia interétnica. Desde la llegada de Kaboré, vencedor en las urnas en noviembre de 2005, tras el golpe de Estado frustrado contra el Gobierno interino, Burkina Faso se ha visto duramente golpeada por la violencia yihadista, en especial el norte del país. Con todo, Kaboré fue reelegido en noviembre de 2020 para un nuevo período de cinco años.
Tanto organizaciones yihadistas vinculadas con Al Qaeda como con el Estado Islámico campan a sus anchas en el país de África occidental, uno de los más pobres del mundo, en los últimos años. Miles de personas han perdido la vida y se estima que más de millón y medio de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares.
Recordemos que en abril del año pasado fueron asesinados a manos de un grupo afiliado a Al Qaeda en el sureste de Burkina Faso –una de las zonas que escapan al control del Gobierno- los periodistas españoles David Beriain y Roberto Fraile mientras trabajaban en un documental sobre los esfuerzos de las autoridades locales por proteger los parques nacionales. El pasado año fue asimismo el del regreso de los golpes de Estado a esta zona de África, pues se registraron cuatro asonadas –Chad, Mali, Guinea y Sudán- y varias tentativas más, entre ellas las registradas en Níger y el propio Sudán.