UE-Reino Unido

Barnier revela en sus memorias las “disputas, los golpes bajos y las traiciones” en las negociaciones del Brexit

El ex negociador europeo, que se resiste a confirmar aún sus ambiciones al Elíseo para 2022, retrata a Macron como duro, oportunista en ocasiones y emisor de “declaraciones brutales” a la Prensa

Michel Barnier fue durante cuatro años el representante de la UE en las negociaciones de divorcio con Reino Unido
Michel Barnier fue durante cuatro años el representante de la UE en las negociaciones de divorcio con Reino UnidoFrancisco SecoAgencia AP

A sus 70 años, Michel Barnier atesora una experiencia política de medio siglo como ministro de Exteriores, Asuntos Europeos, Agricultura y Medio Ambiente de Francia y como comisario europeo de Mercado Interior y Política Regional. Sin embargo, su popularidad internacional se la debe a su cargo de negociador jefe para el Brexit entre 2016 y 2020. Cumplida su misión tras cuatro años de tortuosas negociaciones con un acuerdo logrado “in extremis” la pasada Nochebuena, Barnier se prodiga por los medios franceses para promocionar su libro de memorias “La gran ilusión. Diario secreto del Brexit” y, de paso, explorar el terreno para una eventual candidatura al Elíseo en 2022.

A través de sus 540 páginas, el político saboyano hace gala de la prudencia y la templanza con la que hecho frente a las bravuconadas británicas durante estos años. ”Soy de Saboya y estoy orgulloso de ello. Un montañés, y estoy acostumbrado a largas caminatas en la montaña, para tener cuidado donde pongo los pies. Una caminata puede ser peligrosa y tenemos que vigilar la cima, incluso si a veces es para ver el horizonte”, explica a la emisora de radio France Inter.

Para Barnier, que no ha dudado de calificar el Brexit como un «un fracaso» y «una advertencia», las negociaciones de divorcio entre Reino Unido y sus antiguos socios son el resultado de “las disputas, los golpes bajos, las múltiples traiciones y las ambiciones frustradas de un cierto número de parlamentarios conservadores”.

Al actual “premier” británico, Boris Johnson, lo compara con un hombre “avanzando como una excavadora, intentando manifiestamente abrirse camino hacia adelante” sin comprender completamente las complejidades legales de las negociaciones. Lejos de menospreciar al líder “tory”, Boris le describe como “pragmático”, “más eficiente de lo que algunos podrían pensar” y alguien que “no debe ser subestimado”.

Sin embargo, considera el políticos francés, los intentos “a veces incómodos” de Johnson de apegarse al ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump pueden haber sido su mayor error. “No creo que Joe Biden tenga una relación privilegiada con Boris Johnson”, concluye.

A su antecesora en Downing Street, Theresa May, Barnier la recuerda con una mezcla de admiración y lástima: “Una mujer valiente y tenaz rodeada de muchos hombres que antepusieron sus ambiciones personales a las de su país”. Al final, glosa, May “se agotó, en una batalla permanente con sus propios ministros y con su mayoría parlamentaria”. Con todo, el negociador europeo no oculta su sorpresa cuando, en enero de 2017, la entonces “premier” glosó en un discurso en Lancaster House las “líneas rojas” británicas antes de sentarse si quiera a negociar. “¿Estamos seguros de que la votación del referéndum le dio al Gobierno británico un cheque en blanco por una ruptura tan limpia?”, se pregunta.

En opinión de Barnier, la estrategia de Londres en la negoción combinaba globos sondas y “cortinas de humo” en un intento por ganar influencia. Así, una propuesta británica de última hora sobre la pesca -presentada pocos días antes de que se agotara el plazo para producir el acuerdo comercial- era un engaño, un documento “lleno de trampas, falsos compromisos y retrocesos”. El equipo de la UE, escribe, se vio obligado a desmontarlo, paso a paso, hasta el punto del “agotamiento”.

Sobre el dirigente euroescéptico Nigel Farage, uno de los impulsores clave de la salida de Reino Unido de la UE al frente del partido UKIP, Barnier recuerda que “fue tan cordial y educado en privado como era violento y demagogo en público”. En sus palabras, Farage pero sobre todo David Cameron, que convocó como “premier” el referéndum en 2016, y el propio Johnson “tienen una responsabilidad real ante la historia de su país”.

Pese a los desvelos y horas de trabajo causados por los tres homólogos británicos que se sucedieron en las negociaciones (David Davis, Dominic Raab y David Frost), Barnier no parece guardar ninguna inquina a los británicos: “Siempre he preferido el desayuno inglés, con huevos fritos, a los croissants franceses”.

Como hábil diplomático, Barnier no termina de deshojar la margarita sobre si aspirará a ser el candidato de la derecha francesa a las presidenciales de abril y mayo de 2022. Al parecer, se dispondrá a hacerlo en septiembre tras explorar sus posibilidades reales de enfrentarse al actual presidente francés, Emmanuel Macron, y a la líder ultraderechista Marine Le Pen, favoritos, según todos los sondeos, en disputarse la segunda vuelta, como ya lo hicieron en 2017. Por cierto, que al inquilino del Elíseo Barnier no solo le dedica elogios. Describe a Macron como o duro, oportunista en ocasiones y emisor de “declaraciones brutales” a la Prensa.

Pero el político conservador desliza que “me estoy preparando para estar presente y ser un actor en este debate presidencial porque creo que puedo aportar algo”. En lo que podría considerarse su prioridad política, asegura que “juntos, vamos a sentar las bases de una nueva prosperidad. Nuestro trabajo comienza por Francia. Lo que los franceses no haremos por nosotros mismos, nadie lo hará por nosotros”.