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Angela Merkel, la canciller de las crisis

Un sentimiento de agradecimiento y nostalgia invade a los alemanes de distinto signo en la despedida de la longeva canciller

Un afecto que contó con el respeto de una inmensa mayoría que, dejando de lado los idearios políticos, encomió en la figura de esta mujer el rol de canciller de Alemania
Un afecto que contó con el respeto de una inmensa mayoría que, dejando de lado los idearios políticos, encomió en la figura de esta mujer el rol de canciller de AlemaniaFABIAN BIMMERREUTERS

“Gracias por 16 años de duro trabajo”. La frase se puede leer estos días en multitud de marquesinas y anuncios repartidos por todo el transporte público de Berlín. Junto al eslogan, la foto de Angela Merkel. Un cartel publicitario que, para los ojos de una mayoría, tendría que estar patrocinado por su propio partido, la Unión Cristianodemócrata (CDU) pero no, es un anuncio de “StepStone”, un conocido buscador de empleo.

En la fachada de un edificio de la Schönhauser Allee, una de las avenidas más conocidas de la capital, otro anuncio de una marca de lácteos se despide de la canciller con un “Tschüss Mutti” (adiós mami, en español). En la imagen se ve a la canciller, con su conocida posición de las manos, sujetando un vaso de leche. Nadie se escandaliza. Al contrario, toda Alemania llega a las elecciones con sentimientos ideológicos divididos pero con la misma sensación de agradecimiento y nostalgia por la despedida de Angela Merkel.

Un afecto que, sustentado en la idiosincrasia germana, contó con el respeto de una inmensa mayoría que, dejando de lado los idearios políticos, encomió en la figura de esta mujer el rol de canciller de todos y cada uno de los alemanes. La travesía política con pequeños altibajos pero exenta en todo caso de histrionismo y escándalos por parte de la líder que dirigió el país durante los últimos 16 años está a punto de ser historia. Reservada, discreta, pero educada y pragmática. Justo la principal particularidad de un pueblo que, a pesar de los avatares del destino, siempre se refirió a ella como “Frau Merkel”. El británico “Financial Times” la denominó “Lady Europa” y más tarde la revista “Forbes” la bautizó como “la mujer más poderosa del mundo”. Una y otra vez.

Pero, ¿Qué se esconde detrás de Angela Merkel? Pocas personas lo saben y los intentos por llegar a esa esfera privada han sido casi siempre en vano. A la pregunta de una estudiante por las diferencias entre su hacer político y el de los hombres, Merkel respondió: “No es fácil decirlo porque no soy un hombre”. Típico de Merkel. Ella responde sin responder. Un instinto, cauto pero correcto, reflejo de sus años bajo el régimen comunista de la República Democrática Alemana (RDA), país en el que se crio, y de una educación guiada en sus primeros años bajo la batuta de un padre, reverendo luterano, y de una maestra que se vio privada de su ejercicio por razones ideológicas.

Según sus propias palabras, Merkel tuvo “una infancia maravillosa”, aunque también recuerda como, con las visitas de sus primos del oeste, se hacían más palpables las diferencias entre las dos Alemanias. “A mi madre siempre le preocupaba esa situación –asegura-. Mis primos siempre vestían mejores ropas que nosotros, pero esa circunstancia nunca me importó”. Al contrario, Merkel cursó bachillerato con un expediente escolar brillante especialmente en matemáticas y ruso y años después, en 1973, ingresó en la Universidad de Leipzig para cursar estudios de física.

Allí conoce a Ulrich Merkel –de quien toma el apellido- y con el que contrae matrimonio a la edad de 23 años. Ya en Berlín, Angela comienza a trabajar en un laboratorio, pone fin a su matrimonio y obtiene el doctorado en Física bajo la tutoría del profesor Joachim Sauer, asimismo divorciado y padre de dos hijos, con quien inició una relación sentimental que no sería formalizada en segundas nupcias hasta el 30 de diciembre de 1998. La pareja no tuvo descendencia y ella, por razones que no han sido aclaradas, no adoptó el nuevo apellido de casada. Por lo que se refiere a Sauer, ejerce con una cátedra de Química en la Universidad Humboldt de Berlín. Poco más se sabe de la vida sentimental de la canciller que no sea que reside discretamente junto a su marido en su piso de toda la vida en el centro de Berlín.”

Es una persona muy cerrada que aprendió bajo el régimen de la RDA a no expresar nunca lo que piensa”, dice su biógrafo, Gerd Langguth. Una postura que cumple a rajatabla en lo que se refiere a su vida privada y que comparte sin ningún tipo de titubeo con su marido que parece dispuesto a seguir enarbolando sin ningún tipo de perjuicio el título de “fantasma de la ópera”; apodo que le ha puesto la prensa alemana ya que solo se le suele ver en público en contadas ocasiones; como en la ópera, a la que el matrimonio es aficionado. Una situación que, sin embargo, no ha impedido que Merkel mantenga una relación casi maternal con los alemanes. Al igual que muchos de ellos, la canciller se relaja con tareas prácticas como la cocina, con una buena dosis de sueño, y en Navidad esquía.

Sus asistentes cercanos dicen que nunca grita, sino que recurre al sarcasmo. También, al igual que muchos de sus conciudadanos, Merkel elige la playa como destino vacacional y, en los últimos años, se le ha visto en diferentes localizaciones costeras del Mediterráneo no sin antes dar la orden en Berlín de que no se la moleste, amén de una privacidad que muchas veces se ha visto interrumpida ante la tenacidad de algunos fotógrafos de prensa. Además, le aterran los perros y los caballos, disfruta de las óperas de Wagner, descansa en su cabaña los fines de semana y le gusta ver los partidos de fútbol. Muchos alemanes saludan su simplicidad.

Una sencillez que ha caracterizado siempre a su persona y atuendo. Angela Merkel dirá muy pronto adiós a la política. El pasado julio alguien le preguntó cómo se imaginaba su retiro. Aunque hasta ahora siempre respondió con evasivas, esa vez dejó entrever que primero quería tomarse una pausa y no aceptar invitaciones. Tendrá que acostumbrarse a que otros harán su tarea pero, añadió: “creo que eso me va a gustar mucho”.