Un país en la encrucijada

Diez cosas sobre Afganistán que no conocías más allá de los talibanes

La cocina, la poesía, la riqueza de recursos naturales y el sentido del humor de los afganos, algunas de las curiosidades de este país golpeado por las guerras

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Afganistán tiene frontera con seis países pero carece de salida al mar. Durante más de doscientos años mantuvo un sistema monárquico que acabó en 1973. Su economía es muy precaria y se basa en la ganadería, los cultivos, especialmente el de opiáceos, y la guerra. Aunque posee en el subsuelo gran cantidad de recursos naturales, éstos no han sido explotados debido a la falta de seguridad y de inversiones. Más allá de la situación política tras la caída del país a manos de los talibanes, Afganistán es un país lleno de datos desconocidos para la mayoría de los occidentales.

1. Una dinastía monárquica de 226 años

Mohammed Zahir Shah fue el último rey de Afganistán, que gobernó desde 1933 hasta que fue depuesto por su cuñado en el año 1973. La razón por la que el país fue relativamente pacífico bajo su liderazgo es que la gente le veía como un símbolo unificador con el que todos podían identificarse. Su caída del trono desencadenó casi medio siglo de golpes de Estado, guerras e invasiones. Fue el último rey de una dinastía de 226 años de monarcas pastunes que gobernó Afganistán.

2. Un país como un puzzle

Afganistán es un mosaico de muchos idiomas, culturas, etnias y visiones del islam diferentes. No son árabes ni hablan árabe. Existen 14 grupos étnicos reconocidos: pashtunes, tayikos, hazaras, uzbecos, baluchis, turcomanos, nooristaníes, pamiris, árabes, gujars, brahuis, qizilbash, aimaq y pashai. Hay musulmanes suníes (84%), chiíes y sufíes. Los talibanes representan solo una pieza en este gran puzzle: el islamismo pashtún suní. La gran mayoría de su población tiene origen persa, pero también turco y preindoeuropeo, como muchos de quienes viven en Pakistán o India.

3. La pintura al óleo más antigua

Afganistán es la casa de las primeras pinturas al óleo más antiguas del mundo. Fueron halladas en las cuevas de Bamiyán, en las tierras altas centrales de Afganistán, y datan del año 650 a. C. En Bamiyán se desarrolló una floreciente civilización budista desde el siglo II hasta la invasión islámica del siglo IX. Cabe recordar que los dos grandes budas, los más grandes del mundo y realizados mediante la clásica mezcla de arte greco-budista, se encontraban en esta zona hasta que los talibanes los destruyeron en el año 2001, en un episodio que despertó una condena internacional unánime.

4. El macabro juego nacional

El buzkashi es el juego nacional en Afganistán. Considerado el juego más salvaje, consiste en agarrar cabras con jinetes montados a caballo que compiten para atrapar un cadáver de cabra y galopar lejos de los demás para dejarlo caer en un círculo marcado con tiza. Este juego tiene siglos de tradición, especialmente en el norte de Afganistán y tradicionalmente era un pasatiempos de los señores de la guerra afganos. En los últimos años hasta compañías afganas de telefonía móvil y aerolíneas privadas han financiado el buzkashi. Sin embargo, en Afganistán han crecido otros deportes como el fútbol y el skate, disciplinas en las que los deportistas afganos han cosechado avances en los últimos tiempos, sobre todo después de la caída de los talibanes en 2001. Está por ver si los fundamentalistas islámicos volverán a prohibir el fútbol.

5. Los talibanes, una criatura paquistáni

Los talibanes son un movimiento político y militar afgano de ideología fundamentalista islámica impulsado por Pakistán en los años noventa con el objetivo de implantar un emirato de corte fundamentalista. Tienen un origen pastún, que es la principal etnia de Afganistán. Llegaron a controlar el país a partir de 1996, pero fueron expulsados del poder en el 2001 tras la invasión afgana de Estados Unidos. Desde entonces han luchado en una guerra de guerrillas para recuperar el poder. No tienen formación intelectual amplia ni han sido educados en escuelas o universidades extranjeras sino en madrasas, las escuelas coránicas en las que el fin principal es que los alumnos aprendan el libro sagrado del islam. El principal postulado de los talibanes es la imposición de la sharía o ley islámica en todos los ámbitos de la sociedad.

6. La cocina, más que brochetas de cordero

La cocina afgana es uno de los grandes tesoros nacionales. Las familias se reúnen en torno a la comida para socializar y el huésped o invitado siempre es bienvenido ya que son una sociedad muy hospitalaria. Lo que más conocemos en Occidente de la gastronomía afgana es el kebab o la brocheta de cordero con arroz. Pero hay muchas influencias de países vecinos que hacen de los platos afganos una fabulosa mezcla de sabores de India, Asia y China. Destaca entre todos el Oshack, una especie de ravioli o tortellini relleno de una verdura similar a un puerro y cubierto con carne picada y yogur.

7. Un gran sentido del humor

El humor entre los habitantes de Afganistán es una moneda bastante corriente, incluso entre las mujeres que tanto han sufrido la persecución de los radicales es habitual escuchar chistes que hablan sobre su situación. Los cómicos profesionales han usado a los talibanes en los últimos años como tema recurrente para sus guiones en espectáculos. En un país que ha sido afectado por sucesivos regímenes violentos, el humor ha sido durante mucho tiempo un mecanismo de supervivencia. Incluso cuando estaban en el poder, los talibanes fueron blanco de las bromas, a puerta cerrada, sobre sus prohibiciones, desde sus controles para comprobar que las axilas están afeitadas (como manda el islam) hasta el programa de llamadas de radio donde la gente dedicaba canciones de mulás.

8. Los poetas, aclamados por la sociedad

En pocos países los poetas tienen un tirón popular más grande que en Afganistán. La temática de la cultura popular ha ido abriendo paso a obras con referencias directas a la situación que ha vivido el país en los últimos años. Así, el poeta Zehra Nigah ha escrito sobre niñas a las que se les negó la entrada a las escuelas bajo el mandato de los talibanes o sobre la complicada situación de los niños soldados obligados a llevar armas en un mundo en destrucción donde drones estadounidenses tiran bombas sobre suelo afgano.

9. Un territorio rico en minerales y litio

Ha sido definida como “la Arabia Saudí del litio”. Afganistán es un país rico en minerales, especialmente el litio -utilizado en baterías para automóviles eléctricos, teléfonos celulares y portátiles- pero también hierro, cobre, cobalto y tierras raras ansiadas por las grandes potencias. En 2010, un informe realizado por expertos militares y geólogos, estimó que Afganistán posee recursos minerales por un valor cercano a los 850.000 millones de dólares. Gran parte de esos yacimientos no han sido explotados debido a la situación de inestabilidad constante del país, lo que impide la llegada de inversiones.

10. Una bandera con muchos cambios

Afganistán es el país que ha experimentado el mayor número de cambios (21) en su bandera en el siglo XX. Los colores del emblema actual se basan los utilizados por primera vez en 1928. El negro representa la tradición, el rojo la sangre de los héroes caídos y el verde, el islam. El símbolo central ha sido usado por la monarquía y por los opositores de los talibanes y representa un promontorio y un nicho, orientado hacia La Meca. A los lados de este complejo se sitúan dos banderas fruto de la arquitectura de las mezquitas. Los talibanes han desafiado este símbolo del país estos días sustituyéndola con la bandera blanca inscrita con el Shahada, la declaración de fe islámica, que representa su Emirato Islámico.