Caótica retirada
Los aliados repiensan la OTAN tras el repliegue unilateral de Estados Unidos
Primeras críticas de los socios europeos al desastre de la salida afgana que desmiente el mantra de Biden de que América está de vuelta en la escena internacional
El fracaso de EE UU en Afganistán no solo supone un serio varapalo para la nueva Administración de Joe Biden, sino también para el conjunto de los aliados que han desplegado tropas sobre el terreno durante estos últimos 20 años y que han visto, impotentes, cómo la decisión de Washington les abocaba también a salir del país de manera caótica y apresurada. Armin Laschet, líder de los conservadores alemanes y sucesor de Angela Merkel ha calificado lo sucedido como “la mayor debacle” de la OTAN desde su nacimiento.
Paradójicamente, este revés histórico se produce en plena estrategia de seducción por parte del nuevo inquilino de la Casa Blanca, que en los últimos meses había proclamado una y otra vez que EE UU vuelve a ser el gendarme del mundo tras la convulsa era Trump y el más ardiente defensor del orden multilateral surgido tras la Segunda Guerra Mundial.
Pero la espantada de Afganistán reabre una vez más el debate sobre la excesiva dependencia europea en política exterior debido al poderío militar estadounidense, aunque todo indica que será difícil encarrillar la discusión hasta que se despeje quién será el sucesor de la canciller alemana tras las elecciones del próximo 26 de septiembre.
Precisamente, Berlín siempre ha sido más reticente que París a la hora de dar pasos hacia una política de defensa europea más independiente de EE UU y ha mostrado recelo hacía el concepto de “soberanía estratégica” pregonado una y otra vez por el presidente Emmanuel Macron y defendido en los pasillos de las instituciones europeas. La ministra de Defensa alemana, Annegret Kramp- Karrenbauer ha reconocido esta semana en una entrevista a la cadena de televisión ZDF la necesidad de reflexionar sobre el papel de la OTAN y los socios europeos: “La pregunta que debemos hacernos también es si estamos dispuestos a asumir las consecuencias, a tomar medidas que habíamos dejado hasta ahora a los estadounidenses”.
La buena imagen de la gira europea de Biden en el mes de junio se ha hecho añicos en apenas una semana. Los socios europeos han comprobado estupefactos como, a la hora de la verdad, EE UU se ha guiado más por el “America first” de Trump que por el “America is back” de su sucesor. Según ha reconocido el consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, Biden esperó hasta el pasado miércoles por la noche para ponerse en contacto por primera vez con el primer ministro británico Boris Johnson, y no fue hasta este jueves cuando habló por teléfono con Merkel.
Ben Key, vicealmirante y el máximo responsable de la operación para la evacuación de los británicos presentes en el país, también aseguró el pasado martes al periódico “The Times” que Reino Unido no estaba formando parte de las discusiones entre los talibanes y Estados Unidos tras la caída de Kabul y que no tenía “ni idea” sobre los acuerdos para mantener el aeropuerto abierto para proceder a las repatriaciones.
De momento, Biden ha abierto la puerta a que las tropas norteamericanas permanezcan en el país más allá del 31 de agosto, fecha inicialmente prevista, debido a los retrasos en las evacuaciones de sus nacionales y de los afganos que durante estos años han ayudado a los militares estadounidense y cuya vida se encuentra ahora en peligro.
“Estados Unidos sigue siendo, de lejos, nuestro mayor aliado, pero por alguna razón que desconozco parece como si para ellos nosotros no fuésemos lo mismo”, se ha quejado amargamente un alto cargo del Gabinete de Johnson también en “The Times”. La sesión del miércoles en la Cámara de los Comunes con la presencia del primer ministro se convirtió en un constante lamento sobre la excesiva dependencia europea respecto a EE UU, a pesar de que Reino Unido persigue una relación lo más estrecha posible con Washington tras el portazo del Brexit.
Según asegura la agencia alemana Dpa, la habitualmente prudente Merkel reconoció en una reunión interna de su partido esta semana que la retirada de Afganistán se había producido por “cuestiones internas” de la política estadounidense y que la permanencia de las tropas alemanas y del reto de los países era inviable. A pesar de que las críticas “sotto voce”han sido una constante en las cancillerías europeas, el secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, aseguró este pasado martes que ningún país se había planteado seguir en Afganistán tras la salida de EE UU y repitió gran parte de los argumentos de Biden en su discurso a la nación del día anterior.
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